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El flujo migratorio de niños y adolescentes comenzó a registrarse desde la post-revolución |
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Aída Silva Hernández |
Aunque
a la fecha no se han registrado cifras superiores a las tendencias de años
previos, se vislumbra que podrían sobrepasar los casi tres millones de mexicanos
que fueron deportados durante la administración de Barack Obama… En
esta circunstancia, estudiosos de la migración hacen énfasis en un aspecto de
impacto social: la repatriación de los menores migrantes no acompañados y la
obligación del Estado mexicano de atenderlos y garantizar sus derechos, establecidos
tanto en la Ley de Migración como en la Ley General de los Derechos de Niñas,
Niños y Adolescentes… Durante 2016 fueron repatriados 219 mil 932 mexicanos,
de los cuales 13 mil 746 fueron menores de edad, según datos de la Secretaría
de Gobernación; un año antes, sumaron 11 mil 743 niñas, niños y adolescentes…
Al respecto, la doctora Aída Silva Hernández, profesora investigadora
de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), destaca que aunque en
su discurso el presidente Donald Trump no ha hecho distinción etaria
en las deportaciones, es un hecho previsible que incluirán a niños y
adolescentes… «Con las nuevas políticas puede proyectarse que aumente el número
porque se está reforzando el control en el cruce y se está deteniendo sin una
condición diferencial. Para él todos son infractores, sin destacar si se
trata de personas en una situación de vida particular, como pueden ser niñas,
niños y adolescentes, ni tampoco que están acompañados o no acompañados»,
dice… Frente a un posible arribo masivo de connacionales, el doctor Óscar
Misael Hernández Hernández, investigador de El Colegio de la Frontera
Norte (Colef), considera que las ciudades fronterizas no están preparadas
para acogerlos, sobre todo porque los albergues se verían rebasados para
atender a los menores… En México, existen 11 módulos ubicados en las ciudades
de Tijuana y Mexicali, en Baja California; San Luis Río Colorado y Nogales,
en Sonora; Ciudad Juárez-Ojinaga, en Chihuahua; Ciudad Acuña y Piedras Negras,
en Coahuila; y Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, en Tamaulipas; a través de
los cuales ingresan los mexicanos deportados por autoridades estadounidenses…
En los casos para menores de edad no acompañados se siguen mecanismos de
atención en colaboración con el Sistema para el Desarrollo Integral de la
Familia (DIF) nacional y estatales, procurando la reintegración con sus
padres o tutores… No obstante, las historias de los miles de menores mexicanos
acompañados y no acompañados que han sido repatriados comenzaron a escribirse
tiempo atrás, conformadas de experiencias migratorias particulares…
Rumbo
al norte…
El
flujo migratorio de niñas, niños y adolescentes comenzó a registrarse desde
la post-revolución, y fue hasta la década de los noventa que los procesos de
repatriación de Estados Unidos a México fueron considerados por la academia
para su estudio. En Cuando la vida
pronto atraviesa fronteras. Niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados
en el corredor Centroamérica-México-Estados Unidos, un cuadernillo de
divulgación editado por el Colef, la doctora Aída Silva Hernández destaca
que desde entonces, y a la fecha, esta problemática ha mostrado variantes en
relación con las causas que promueven su emigración bajo la condición de «no
acompañamiento»… De acuerdo con el documento, en el año 2000 el Sistema
Nacional DIF reportó la atención de ocho mil 768 niños y adolescentes
migrantes no acompañados en su red de albergues; la cifra creció a partir de
2004, llegando en 2007 a 21 mil 73 mexicanos menores de edad en calidad de no
acompañados… En Estados Unidos, el problema se tornó más crítico, al grado
que en 2014 el flujo de migrantes menores no acompañados fue de 51 mil 700,
la mayoría centroamericanos, que llevó al presidente Obama a calificarlo de
crisis humanitaria. Un año después la cifra disminuyó a 28 mil 300, en gran
medida debido a las políticas de contención aplicadas en México a través del
Programa Frontera Sur… Los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua,
Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas son la vía de ingreso a territorio norteamericano
tanto de mexicanos como de migrantes provenientes de los países que conforman
el llamado Triángulo Norte: Guatemala, El Salvador y Honduras, pero
recientemente también lo ha sido de haitianos y africanos, entre otros… Los
menores mexicanos no acompañados que migran a la nación de las barras y las
estrellas en su mayoría son adolescentes y provienen de estados como
Guerrero, Veracruz, Michoacán, Oaxaca y Chiapas… Se trasladan a la frontera
normalmente en autobuses de pasajeros y, en pocos casos, por avión. En su
tránsito por el territorio nacional carecen de atención especial debido a que
la Ley de Migración solo se refiere a niños y adolescentes extranjeros, a
pesar de que su travesía puede ser por periodos de semanas y hasta de meses.
Su migración se debe, en gran medida, a la reunificación familiar y al propósito
de trabajar… En tanto que los centroamericanos se enfrentan a crudas
realidades. Su tránsito es al margen de la vigilancia del Instituto Nacional
de Migración y el sistema DIF por su condición migratoria irregular. Se enfrentan
a lo que en el ámbito académico se ha llamado «frontera vertical», es decir,
a una vigilancia que se extiende a lo largo del territorio nacional por ambas
instituciones que, aunque persiguen distintos objetivos, al final cumplen uno
mismo: retener al niño o al adolescente… Viajan al norte huyendo de la violencia
que impera en sus lugares de origen y se trasladan en el tren de carga denominado
«La bestia», sorteando los peligros que conlleva el propio traslado, así como
exponerse al crimen organizado… «Es el transporte al que tienen acceso por su
condición clandestina. En algún momento era por su bajo costo, pero ahora les
cuesta y mucho, porque los criminales han tejido redes en las que cobran
cuotas y si no se pagan, podría implicar hasta la muerte», explica Silva
Hernández… De acuerdo con la investigadora, para cruzar el territorio mexicano
se hacen alrededor de 15 viajes en el tren, y en algunos casos tardan entre
cinco y nueve meses en llegar a la frontera norte, debido a que en las
múltiples paradas se detienen en albergues, trabajan o piden apoyos para
reunir recursos que les permitan seguir la travesía…
¿A
qué se enfrentan?
Asaltos,
extorsiones, secuestros y abandono del «pollero» o «coyote» son algunos de
los riesgos sociales a los que se enfrentan los menores migrantes mexicanos;
pero también deben afrontar situaciones de intenso calor o frío, así como el
riesgo de morir ahogados en su cruce por el río Bravo… El doctor Óscar Misael
Hernández ha documentado esta problemática en la frontera Tamaulipas-Texas
y señala que a ello se suma que sean corrompidos por agentes del Estado
mexicano, ya sea por militares, policías federales o estatales. O bien, que
sean retenidos, extorsionados o reclutados por algún grupo del crimen organizado,
que ante la negativa acaben con su vida, como sucedió entre 2010 y 2011 en el
municipio de San Fernando, donde se encontraron más de 200 cuerpos en fosas
clandestinas… En el artículo «Riesgos en la migración irregular de menores
mexicanos a Estados Unidos», el investigador señala —a partir de testimonios—
que los migrantes, tanto adultos como menores, «enfrentaron un primer riesgo
al llegar al estado de Tamaulipas: la probabilidad de ser secuestrados por
grupos del crimen organizado, ya fuera para ser robados, extorsionados o reclutados,
y, en el caso de algunas niñas migrantes, de que se abusara de ellas sexualmente»…
La mayoría de los menores de edad repatriados en los últimos años son
adolescentes entre 12 y 17 años de edad, y casi la totalidad (ocho de cada 10)
son varones…
…De
regreso
Las
experiencias migratorias de menores son abundantes, Hernández documenta
casos recopilados en entrevistas a mexicanos que han sido detenidos por la
Patrulla Fronteriza en territorio fronterizo con Tamaulipas… «Apenas pasamos
el río y caminamos un poco, y que se ven unas luces. Luego el 'coyote' gritó:
‘Es la migra, corran’. Y que empezamos a correr, pero ellos traían camionetas
y que aceleran y nos alcanzan. Otros corrieron para otro lado, pero a
nosotros nos alcanzaron y que nos dicen: ‘Tírense al suelo’, y ya ahí a los
grandes los esposaron y luego nos comenzaron a subir a las camionetas», platica
Guadalupe, de 16 años, en junio de 2012… Una vez detenidos, son
llevados a estaciones de la Patrulla Fronteriza donde son clasificados por
edades y sexo. Se dan casos en que la edad es puesta en duda, por lo que se
les incluye en el grupo de los adultos migrantes, a pesar de que intenten
convencer a los agentes de que son menores de edad, pero en muchas ocasiones
no logran demostrarlo. En dichas estaciones son sometidos a interrogatorios
sobre su identidad y nacionalidad, sobre su procedencia y los símbolos
patrios… «Nos empiezan a preguntar el nombre, que la edad, que de dónde
éramos y así. Yo les dije: 'Pues me llamo Flora y tengo 17 años; vengo de
Oaxaca', pero no me creían. Me dicen: 'No, tú eres de Guatemala'. Y les digo:
'No, soy mexicana, de Oaxaca', pero me decían que no porque yo hablaba como
de Guatemala. Y que me empiezan a decir: 'Pues te vamos a enviar a
Guatemala'. Entonces me dio algo de miedo, pero luego pensé: 'Pues que me
manden, al fin que me queda cerca de donde vivo'. Pero ya luego sí me
creyeron. Nos tuvieron varias horas ahí, pero finalmente nos enviaron al
consulado mexicano y ahí fue lo mismo; otra vez nos preguntaron muchas cosas:
a mí, que si sabía de qué color era la bandera, qué animal tenía y así. Ya
terminaron y nos enviaron acá», documenta Misael Hernández en una entrevista
a Flora (17 años) en septiembre de 2012 en un Centro de Atención al
Menor Fronterizo en Tamaulipas… Los menores migrantes no acompañados
detenidos en Estados Unidos son enviados a los consulados de México, a través
de los cuales se formaliza la repatriación por medio del DIF, institución que
asume la tutoría. Los menores de 12 años por lo regular permanecen en albergues
del mismo DIF, mientras aquellos que tienen entre 13 y 17 años son canalizados
a albergues que en muchos casos son operados por organizaciones de la
sociedad civil… La doctora Aída Silva Hernández explica que en la ciudad
de Tijuana, Casa YMCA recibe a los migrantes adolescentes, y como ocurre en
los albergues de los seis estados fronterizos, se inicia un procedimiento en
el que se procura que los padres o tutores del menor vayan a recogerlos, o
bien se entregan al sistema DIF del estado del que son originarios… Cuando
los menores centroamericanos no acompañados son detectados y retenidos por
autoridades del INM, son presentados al Sistema Nacional DIF para su custodia
mientras se resuelve su situación migratoria. Ahí los entrevistan Oficiales
de Protección a la Infancia (OPI), y aunque la Ley General de Derechos de las
Niñas, Niños y Adolescentes se sustenta en el principio del interés superior
de la niñez, la realidad que narran los menores es diferente… Aída Silva
explica que si se determina la conveniencia del retorno asistido del menor,
corresponde al DIF garantizar el eficaz retorno asistido con sus familiares
adultos, por lo cual se notifica al consulado correspondiente la situación de
su ciudadano e inicia el proceso de salida… El testimonio de Bruno,
guatemalteco de 15 años, muestra que acompañado de su hermano también menor
de edad, tuvieron que esperar tres meses en instalaciones del INM y del DIF
en Mexicali, Baja California, para que se efectuara su retorno asistido… «Estuvimos
en un cuartito blanco, encerrados. Más bien estuvimos como un mes en el DIF,
pero como nos peleamos con los otros, nos devolvieron al cuarto (de
Migración). La puerta bien cerrada, no podíamos salir del cuarto, no hacíamos
nada en todo el día. Luego nos mandaron en avión al DF. Ahí firmamos unos
papeles, esperamos unas horas y nos mandaron a Guatemala en avión. Ahí nos
esperaba DGM (Dirección General de Migración de Guatemala). De ahí de la DGM
nos llevaron con mi hermana (mayor de edad); nos entregaron» (entrevista de
2012)… De acuerdo con la legislación, el menor de edad extranjero no acompañado
puede solicitar que se regularice su situación migratoria en México cuando «a
juicio del Instituto o a solicitud del niño, niña o adolescente pudiera
acceder al asilo político o al reconocimiento de la condición de refugiado»… Se
otorga cuando se trata de personas cuyo grado de vulnerabilidad dificulte o
haga imposible su retorno asistido, y cuando se trate de NNA «que se
encuentren sujetos al procedimiento de sustracción y restitución internacional
de niños, niñas o adolescentes»; sin embargo, el número de reconocidos como
refugiados, es muy bajo si se compara con el volumen del flujo del Triángulo
Norte que transita por el país…
Crisis
en México
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Oscar Misael Hernández |
La
posible ola de deportaciones masivas de mexicanos inmigrantes en Estados
Unidos podría crear crisis en instituciones como el INM y el DIF, por el aumento
de procedimientos que deberán atender. A ello se suman la constate migración
de centroamericanos que siguen cruzando el territorio mexicano con la aspiración
de llegar a Estados Unidos… El doctor Hernández señala que «las
ciudades fronterizas no están preparadas para ello. Incluso, con las
repatriaciones de menores migrantes mexicanos hay un serio problema que no se
había tomado en cuenta; y es que los albergues de estas ciudades podrían
verse rebasados porque llegan chicos de todo el país, particularmente de
estados del sur»… Adicionalmente, continúa, los sistemas DIF de las ciudades
fronterizas pagan el traslado de los chicos cuyos padres no tienen la posibilidad
de ir por ellos, y el problema radica que estados como Tamaulipas absorben
los gastos de niños que no competen a su territorio; «y los recursos tampoco
están etiquetados para ese rubros, ni son los suficientes para cubrirlos»… El
investigador adscrito a la unidad Matamoros de el Colef detalla que el
panorama actual devela que aunque México ha tenido avances significativos en
torno a programas y protocolos de atención a la niñez migrante o en tránsito,
así como en el reconocimiento de los derechos de los niños y adolescentes,
aunque en los hechos no siempre se cumplen… «A partir de 2015 con la implementación
del Programa Frontera Sur, México se ha convertido en un estado que empieza a
controlar las fronteras y a no respetar del todo los derechos de niños
migrantes que provienen de Centroamérica; eso lo hemos constatado en
diferentes entrevistas o al usar técnicas como relatos y dibujos, y lo que
nos están manifestando es que viven violación de sus derechos al cruzar la
frontera sur y en el tránsito por el territorio. Esa es una situación
bastante horrible, porque estamos haciendo de lo que estábamos quejándonos
con el gobierno de Estados Unidos, y esto lo tienen que repensar las autoridades
en diferentes niveles», dice…
¿Qué
hacer?
Desde
la academia se han dado múltiples recomendaciones, entre ellas la necesidad
de que en la práctica se cierre la brecha de asistencialismo hacia niños y
adolescentes, y se les reconozca como sujetos de derechos, eliminando el precepto
de que para «proteger» haya que «retener»… «Se les está entendiendo como
menores de edad, pero queda en segundo plano su condición migratoria, cuando
el individuo y su contexto deben concebirse de manera integral», dice la
doctora Silva… Para ello, es preciso modificar los programas para la
atención que diversifiquen el fin de la reunificación, porque no se les asume
como agentes, sino como personas dependientes, cuando no necesariamente lo
son, particularmente los adolescentes… Asimismo, señala la investigadora, es
conveniente separar el aparato de control migratorio de México del sistema de
asistencia, «porque el Estado se convierte en juez y parte cuando el personal
de migración detiene, retiene y repatria a los menores de edad a sus países,
y el mismo DIF (también del gobierno) intenta protegerlos, pero en esa
protección se dirime la diferencia del control»… Finalmente, destaca la
pertinencia de diferenciar la niñez de la adolescencia, ya que se ha
estandarizado la atención, porque es evidentemente que las condiciones de vida
de un niño es distinta a la de adolescentes. (Con información del Conacyt)
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