viernes, 2 de septiembre de 2022

Su pareja la golpeó y amenazó de muerte y la Fiscalía ignoró su caso

 

 

| Realismo Trágico

Doble discurso de la Fiscalía y su titular, Ernestina Godoy, porque para una mujer ir a denunciar al MP es un infierno. Ahora Diana Laura vive escondida en casa de su mamá en Tláhuac

Un tercio de las mujeres sufren violencia dentro de su relación de pareja.
Crédito: Cortesía de UCSP

Despertó a la mujer de madrugada y le ordenó que se levantara de la cama para golpearla en rostro y cuerpo, la azotó con el cable de una plancha, estuvo a punto de picarla con un alambre y para su fortuna eso sólo quedó en amago, pero el tipo le lanzó la primera amenaza de muerte, porque le advirtió que si no era de él no iba a ser de nadie, además le dijo que si iba a denunciarlo se desquitaría con una de sus hijas.

No era la primera vez que Carlos Osiel golpeaba con tanta saña a Diana Laura, ya lo había hecho, pero ella se había resistido a denunciarlo; sin embargo, tras la golpiza que aquel le propinó el pasado 25 de agosto, la mujer finalmente se decidió a presentarse en la agencia Izp 8 de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, pero como suele suceder con quienes integran la legión del pueblo bueno y sabio según el presidente López, por ser de esa gente humilde que vive al día, no le hicieron caso.

Sí, efectivamente, le tomaron su declaración (Carpeta de investigación: ci-fiizp/izp-8/ui-3 c/d/02064/08-2022), pero se la tomaron con esa indolencia propia de burócratas de oficio que si no ven modo de sacar dinero al denunciante, todo lo hacen de mala gana, redactan actas como si lo hicieran con los pies, y obvio, el chambismo no deja nada bueno. Escribieron mal el nombre del energúmeno y la dirección de la vivienda que ambos compartían. Derivado de eso, el Ministerio Público le garantizó al arrebatado sujeto total impunidad, porque al no estar bien escrito su nombre, no hay elementos para proceder en su contra.

La misma historia de siempre, la fodonguez que se proyecta a la sociedad por la cabeza de la institución termina por contagiar a los analfabetas funcionales que ahí pululan, las consecuencias son que ahora la Fiscalía no ha procedido contra el individuo que, como miles en el mundo desgraciadamente, tiene serios problemas debido a sus complejos y traumas que lo hacen un potencial feminicida.

Parece que en la Fiscalía capitalina solamente se activan cuando de proteger a algún cuate del jefe de la 4T se trata, fuera de eso no rebuznan porque bien sabe el burro en que casa lo hace. Bendito doble discurso de la Fiscalía y su titular, Ernestina Godoy, en lo relacionado con el tema de violencia contra las mujeres. Puro choro discursivo. Puro cuento. El sello del régimen.

La denuncia de una mujer de origen humilde, la cual forma parte del pueblo bueno y sabio que debe sufrir la andanada de golpes cada vez que a su concubino los complejos le obnubilan el entendimiento, a la Fiscalía no le importa. Parece ser que la condición para que en la Fiscalía se dignen a atender una denuncia de agresión a una mujer, es que ésta se presente a denunciar ante el MP medio muerta y bañada en sangre.

Carlos Osiel, a quien el bendito (o la ínclita) burócrata que le tomó la declaración a Diana Laura, porque su nombre lo tecleó como Osuel, sigue libre por las calles sin ser llamado a rendir cuentas, mientras la víctima de violencia familiar tiene que seguir oculta para que el desequilibrado no cumpla su amenaza. Y todo porque un día el tal Osuel se ausentó varios días de la vivienda que compartía con Diana Laura en un predio irregular de la Colonia Lomas de San Lorenzo en Iztapalapa. Pero regresó cuando supo que la mujer había conocido a un joven y se mensajeaba con él por WhatsApp.

Como buen machín mexicano eso no le gustó.

Y ya sabe usted, a cada trancazo que el agresor le daba, no dejaba de soltarle eso de que si no era de él no sería de nadie, como típica cantaleta del acomplejado.

El testimonio de Diana Laura

«Tengo un concubinato con Carlos Osiel (Osuel) de tres años habiendo procreado dos hijos, nuestro domicilio es en un predio irregular de la Colonia Lomas de San  Lorenzo, Iztapalapa. El 25 de agosto pasado me golpeó en la cara y cuerpo en la mañana, también lo hizo con el cable de una plancha, me amenazó con picarme, me dijo que no se le olvidaba que cuando estuvimos separados conocí a un chavo que me enviaba mensajes».

«No es la primera vez que me agrede, pero no había denunciado antes. Me dijo que si no era de él no sería de nadie, que prefería verme muerta; que si lo demandaba se iba a desquitar con una de mis hijas; luego de la golpiza le pedí que nos fuéramos a trabajar, porque trabajamos en la alcaldía Iztacalco, ahí cuidamos carros, y hasta allá me fue amenazando».

«Al regresar a la casa me quiso volver a golpear, dijo que me iba a ahorcar cuando estuviera dormida, que me iba a cubrir con unas cobijas y se iba a ir; toda la noche estuvo parándose, no dormimos esa noche. Más tarde se paró con el pretexto de ir al baño y me advirtió que no iba a parar hasta que me matara».

«Al día siguiente en la madrugada salimos a trabajar y me iba gritando que era una perra, una puta y que nunca iba a dejar de estar pegándome, que siempre había querido golpearme y dejarme tirada. Subimos al camión y ahí me siguió diciendo cosas, me pegó en el pie izquierdo con el puño cerrado pidiéndome que me bajara del camión si no él me iba a bajar».

«Le dije que yo no me bajaba, pero al final me bajó, fue en el Metro Tezonco, me dijo que nos regresáramos a la casa porque si no me iba a empezar a pegar ahí, le dije que no porque yo tenía que ir a trabajar para pagar el vidrio de mi comedor. Me dijo está bien, vete a trabajar, y me cruzó la avenida Tláhuac, pero ya no fui a Iztacalco, me dirigí a la casa de mi mamá donde me quedé y ahí habito actualmente».

«Le marqué para que me entregara las llaves donde vivo y mi teléfono celular, pero se negó a entregármelo, me dijo que si lo quería ver que fuera a la Avenida Tláhuac para darme mis cosas y que esto no se iba a quedar así, que él ya sabía que mis hermanos habían ido a pedirle mis cosas, que si éstos le hacían algo o se acercaban con él los iba a ir volando uno por uno, porque no sabía con quién me estaba metiendo».

«Le marqué de nuevo para que me entregara mis cosas, pero me dijo que no me iba a entregar nada y que le hiciera como quisiera, y que si lo iba a demandar que lo hiciera, que al cabo un papel sólo iba a ser una demanda, pero a mí quién me iba a regresar la vida. Me dijo que él iba a cumplir su venganza de matarme aunque le pidiera perdón. Que cuidado con presentarme a esta agencia para formular querella o denuncia por el delito de violencia familiar».

«Según me dijeron la carpeta fue remitida para su continuación a la Fiscalía de Investigación de Delitos de Violencia Familiar, que es allá donde debo acudir para continuar con el proceso».

Nadie la ha llamado de la Fiscalía

Sólo que no hay proceso porque La Fiscalía de la señora Godoy ha de haber archivado el caso. Desde entonces a la fecha nadie de la Fiscalía la ha llamado, como consecuencia, Diana Laura vive con miedo de toparse a Osiel en la calle y que éste cumpla su amenaza de matarla.

Mientras tanto, por séptimo mes consecutivo la violencia familiar es foco rojo en las demarcaciones del suroriente de la capital del país, como son Iztapalapa, Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta.

Una vez más ha quedado en evidencia que para una mujer ir a denunciar un caso de violencia familiar al MP significa un infierno, y lo es porque la Fiscalía las revictimiza. Sólo resta esperar a que Diana Laura no engrose la estadística de feminicidios en la capital del país.

Con información de Noticiudadana


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