Directora de Jurídico en Tláhuac se rehusó a clausurar obra sin permiso

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| Columna de Zaratustra | §  Erika Leyte trató el asunto en su domicilio, no en su oficina §  También sustituyó a la oficialía de partes y recibió ahí un oficio §  Con esto se benefició al dueño de una ferretería en Tlaltenco

El oficio dirigido al director general de Obras Aunque no es problema de doña Erika Leyte Ruvalcaba, directora general de Gobierno y Asuntos Jurídicos de la Alcaldía Tláhuac, dirimir y determinar lo correspondiente a la propiedad de un predio intestado, tras de que un vivales a espaldas de su familia vendió una franja a un particular, sí lo fue el que la funcionaria hubiese pasado por alto la construcción de una obra sin los permisos correspondientes en Avenida Tláhuac 29, a la altura de San Francisco Tlaltenco, que ahí realizó quien compró de buena fe, según nos dicen. Tras de que a mediados del año pasado un integrante de la familia que lleva a cabo lo conducente a fin de determinar la situación legal del predio intestado vendió una franja de 200 metros cuadrados al propietario de una ferretería contigua, éste procedió de inmediato a construir una barda para delimitar su propiedad, lo que llevó al señor Félix Hernández Rioja a indagar en la alcaldía si la obra tenía los permisos conducentes. Al primero que le preguntó mediante oficio si la obra contaba con los permisos requeridos por la propia alcaldía fue al director general de Obras y Desarrollo Urbano, Raymundo Chávez Padilla, pero éste jamás le respondió por escrito. Si bien el asunto del predio intestado no es competencia de la alcaldía, nos dice nuestro asesor en la materia que la funcionaria sí debió intervenir como lo solicitó mediante oficio el señor Félix Hernández Rioja, a nombre de la familia en posesión del predio intestado, porque le pidió que clausurara la obra debido a que el comprador de una parte del predio inmediatamente se dio a la tarea de construir una barda para delimitar lo que había comprado de buena fe, pero sin tener los permisos necesarios. A pesar de que el señor Hernández Rioja le informó de la situación del predio a la directora general de Gobierno y Asuntos Jurídicos, ésta le pidió que el asunto no se lo fuera a tratar a su oficina, como debía ser, sino que se dirigiera a su domicilio particular, localizado en San Francisco Tlaltenco. Doña Erika también le pidió que fuera en su domicilio donde entregara el oficio que había preparado, y no en la oficialía de partes de la Alcaldía, como obligaba la norma. Tal parece que doña Erika Leyte desconoce el sabio adagio que aplica a la perfección para los asuntos de orden público y que a la letra dice: No hagas cosas buenas que parezcan malas. En su primer oficio, el afectado –quien tiene un establecimiento comercial en la esquina de venta de huevo–, pidió al director general de Obras, Raymundo Chávez Padilla, que se le informara si la construcción realizada en Avenida Tláhuac 29 cumplía con la licencia de construcción oficial, debido a que el predio se encontraba intestado, por lo que no se podía hacer ninguna modificación. Pero don Raymundo no quiso responder por escrito, aunque sí le recomendó de manera verbal que se dirigiera con la señora Leyte. El oficio para la directora de Gobierno y Asuntos Jurídicos Como es de suponer, la funcionaria tampoco dio respuesta a la pregunta y de igual forma tampoco citó a don Félix a su domicilio para explicarle el por qué de su misteriosa actuación como servidora pública. En ese segundo oficio, fechado el 20 de julio de 2020 –el cual la funcionaria recibió en su casa donde le puso sello oficial y firmó simplemente con su segundo nombre de Angélica–, el señor Hernández Rioja solicitó a la Dirección General de Gobierno y Asuntos Jurídicos que procediera a clausurar nuevamente la obra en construcción, debido a que tras de haberlo hecho en una ocasión (como para cubrir las apariencias), mañosamente los empleados de dicha oficina colocaron los sellos de clausura de forma vertical para que el responsable de la obra, el señor Jorge Luis Ángeles Espinoza y sus trabajadores de la construcción, pudieran continuar con el levantamiento de la barda divisoria al abrir el zaguán de la entrada sin necesidad de que alguien fuera a romper los engomados. El tema del predio intestado corresponde dirimirlo a un tribunal competente como es el civil, pero a doña Erika le tocaba prohibir que ahí se llevara a cabo cualquier obra si el dueño carecía de los permisos correspondientes. Sin embargo, no procedió como lo dictaba la norma. ¿Por qué? Los malpensados dicen que tal vez la funcionaria quiso ayudar a quien compró de buena fe la franja del predio intestado, y que esa habría sido la razón para que nunca le respondiera el oficio al señor Hernández Rioja. Lo curioso de todo esto es que quien se desempeña como directora general de Gobierno y Asuntos Jurídicos ya hasta fungió por unos días como encargada del despacho de la alcaldía debido a una licencia que solicitó don Raymundo Martínez Vite quien, por cierto, uno podría suponer que nunca se enteró de la omisión de la funcionaria ni del proceder de su director de Obras, situación que terminó por beneficiar a un particular que, al comprar de buena fe, pudo expandir la propiedad donde tiene el negocio de una ferretería. Y ponemos en duda que el alcalde tuviera conocimiento de esta situación, porque él un día comentó que había asuntos de los cuales sus colaboradores no le informaban. ¿Será éste uno de esos casos? Ahora que todo esto del predio intestado, ciertamente, estará en manos de un juez, quien habrá de resolver la situación del mismo, pero por lo pronto, la forma en como ejerce el servicio público doña Erika, con eso de favorecer a través de su omisión a unos y pasar a torcer a otros, como que no los hizo diferentes de los neoliberales, como tanto alardea en sus conferencias mañaneras el presidente López. Cosas del funcionamiento de la dizque cuarta transformación... Al tiempo.