«En
Asia, África y Latinoamérica, en los países del sur global, la mayoría de
decesos por parte de mujeres en desastres tiene que ver con las relaciones
de género y cómo están construidas. Muchas ocasiones esto se presenta
porque las mujeres no aprendieron a nadar o su ropa no les permitió moverse
con mayor agilidad», señaló una especialista del CIESAS, Unidad Noreste.
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Pobladores en zonas de alto riesgo prefieren quedarse ahí que moverse a un sitio más seguro |
El arraigo o apego a un
lugar en riesgo por desastre natural comúnmente en áreas con alto grado de
pobreza y marginación, es una motivación para permanecer en peligro debido a
que la construcción de viviendas se remite al empezar como tejabanes hasta
poner la primera pared de concreto, de ahí que para quien la edifica «dejar
eso es como dejar años de lucha».
A decir de Libertad
Chávez Rodríguez, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social (CIESAS), las fases del ciclo doméstico
conforman un papel decisivo en la determinación de moverse, ya que las
familias con hijos en edades tempranas y que están apenas formando su hogar
es más difícil que se muevan, al igual que los adultos mayores.
«Esto tiene mucho que ver con la gestión integral
de riesgos de desastres, porque hay que ver qué pasa con este asunto de las
reubicaciones, ya que finalmente son individuos y en ocasiones son movidos a
lugares muy lejanos, alejados de todo lo que conocen», dijo.
La especialista desarrolla
el tema de la segregación espacial de alto riesgo hidrometeorológico, con las
inundaciones y anegamientos, así como deslaves y derrumbes en el Área
Metropolitana de Monterrey, que son frecuentes y tienen graves impactos en el
desarrollo de las actividades humanas en la ciudad.
«Coinciden las áreas de
inundación con alto grado de pobreza y marginación, por ejemplo cerca del
municipio de Pesquería, Nuevo León, en el río Santa Catarina, donde hay
colonias a las orillas del río, o prácticamente en él, que están muy amenazadas»,
dijo.
Aunque la investigación
abarca el contexto social de las comunidades segregadas, el objetivo
principal es conocer las motivaciones, una aproximación desde los sujetos,
que incluye también la perspectiva de si se consideran o no en potencial
riesgo ante un desastre natural.
«Las cuestiones subjetivas, de acuerdo con el
trabajo de campo que he realizado, son las que finalmente determinan que
alguien se quede en algún lugar o que salga de ahí en caso de un huracán. Es
importante conocer por qué hay cosas que no funcionan en la gestión de
riesgos y por qué surgieron desastres como los huracanes Gilberto en 1988 y
Alex en 2010», indicó.
Roles de género y toma de decisiones
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Libertad Chávez Rodríguez |
«Hay estudios de percepción de riesgo que indican
que las mujeres tienen una mayor percepción del riesgo en comparación con los
hombres. Pero los roles que cada uno juega es simplemente la reproducción de
las relaciones de género, y en el caso de los desastres se acentúa más», precisó.
Esta tendencia, expresó,
hace que los hombres sean los que salgan a limpiar, a desalojar los caminos
obstruidos, a quitar las piedras y a cuestiones que tengan que ver con la
infraestructura física; mientras que las mujeres se quedan en la casa, en
labores domésticas, como la crianza de los hijos.
«Sin embargo, no hay que generalizar, pues no
siempre es el mismo caso. Aunque hay mujeres que trabajan, durante los
desastres se pueden duplicar o triplicar sus actividades», apuntó.
También existen casos en
Latinoamérica donde las mujeres se organizan para que se vuelvan a proveer
los servicios públicos, puesto que en numerosas ocasiones el género femenino
es el que crea colectivos que demandan algo para su comunidad.
«Quizá el punto más importante es el de la toma de
decisiones. Hay que saber quién tomó la decisión en determinado momento o
cómo se decidió. Recuerdo mucho un testimonio de mi investigación en Yucatán,
donde un joven me dijo: ‘Pues lo decidimos entre mi papá y yo, ¿quién más?’,
como si todas las mujeres y su opinión no fuera tomada con el mismo peso».
Mujeres, en mayor peligro ante desastres
En su artículo «Cambio
climático y género: reflexiones críticas para interpretar los nexos»,
expuesto en el Seminario Biodiversidad, Conocimiento Local y Cambio Climático
en la Región Andino-Amazónica: Muchos Desafíos, un Solo Objetivo, Libertad
Chávez especificó que las mujeres son las más afectadas cuando carecen de
electricidad, ya que tienen que invertir tiempo en recopilar combustibles y
por el daño en su salud debido a los efectos nocivos del uso de cocinas de
leña.
«Tiene mucho que ver con las percepciones de
género. Por ejemplo, representa un riesgo para las autoridades realizar
actividades físicas en cuanto a la rehabilitación de espacios por desastres
naturales, pero no lo es el hecho de que las mujeres cocinen en condiciones
de inundación», asentó.
Recalcó que la
investigación sobre la relación entre el género y los desastres comienza
porque más mujeres mueren durante los fenómenos naturales, sin que se tuviera
claridad del porqué de esa proporción.
«En Asia, África y Latinoamérica, en los países del
sur global, la mayoría de decesos por parte de mujeres en desastres tiene que
ver con las relaciones de género y cómo están construidas. Muchas ocasiones
esto se presenta porque las mujeres no aprendieron a nadar o su ropa no les
permitió moverse con mayor agilidad», concluyó.
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