| La invasora agrede a la señora de gris, pero con todo y su peso es repelida |
Tras de que
ejidatarios de San Francisco Tlaltenco –mujeres principalmente– se han visto
forzadas a enfrentar el sistemático acoso de las bandas de invasores que buscan
despojarlas de sus parcelas e, incluso, repeler las agresiones ante la pasiva
actitud de policías capitalinos, el presidente del comisariado ejidal,
Dionisio Peña Peña, se encerró en su domicilio a piedra y lodo para no escuchar
a quienes van a exigirle que cumpla con su obligación y defienda al ejido. Puro comisario ejidal logrero Así defienden su tierra las ejidatarias de Tlaltenco
Sin embargo,
el comisariado ejidal se ha negado a salir y para evadir el problema, colocó un
letrero en la puerta de su domicilio en Tlaltenco para advertir a quien lo
busca que los asuntos del ejido «se atenderán en el salón ejidal», aunque
allá tampoco quiere abordar el tema de las invasiones, como han señalado a NosotrosMSR
otras ejidatarias, de cuyo testimonio daremos cuenta en los próximos días. | Eso sí, podrán «decir misa» pero ese hogar «es católico» |
Por lo
pronto, este viernes se suscitó un enfrentamiento entre una mujer ejidataria
que al defender su parcela, literalmente echó a rodar por el suelo a una
persona obesa de la banda de invasoras de parcelas, en presencia de policías
del sector Mixquic de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (ssc).
Son muchos ya
los señalamientos que apuntan hacia todos los comisariados ejidales de
Tlaltenco de haber fraccionado y vendido ilegalmente las parcelas históricas,
además de entregar contratos de compra-venta apócrifos a cabecillas de las
bandas delincuenciales dedicadas a la invasión y despojo.
«Gorgonio
Méndez Galicia fue comisario y es responsable junto con toda su dinastía de
comisarios de lo que estamos viviendo, y a más de un mes de electo el
comisario actual (Dionisio Peña Peña) éste no ha salido en apoyo ante las
invasiones, despojo, acoso e intimidación y terrorismo que estamos viviendo
los ejidatarios en el paraje el Arco», señaló la ejidataria Dolores Negrete.
«El 16 de
abril fuimos a su domicilio (de Dionisio Peña Peña) a solicitar apoyo, pero
el señor nunca salió. Regresamos en la noche ante la emergencia y fue su hija
la que salió, le dejamos con ella nuestros números de teléfono para
solicitarle una cita, pero ya llevamos dos semanas esperando», dijo.
Como prueba
de su dicho, la señora Negrete muestra el volante que circula entre los
ejidatarios de Tlaltenco, alusivo a quien es considerado el cacique del
núcleo ejidal y a quien culpan, junto con su camarilla de «ambiciosos y
rateros» de la «agonía del ejido». | Volante en circulación |
Desesperada
porque en esta lucha los ejidatarios son quienes deben luchar en contra de
las bandas criminales que operan en el ejido, tras de que según evidencias la
policía y las autoridades están coludidas con los cabecillas de la
delincuencia organizada, quien defiende su patrimonio literalmente con «uñas
y dientes», refirió que la tierra de cada ejidatario «vale más que todo el
dinero del mundo».
Vale, dijo, «porque
nos da alimentos, agua, vida, aire limpio, identidad cultural, paisajes
hermosos, patrimonio, arraigo, la tierra es riqueza verdadera, unos cuantos
pesos que te alucinan y te ciegan se acaban y, después, te quedas sin tierra,
sin alimentos sanos, sin trabajo. Al venderla pierdes todo, la familia se
pelea por unos cuantos pesos y pierdes a tu pueblo, tu identidad y tu cultura».
Para la
señora Dolores la venta de la tierra en el ejido de Tlaltenco es un fraude,
luego de que las tranzas de comisariados ejidales los han puesto «en manos de
mafiosos, somos víctimas, ellos traidores a sus orígenes. No permitamos eso,
ya basta, está en juego la defensa de la tierra, la dignidad y el respeto de
un pueblo originario con muchas centurias de historia y riqueza cultural, de
identidad. Eso es lo que está en juego y debemos defender porque nos
pertenece».
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