jueves, 26 de julio de 2018

Ciudadanía de Tláhuac a dos fuegos, entre las dos bandas organizadas

Mercado Sobre Ruedas

La Columna de Zaratustra
Por donde se le busque la corrupción policíaca está cada vez peor en la Ciudad de México, de ahí que el ciudadano común se ponga a temblar cuando se topa con los retenes que los elementos de la SSP capitalina imponen en el Eje 10 de Santa Catarina como auténticas emboscadas para asaltar a los automovilistas que llevan las unidades más fregadas, mientras sobre Avenida Tláhuac los delincuentes se dan gusto atracando transporte público a cualquier hora del día.

En Tláhuac a los de automóvil destartalado los atracan los policías en
los retenes, en tanto que a los de transporte público los otros delincuentes
Aun cuando José Ramón Amieva, jefe de gobierno sustituto, no sabe cómo paliar los daños que a su partido, el de la Revolución Democrática, le causó el omiso y mediocre Miguel Ángel Mancera con su displicente actitud de preocuparse más por engordar su cochinito que por dar buenos resultados a la ciudadanía, pero de manera principal con eso de negar sistemáticamente la existencia del crimen organizado en la Ciudad de México, sobre todo en la delegación Tláhuac con el cártel de la localidad, o también con el de Tepito, ahora aquel recicló un plan de tiempos del regente Oscar Espinoza Villarreal –cuñado secreto por cierto de Alejandro Ordorica, quien un día llegó como delegado a Tláhuac gracias al poder del compadrazgo, haciéndose pasar por simpatizante, que no militante, aclaró siempre, del entonces floreciente partido del sol azteca– consistente en poner francotiradores en los estribos de los helicópteros que sobrevuelan dizque las zonas más conflictivas de la capital del país para impactar a la ciudadanía… Al parecer eso de traer francotiradores en los estribos de los helicópteros funcionó al menos el pasado martes, cuando en Tláhuac fueron aprehendidas tres personas, dos mujeres y un hombre, en calles de la Colonia Miguel Hidalgo –de acuerdo al reporte oportuno de Noticiudadana–, luego de una intensa movilización policiaca, como parte de un operativo que originó un enfrentamiento en Calle Pedro Locateli y Calle Flauta, enfrente de una bodega Aurrerá, lo que obligó a los vecinos a esconderse para no ser blanco del fuego cruzado… Así de grave está la situación en Tláhuac… Lo malo es que en tanto algún osado jefe de gobierno no se atreva a combatir la corrupción en la corporación policiaca descabezando a las manzanas podridas que cobran moches y entres a sus subordinados, la delincuencia seguirá haciendo de las suyas en la Ciudad de México… Porque una golondrina –bueno, en este caso fueron tres–, no hará verano en Tláhuac, donde los mentados retenes que elementos de la Secretaría de Seguridad Pública realizan sobre el Eje 10 Sur, apenas saliendo del pueblo de Tlaltenco con rumbo a Santa Catarina, así como en esta última población, muy cerca de la autopista México-Puebla, no pasan de ser simples emboscadas a plena luz de día para detener y extorsionar a los conductores que llevan los vehículos más fregados con el pretexto de revisar la documentación correspondiente… De ahí que las declaraciones del nuevo secretario de Seguridad Pública capitalina, Raymundo Collins, no pasen de ser las de un funcionario chambón de esos que llegan al final de un ciclo nada más para alardear con eso de que va a cambiar todo para que al final todo siga igual o peor a como estaba… Y como para no pasar inadvertido en sus diez minutos de fama antes de que llegue la morenista Claudia Sheinbaum a la jefatura de gobierno a ver si como ronca duerme… Por lo pronto, en redes sociales elementos de la SSP capitalina se quejan de que ni Collins ha volteado a ver lo que sucede en dicha Secretaría con eso de las denuncias, quejas, corrupción, abuso de autoridad y nepotismo, que se viene dando desde los días de Hiram Almeida como titular pasando por el mentado Jefe Apolo, y los otros jefazos apodados -¡hágame el refavrón cabor!, como diría CatónNeptuno, Marte y Depredador, entre la runfla de vividores, señalados de ser protegidos por la corrupción gubernamental, empezando por el entonces jefe Miguel Mancera, porque practican el cobro de renta en los distintos agrupamientos y sectores donde los elementos policiacos tienen que pagar la correspondiente cuota que les exigen a fin de poder trabajar, porque de no hacerlo son removidos o enviados, según las denuncias referidas, a golpear reporteros… En ese estercolero de corrupción destaca el caso del subdirector del sector Zapotitla que estando en servicio se puso hasta las manitas de borracho y amenazó a sus subalternos con fastidiarlos si lo denunciaban… Tampoco ha sucedido nada en el sector Mixquic, donde fue impuesto un tal Hades gracias a que pagó una cuota de 50 mil pesos, y quien junto con el apodado Pretor saquearon en compañía de un tal director Arnaiz la bodega supuestamente custodiada en Santa Catarina, de la que aquí dimos cuenta, y que contenía objetos robados… En fin, que cada vez la gente en Tláhuac, independientemente de la de otras delegaciones, está peor en materia de inseguridad y corrupción policiaca. No se ve quién pueda venir a parar esta ola delincuencial, sobre todo cuando al cierre del «año de Hidalgo», los policías –vaya usted a saber si efectivamente lo hacen por presión de sus corruptos jefes o porque se llevan algo a la bolsa– están verdaderamente desatados con la instalación de sus mentados retenes, verdaderas emboscadas contra quienes como automovilistas tienen la desgracia de toparse con ellos, mientras en Avenida Tláhuac los ladrones del transporte público siguen atracando gente sin que la policía se dé por enterada… Al tiempo.

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