martes, 13 de diciembre de 2022

Favorece a Sheinbaum un núcleo ejidal 'descabezado' en Tlaltenco

Mercado Sobre Ruedas                                                                                                                            

 

| Columna de Zaratustra |

§  El del consejo de vigilancia funciona como tapadera

§  Hubo rechazo al proyecto del humedal en Los Pozos

§  Misoginia y violencia de género en comisariado ejidal

Según la Ley Agraria, si la presidencia del comisariado ejidal de San Francisco Tlaltenco en Tláhuac se encuentra acéfala, quienes están facultados para atender imprevistos son los suplentes de los titulares, sólo que el suplente de Juan Manuel Romero Santillán (ahora ex presidente) falleció durante la pandemia, se llamaba Maximino. Sin embargo, aun cuando Romero ya dejó de ser el presidente del comisariado ejidal, sigue ejerciendo funciones y no quita el dedo del renglón para convocar a los ejidatarios a que firmen su autorización a fin de que sobre sus parcelas pase un camino y sea introducida la tubería que llevará agua dizque tratada al humedal de Los Pozos.

Quien sí se mantiene en funciones es el consejo de vigilancia, presidencia a cargo de Antonio Leyte, porque el único objetivo que justifica su vigencia es para convocar a la nueva elección, porque tampoco puede firmar ni autorizar ningún trámite.

A partir del pasado cuatro de diciembre, el señor Leyte dispone de 60 días para convocar a la nueva elección para determinar al sustituto de Juan Manuel. Y si no convoca a elección, como parece que así será debido a que el señor Romero está muy comprometido con la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, para hacerle el trabajo sucio en el ejido, tendrá que convocar la Procuraduría Agraria. Nos dicen que en Tlaltenco nunca se ha dado ese caso, pero en otras comisarías ejidales sí.

Por lo pronto, en la Procuraduría Agraria ya tienen idea del grado de enojo de los ejidatarios de Tlaltenco por la gestión de don Juan Manuel, que continuó los años de corrupción en dicho núcleo ejidal. Nos dicen que a los ejidatarios les costó mucho trabajo obligar a la Procuraduría Agraria para que convocara a la asamblea del 27 de noviembre pasado, estuvieron como cuchillito de palo más de 10 meses y sólo fue hasta que enviaron un oficio a la presidencia de la República y uno más a los tribunales agrarios, en los que denunciaron la negligencia y presunto encubrimiento de la opacidad con que se desenvolvía la comisaría ejidal, que aceptaron convocar a la asamblea.

Además de que pusieron al tanto a los magistrados de los tribunales agrarios de las irregularidades en el núcleo ejidal de Tlaltenco, los ejidatarios interpusieron una queja en derechos humanos.

El del consejo de vigilancia avaló permiso en Los Pozos

Nos cuentan que las cinco mujeres que integraron la mesa directiva del comisariado ejidal nunca trabajaron con don Juan Manuel porque jamás fueron informadas ni tomadas en cuenta para nada, mucho menos lo hizo con el proyecto de los humedales en el polígono de Los Pozos.

El comisariado ejidal es un órgano colegiado, por lo que cualquier autorización que se deba hacer tiene que llevar la firma correspondiente de la secretaria y la tesorera, cargos que recayeron en mujeres. Esto es, que la autorización que el presidente de marras dio por escrito a la empresa constructora del supuesto humedal de aguas turbias debió contar con las tres firmas, pero no fue así, el señor romero Santillán, nos dicen, firmó solo.

Aunque no tan solo, porque la otra firma que tenía el permiso fue la de don Antonio Leyte, el del consejo de vigilancia, quien por ley no puede firmar ningún documento para avalar lo que Romero hacía; sin embargo, a la usanza de la llamada cuarta transformación –y seguramente por instrucciones del titular del Sistema de Aguas de la Ciudad de México– estampó su rúbrica, firmó para avalar la introducción de la tubería al polígono.

Según nos comentan, ellos firmaron el primero de diciembre, justo a tres días de que terminara el período de la comisaría ejidal.

El señor Leyte en lugar de haber denunciado al presidente del comisariado ejidal y exigirle cuentas, porque tenía las facultades para hacerlo, actuó en complicidad con él.

Ejidatarios cuestionaron a Juan Manuel por Los Pozos

Cuando Juan Manuel se presentó en la asamblea general del 27 de noviembre, en lugar de rendir cuentas y sin que nadie se lo pidiera se puso a presentar el proyecto del humedal a los ejidatarios.

Fue entonces cuando estos le dijeron que ya no era tiempo de que promoviera el proyecto y que eso debió haberse ejecutado antes de que se removiera un solo metro cúbico de tierra, no ahora que ya está todo destruido, tras de que se había violentado la Ley de Núcleo Agrario, porque para autorizar el proyecto la asamblea general de ejidatarios debió haber votado si lo querían o no.

En esa asamblea –realizada en el Centro Social de Barrio de San Pedro Tláhuac porque don Juan Manuel tuvo miedo de que se celebrara en el salón ejidal de Tlaltenco debido a que ahí, según dijo, no se sentía seguro–, los ejidatarios ante representantes de la Procuraduría Agraria, le exigieron a Romero Santillán que notificara al gobierno de la Ciudad la orden de que suspendiera la construcción del humedal con aguas tratadas de Iztapalapa, hasta en tanto no se les garantizara que esas aguas no ocasionarían daños a la salud.

Pero don Juan Manuel no hizo caso, según nos dicen, el lunes todavía andaba convocando a ejidatarios para convencerlos de que firmaran la aprobación de que la empresa constructora causara estropicios en sus parcelas para meter por éstas la tubería con la que alimentarán el humedal.

La misoginia del comisariado ejidal

Aun cuando la Ley Agraria dice que la mesa directiva debe actuar como cuerpo colegiado, como anotamos líneas antes, las cinco mujeres que tuvieron cargos y funciones, como fueron los casos de la secretaria y tesorera, además de haber sido ignoradas tres años sufrieron violencia de género. Y por esa violencia ellas y otras tres más interpusieron una denuncia en la Procuraduría Agraria por misoginia.

Desde que don Juan Manuel comenzó con su gestión de presidente del comisariado ejidal, advirtió a las mujeres que no iba a necesitar de sus servicios porque él la iba a hacer de presidente, secretario y tesorero.

Para mayores señas, nos refieren que le dijo a las mujeres: «Ustedes nada más van a estar para firmar lo que yo les diga y yo nada más voy a dirigir».

En efecto, las mujeres no firmaron ningún documento de la comisaría ejidal, por lo que en la asamblea del 27 de noviembre se le informó al señor Romero Santillán que tanto en la Procuraduría Agraria como en la Corena había una queja interpuesta relacionada con su propensión a firmar documentación relacionada con el órgano colegiado de forma individual.

Por último, nos informan que también hay una denuncia contra el ahora ex presidente del comisariado ejidal de Tlaltenco en la Secretaría del Trabajo del gobierno capitalino, porque en esa dependencia cuando se puso a otorgar apoyos para el desempleo, don Juan Manuel al parecer inscribió a toda su parentela a más no poder.

Sí, «a más no poder», nos relataron.

Mientras tanto, la construcción del humedal en el polígono de Los Pozos continúa, bajo la consigna suprema del presidente López lanzada en sus patéticas «Mañaneras», de que no me vengan con que la ley es la ley.

El ejido de Tlaltenco es ya un estorbo para la «transformación» y la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, está dispuesta a fomentar la expansión de la mancha urbana en suelo de conservación. Mientras tanto, sirve a sus intereses el que la comisaría ejidal de Tlaltenco esté descabezada.

¡Cosas veredes de aberrante forma lector, lectora, en un campo sin quijotes ni rocinantes!


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