En Milpa Alta a la delegación le importa el dinero, no las tradiciones

Mercado Sobre Ruedas

Información Aun cuando el pulque que venden es de extracción y producción netamente milpaltense, de Santa Ana Tlacotenco, los de la administración local, emanada del PRI, marginaron a los comerciantes de esa bebida ancestral cuyo origen se remonta a los antiguos mexicanos, dado que en Milpa Alta es el lugar de la Ciudad de México donde un sector importante de pobladores sigue hablando el náhuatl y tomando pulque. Valió m... Parecen ironizar los de Pulques Teuhtli Por un permiso para poder vender pulque en la temporada de carnaval durante cinco días la delegación Milpa Alta exigió 15 mil pesos, según denuncian los dueños de Pulques Teuhtli, los cuales se negaron a pagar dicha cuota por considerarla un exceso, y al no hacerlo de inmediato su establecimiento fue clausurado por el área de Jurídico de la administración local. Sin embargo, en la red social de Facebook los involucrados en el establecimiento comercial agradecieron a todos sus clientes por haberlos apoyado en los dos primeros días, tiempo en que sí pudieron estar presentes en el carnaval de Milpa Alta. Aun cuando el pulque que venden es de extracción y producción netamente milpaltense, específicamente de Santa Ana Tlacotenco, los de la administración local, emanada del PRI, marginaron a los comerciantes de esa bebida ancestral cuyo origen se remonta a los antiguos mexicanos, dado que en Milpa Alta es el lugar de la Ciudad de México donde un sector importante de pobladores sigue hablando el náhuatl y tomando pulque. «Fuimos rotundamente clausurados a pesar de que estábamos en un lugar externo al carnaval», precisan en su página, con lo que se evidencia la ambición de la administración delegacional milpaltense, al lucrar con las tradiciones y sacar provecho en pleno «año de Hidalgo». «Pulques Teuhtli nunca se opuso a adquirir un lugar en dicho evento, pero con una cuota tan elevada de $15,000 pesos creemos que era un exceso por 5 días», escribieron, al tiempo que refieren que en otros eventos como la Feria Nacional del Mole, para cuya celebración los organizadores –productores y restauranteros de San Pedro Atocpan–ofrecen los espacios para trabajar durante cuatro fines de semana en siete mil 500 pesos, y estos cuentan con luz, agua, encarpetado y sobretodo seguridad. Pero en el carnaval de Milpa Alta se tiene que trabajar en vía pública. «En banqueta y háganle como puedan», cuestionan. Mientras en la delegación Tláhuac la administración local impone «ley seca» en festividades de la localidad a fin de lucrar con estas, incluso para condicionar el voto de mayordomías y comparsas (aun cuando por primera vez y dada la mezquindad de la gestión morenista se les ha quitado el 20 por ciento de los apoyos para sus festividades), en Milpa Alta la administración priista permite la venta indiscriminada de todo tipo de bebidas espirituosas siempre y cuando paguen el equivalente a lo que sería en la delincuencia organizada (informal) el «derecho de piso». «Nos argumentan que por ser una bebida alcohólica tengo que pagar esta cantidad por el ‘permiso’» –se dice en la página de Pulques Teuhtli en Facebook–, y se señala como «dato curioso» que el permiso sólo tiene duración de cinco días. «Pena ajena da que a esta bebida ‘ancestral’ se esté perdiendo poco a poco, pues ya no hay gente que ‘raspe’, tlachiqueros. No la valoramos y la califican de bebida ‘alcohólica’», apuntan. Los copropietarios de Pulques Teuhtli aseguraron que la delegación les puso a ellos tantas trabas para vender su producto, mientras que la venta de cervezas se lleva a cabo al por mayor, con carpas en cada esquina, aun cuando el trayecto para la celebración del carnaval es corto. A pesar de que supuestamente se trata de un evento familiar, los excesos por la venta de cerveza y otras bebidas alcohólicas es evidente, ante el disimulo de los inspectores de la delegación. Tras de que reconoce haber perdido una batalla, pero no la guerra, el historiador Raymundo Flores Melo, en un comentario en la página de Pulques Teuhtli, consideró la conveniencia de «darle un giro al carnaval».