jueves, 30 de enero de 2025
lunes, 27 de enero de 2025
Joven de Santa Catarina en Tláhuac desaparece al ir a Guadalajara
Percepción de inseguridad campea en alcaldías Xochimilco e Iztapalapa
Uic se reunirán |
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De acuerdo con los resultados de la
más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ensu), la percepción de inseguridad en
la Ciudad de México aumentó en 13 alcaldías de la Ciudad de México con respecto
al período anterior, durante el último trimestre de 2024. Los
resultados de la encuesta elaborada por el Instituto Nacional de Geografía y
Estgadística (Inegi), las alcaldías de Iztacalco, Tlalpan, Álvaro
Obregón y Cuajimalpa son las que de acuerdo con sus pobladores hubo
mayor percepción de inseguridad, esto entre septiembre y diciembre de 2024. En lo que
corresponde a Iztacalco, el indicador se disparó 10 puntos
porcentuales, por lo que el período mencionado el 63.5% considera que la
localidad en que vive es insegura. Otras alcaldías que también vieron
aumentos considerables son las de Iztapalapa y Álvaro Obregón; aunque
también se incluyen las alcaldías de Coyoacán y Milpa Alta. Mientras
que la alcaldía Xochimilco se mantuvo como la demarcación cuyos habitantes
tienen la mayor percepción de inseguridad pública de la capital del país, con
72.6%, de acuerdo con las respuestas de la población consultada. En cuanto a la Alcaldía Tláhuac, ésta se mantuvo en el lugar siete de la tabla, tras de que la sensación de temor de sus pobladores aumentó un punto en el mes de diciembre pasado, por lo que registró 60.6%. Sin embargo, cabe destacar que dicha percepción en junio de 2022 (segundo trimestre) fue de 76.6%, y que para el mismo período, pero de 2024, bajó a 66.4%. Por consiguiente, las alcaldías con
mayor percepción de inseguridad en la Ciudad de México son las de Xochimilco
e Iztapalapa. En
cambio, las que sus habitantes dijeron tener una menor percepción de
inseguridad son las de Benito Juárez y Miguel Hidalgo. Porcentajes
de percepción de inseguridad por alcaldía
La Gustavo
A. Madero registró leve mejoría en la percepción de inseguridad de sus
pobladores, debido a que en diciembre el índice de población que dijo
sentirse insegura fue de 61.2%, tres puntos porcentuales menos que en
septiembre de 2024. No así en Milpa Alta, donde la percepción de inseguridad de sus habitantes tuvo incremento de más de 4 puntos porcentuales. |
viernes, 24 de enero de 2025
Sanatorio Trinidad, de referente médico a epicentro de intimidación
Uic se reunirán |
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En el Sanatorio Trinidad, el miedo y
la intimidación han pasado a ser parte del mobiliario cotidiano porque este
centro hospitalario, que en sus mejores días fue un referente en
traumatología y ortopedia, hoy se encuentra sumido en una crisis que afecta tanto
a sus trabajadores como a los pacientes que confían en sus servicios, ya que
la administración encabezada por los doctores Jesús Torán Sierra, Juan
Beltrán Arriaga, Eduardo Rocha Pérez y Javier Alfonso Ortega Alonso, con la
dirección administrativa de la actuaria Adriana Beltrán Mallén y Alma Alicia
Sígales Chicas, ha instaurado un ambiente de terror que erosiona la salud
física y mental de su personal. En un documento interno del 29 de
julio del año pasado, Angélica Clairín Pantoja denunció que Adriana Beltrán
Mallén generó junto con la Jefa de Recursos Humanos, Alma Sígales, una
estrategia de fabricación de pruebas y argumentos en su contra a través de
las propias colaboradoras de Clairín a las que «compraron»,
mientras que el doctor Jesús Torán Sierra le gritó, humillándola ante el
personal, que ella lideraba como jefa de intendencia, luego de que como tal
había reclamado que les generaron exceso de trabajo durante su jornada
laboral, y les estaban restringiendo material para cumplir correctamente con sus
labores de limpieza e higiene del sanatorio. Finalmente, renunció.
Los testimonios de otros trabajadores
confirman que este ambiente hostil no es un caso aislado. Enfermeros,
camilleros, administrativos y personal de intendencia se quejan de acoso constante,
vigilancia excesiva (incluso con programas espía en las computadoras) y
desinformación. Muchos aseguran que se les presionó para firmar declaraciones
falsas contra antiguos directivos, como el ex administrador Alfredo Gutiérrez
del Ángel, bajo la amenaza de perder sus empleos. Han intentado fabricarles pruebas
para correrlos y, a través del acoso y la intimidación, buscar que ellos
mismos decidan renunciar, muchos con bastantes años en la empresa, de acuerdo
con documentos mostrados. Prefieren quedar en el anonimato a la espera de
cumplir el tiempo conveniente para jubilarse, aguantando el acoso y la
intimidación diarios. Además, los pagos de salarios y
prestaciones como el Fondo de Ahorro y vales de despensa se los han retrasado
injustificadamente, así como los bonos de productividad que les daban cada trimestre,
simplemente han desaparecido desde la llegada de la actual administración.
Incluso, comentan, carecen totalmente del apoyo de su sindicato, afiliado a
la Federación de Sindicatos Autónomos de México (Fesam), que está totalmente
del lado de los liderados por Jesús Torán y Adriana Beltrán. En la más reciente negociación de
salarios, a los que ganan el mínimo les subieron el 12%, pero al resto apenas
el 5.5%, porque el Sindicato no quiso apoyarlos. Mientras tanto, el
incremento en vales fue de apenas 20 pesos. «A diferencia de la anterior administración
del doctor Arturo Gutiérrez, quien decía que su personal era lo primero y más
importante del Sanatorio, hoy medran con nuestros salarios y prestaciones»,
porque, afirman, «recursos económicos entran al hospital». La situación se agrava con la falta
de insumos y condiciones laborales dignas. Los empleados denuncian que los
quirófanos están clausurados, las terapias carecen de agua caliente y los
medicamentos esenciales como omeprazol y paracetamol, entre otros, brillan
por su ausencia. Incluso los procedimientos de quimioterapia, que antes eran
transferidos a hospitales mejor equipados, ahora se realizan con recursos
limitados y sin remuneración adicional para el personal que asume el riesgo.
En urgencias, los pacientes deben enfrentarse a la falta de materiales y
medicamentos mientras los trabajadores intentan hacer milagros con lo poco
que tienen a su disposición, mientras corren a la farmacia de la esquina a
comprar lo que necesitan. «Estamos trabajando con miedo»,
confiesa un enfermero que prefiere permanecer en el anonimato. Las jornadas
laborales son interminables, sin pagos extra, sin tiempo para comer ni beber
agua. En Navidad y Año Nuevo, el personal de enfermería tuvo que asumir
funciones de intendencia y camilleros, debido a la ausencia de los nuevos
contratados. Las quejas de los pacientes y sus familias también se acumulan:
habitaciones en mal estado, falta de ropa de cama y toallas, y un trato que
deja mucho que desear. «Los pacientes y sus familiares van y
nos gritan, y con justa razón. Lo que están haciendo es hartarnos para que
nos vayamos. Nos dicen, ‘a ver, tú, tú, tú, tú, ve y dile al paciente, no hay
toallas para que se bañe’. No lo hacen ellos, nos mandan a nosotros. ¿Quién
recibe las malas caras? Los regaños y todo. Y por eso queda la impresión de
que las enfermeras son malas», expresó una de ellas. La gestión financiera del hospital
también está en tela de juicio. Los empleados denuncian irregularidades en
los pagos al SAT, IMSS, Infonavit y Fonacot. Mientras tanto, la administración
parece enfocarse más en aumentar el número de vigilantes y personal
administrativo que en mejorar las condiciones de trabajo o garantizar la
calidad de atención a los pacientes. «Ha sido difícil y humillante para nosotros trabajar con
esta administración; nos están hartando para que renunciemos»,
afirma otra trabajadora cansada de las humillaciones constantes. El doctor
Erick Ramírez Arias se la pasa gritando a los trabajadores. A su personal
médico les dice que se callen cuando le informan que un procedimiento está
mal porque, afirma, él tiene mayor jerarquía y deben mostrarle respeto. «Piden
respeto, pero no lo dan». La situación alcanzó su punto álgido
a inicios de enero de 2024, cuando a un directivo lo acusaron de robo y fue
despedido de manera irregular. Este evento marcó el inicio de una purga
sistemática contra empleados vinculados a la administración anterior. Las
sospechas y rumores, fomentados desde la administración, han creado una
atmósfera de paranoia que paraliza al personal y lo somete a una constante
vigilancia. La Comisión Federal para la
Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), pese a haber identificado
irregularidades graves, no ha clausurado el hospital de manera definitiva.
Esto permite que el Trinidad siga operando, pero a costa del bienestar de sus
empleados y, sobre todo, de sus pacientes, quienes han sufrido de maltrato,
como uno de ellos que tiraron los paramédicos durante el traslado al hospital
San Luis el reciente viernes. Las denuncias de maltrato, intimidación y falta
de recursos siguen acumulándose, mientras la administración parece más
interesada en mantener una fachada de normalidad que en resolver las graves
carencias estructurales, aún hoy después de la suspensión urgente de
actividades realizadas entre la tarde del jueves y madrugada del viernes
pasado. Con más de cien familias afectadas y
un personal agotado física y emocionalmente, la pregunta que queda en el aire
es: ¿qué hace falta para que las autoridades intervengan de manera decisiva?
Los trabajadores del Sanatorio Trinidad necesitan más que promesas y
discursos; necesitan justicia, apoyo y una garantía de que sus derechos
económicos y laborales serán respetados. Mientras tanto, el terror y la
precariedad siguen siendo los protagonistas de este drama cotidiano. Lectura recomendada: ¡Peligro! Suspensión de Cofepris es ignorada por el
Sanatorio Trinidad Clausura temporal Como se informó recientemente, la
Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), clausuró
8 establecimientos en la Ciudad de México y el estado de México que ofrecían servicios
médicos sin contar con los requisitos establecidos por la autoridad sanitaria,
por lo que ponían en riesgo la salud de sus clientes. Sin embargo, para el Sanatorio
Trinidad S.A. de C.V., sólo aplicó la clausura temporal de la unidad
quirúrgica del hospital. _____ Fuente: Difunet |
miércoles, 22 de enero de 2025
Estudiantes de Tláhuac evidencian a quien se asumió como su líder
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Estudiantes egresados de la Escuela Auxiliar de Enfermería de Tláhuac,
evidenciaron a la presunta «abogada» que de la noche a la mañana se presentó
con ellos para «asesorarlos» sin ningún interés «ni remuneración a cambio», en
una supuesta lucha por obtener su «certificación» por parte de las
autoridades de la SEP, y que ahora ya les pide su cooperación «para la causa»,
al ventilar en redes sociales que la cédula profesional de la susodicha no
aparece por ningún lado.
Tras el «abarrotamiento» del Zócalo capitalino que había anunciado para el martes 21 de enero,
protesta a la que asistió una treintena de seguidores de su causa, ahora pretende
que todos los que terminaron de la primera generación, los cuales son 524
estudiantes, le paguen una cuota de recuperación. La concentración en la plancha del
Zócalo, donde fue ignorada por las autoridades capitalinas, sólo sirvió para
que presentara un documento en la ventanilla de la Jefatura de Gobierno, pero
a nombre de la agrupación que dice encabezar y que literalmente «ni vela
tiene en el entierro».
Ante los cuestionamientos de estudiantes,
Gabriela Belmont Rivera reviró a
través de dicha red social que nunca se presentó con ellos como «abogada»,
sino como presidenta de una agrupación cuyo acrónimo –todas en minúsculas– es
el de «sendecomuniemp a.c.»,
como escribió, y cuya «sede» se encuentra en la Alcaldía Coyoacán.
En un mensaje de voz que subió a la cuenta de WhatsApp del grupo donde se
encuentran algunos egresados y egresadas, dijo lo siguiente: «Está bien que haya aclaraciones,
está bien que sepamos con quiénes estamos trabajando, yo voy a disipar las
dudas, miren, yo soy presidenta de sendecomuniemp ac, y nosotros somos una organización
a nivel nacional que apoya a grupos vulnerables, ¿sí?, este… »Nosotros llevamos
muchas agendas desde la Presidencia, la Jefatura de Gobierno y en
muchas partes del país también. Llevamos causas sociales, se puede decir que
yo les dije que esto más que cualquier otra cosa era una causa de lucha
social, quien no lo entienda de esa manera y esté migajeando (sic) un peso o esté
malinformando pues la verdad es muy bajo porque, aquí está muy claro lo que
se está percibiendo, la lucha no es entre nosotros, la lucha es hacia fuera
para un sentido de certificación. »Obviamente sí también tengo todos
los conocimientos en materia de asesoría legal, mmm, va y las personas que me
están contactando con ustedes, bueno, ya me conocen desde hace más de 20 años
donde hemos sacado adelante situaciones legales y sobre todo pues el peso
político, ¿no?, el peso político es lo más importante, entonces, este, a ver,
vamos a darle seguimiento, quien no quiera entrar que no entre compañeros,
nosotros vamos a dar seguimiento y vamos a dar la información nada más a
quien esté dispuesto a colaborar. Y otra cosa pues infórmense bien».
Sin embargo, hay quienes aseguran que
sí se presentó como licenciada.
Ante las preguntas de los egresados
de la Escuela, la susodicha ha respondido con evasivas. El caso es que su cédula profesional
no aparece en el Registro Nacional de Profesiones.
Aun cuando la SEP aseguró que sí les
va a expedir un documento con validez oficial de reconocimiento a sus
estudios, a fin de que puedan trabajar con el diploma que los acredite como
Auxiliar de Enfermería, debido a que no puede tener el carácter de «certificado»,
porque eso sólo aplica a licenciaturas con estudios de preparatoria cursados,
el próximo 28 de enero se reunirán con las autoridades educativas y de la
Subsecretaría de Gobierno capitalina en la Alcaldía Tláhuac. Por lo pronto, lo último que anunció la
presunta «abogada», fue una
denuncia penal en contra de la autoridad en Tláhuac «para reparación del daño…». ¿Del daño a quién será? |