viernes, 21 de septiembre de 2018

Empresarios de la prensa son parte de la descomposición social

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El público se ha alejado de los periódicos porque «leen el boletín revolcado, leen al funcionario, leen simplemente la transcripción. Los periodistas son los estenógrafos del poder: simplemente transcriben las declaraciones de los poderosos. En México no hay conciencia de que si se mata a un periodista se están matando todas las voces que hablan a través de las notas periodísticas y que están hablando por nosotros. Cuando muere un periodista estamos perdiendo una versión de la realidad. Pero a la sociedad esto no le importa», dijo Celia del Palacio.

Hay que buscar otras alternativas periodísticas, para que la sociedad se vaya educando de
otro modo que haya ora cultura periodística, dijo la especialista en historia de la prensa
El estado actual de violencia que se vive en el país y, sobre todo, el relacionado con el gremio periodístico, es producto de un proceso histórico paulatino que tiene sus orígenes a partir del año 2000 con la llegada del Partido Acción Nacional (PAN) al gobierno.
Violencia directa, estructural y simbólica son las constantes que se encuentran en la práctica periodística, según la clasificación realizada en la investigación de la doctora Celia del Palacio Montiel, académica en el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana (UV).
En el caso del estado de Veracruz, a partir del sexenio de Fidel Herrera Beltrán y posteriormente en el de Javier Duarte de Ochoa, las agresiones contra periodistas se recrudecieron como consecuencia de la descomposición del tejido social.
Dijo que algunos de los factores que han sido fundamentales para que la violencia contra los comunicadores exista en gran medida y permanezca hasta el día de hoy, son los empresarios periodísticos, el fortalecimiento del crimen organizado y los diferentes actores políticos del estado.
A decir de la especialista en historia de la prensa y ganadora del Premio Nacional de Periodismo 2010, el proceso de descomposición social que generó el estado de violencia actual para la práctica periodística se ha venido dando muy lentamente desde el año 2000.
La guerra de Calderón fue el detonante de la violencia
«Fue tan lento que no nos dimos cuenta –comentó–. Luego, en 2006, en el sexenio de Calderón y su guerra contra las drogas, fue el detonante de un proceso que ya se venía dando muy lentamente. Y digo de 2000, porque después de la transición a la democracia sí tuvimos un cambio a nivel nacional, pero en los niveles subnacionales o regionales los gobernadores se manejaron de una manera autónoma muy diferente de como se venía manejando antes con el PRI».
En opinión de Del Palacio Montiel, antes había un presidente priista, los gobernadores eran generalmente priistas, obedecían. «Les decían hagas o no hagas, toma o no tomes ese dinero. Pero después no. Hubo una especie de independencia de estos gobernadores que empezaron a fungir como virreyes de sus propios territorios, a manejar una cantidad de dinero de una manera muy opaca y, por supuesto, tratando de conservar el poder para sí o para sus protegidos. Entonces había que comprar elecciones, hacer de manera clientelar que se obedeciera lo que él decía».
Fidel Herrera abrió las puertas de Veracruz al crimen organizado
Celia del Palacio Montiel
La especialista aseguró que la compra de los periodistas fue masiva desde hace un par de sexenios. «Con Fidel Herrera inició la violencia al dejar entrar, como se dice, la delincuencia organizada a Veracruz. Ahí también, por una parte, fue esta compra de los periodistas de una manera totalmente indiscriminada, con unas cantidades que todavía no terminamos de saber, está todavía oculto, no sabemos bien».
Por ello, indicó, no se puede decir que de pronto se disparó la violencia y la corrupción, la degeneración total de la relación entre periodistas y gobierno. «Los periodistas siempre habían tenido una relación muy cercana con los gobiernos. Esto es muy triste, pero muy cierto. Muy pocos periodistas y muy pocos periódicos han sido críticos tanto a nivel nacional como a nivel local».
«Al recibir esta enorme cantidad de dinero –subrayó–, sobre todo los empresarios periodísticos, también de alguna manera contribuyeron a este silencio y a esta descomposición. Entraron los actores violentos a Veracruz –y también a otros estados– y terminaron de descomponer este panorama que de por sí ya estaba medio descompuesto. Entonces, ¿quién ataca a los periodistas? Los gobiernos por una parte, los actores políticos de diversos partidos, pero también estos actores violentos que están tratando de controlar los territorios».
Empresarios de la prensa son parte de la descomposición
La descomposición que ahora se vive, dijo, se debió por una parte a la gran cantidad de dinero que corrompe a los empresarios periodísticos, los cuales obligan a sus periodistas a escribir o no escribir a favor o en contra de ciertas figuras gubernamentales y, por la otra, fueron los actores violentos que llegaron con plata o plomo («en algunos lugares ni siquiera plata, sólo plomo).
Manifestó que detrás de la violencia directa contra los periodistas que ha incluido asesinatos y otro tipo de agresiones, está la violencia estructural, concerniente a la precariedad laboral, los bajos salarios, la explotación terrible que sufren los periodistas por parte de los empresarios periodísticos que están coludidos con los políticos, lo cual «muy pocas veces se menciona».
«Muchas veces se habla que hay precariedad y demás –indicó–, pero que los empresarios son los que reciban esta cantidad de dinero y que obliguen a los periodistas, que los manipulen, que los corran es menos visible. Yo creo que también hay que visibilizarlo mucho. La otra es la violencia simbólica que también se ejerce contra los periodistas en el sentido de manejar esta imagen de los periodistas como coludidos con el crimen organizado; dar una imagen de los periodistas como ‘chayoteros’. Esa es violencia simbólica también y que ha contribuido, en buena parte, a que los lectores y el público en general no se sientan identificados con los periodistas».
«Si algo le pasa a un periodista, el público no se mete, no se involucra y dice que seguramente se lo merecía, como en muchas otras víctimas que se ha manejado de esta manera con violencia simbólica en contra de las víctimas: revictimizar a las víctimas diciendo que de algún modo se merecían lo que les pasó», precisó,  para recordar que esas tres son las violencias que se ejercen contra los periodistas.
Cambiar la cultura
Del Palacio Montiel consideró que se debe cambiar la cultura, por lo que periodistas e intelectuales tienen responsabilidad en esto, porque en efecto, el público se ha alejado de los periódicos porque «leen el boletín revolcado, leen al funcionario, leen simplemente la transcripción. Hay una investigadora que ha dicho con estas palabras muy exactas lo que pasa con los periodistas, que son los estenógrafos del poder: simplemente transcriben las declaraciones de los poderosos».
«El público se acerca a estos periódicos y encuentran periodistas al servicio del poder. Son muy pocos aquellos que no hacen esto, sino que procuran esta función social del periodismo. Yo creo que también empieza por ahí. Entiendo perfectamente que esto es muy difícil de hacer porque con esos salarios, con 20 pesos la nota, con entrégame cinco notas para mañana, es muy difícil que un periodista haga periodismo de investigación y contraste las fuentes y vaya y busque con otros actores», apuntó.
Cuando muere un periodista se pierde una versión de la realidad
«Es todo un sistema muy viciado y muy corrupto que habría que cambiar. Yo no tengo la solución, pero creo que sí es muy importante ir buscando otras maneras de hacer periodismo y por otro lado que la sociedad se concientice de la importancia que tienen los periodistas en un sistema democrático, porque esto no se piensa. Simplemente se dice ‘se lo buscó por andar ahí de chayotero y de chismoso, seguramente se lo merecía’. No está esta conciencia de que si matas a un periodista, estás matando todas las voces que hablan a través de las notas periodísticas y que están hablando por nosotros. Cuando muere un periodista estamos perdiendo una versión de la realidad. Pero a la sociedad esto no le importa», asentó.
«Hay que buscar otras alternativas periodísticas, más allá de este tipo de empresarios periodísticos que son los que aceptan cierto tipo de información, son los que conducen a la censura. Hay que buscar otros medios alternativos para que la sociedad se vaya educando de otro modo, que haya otra cultura periodística y que puedan decir que es importantísima la voz del periodista, no lo podemos callar. Que sea la propia sociedad la que los defienda», puntualizó.
Fuente: Conacyt

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