Por
Armando Ramírez
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Hay vecinos en Tláhuac que ya de plano salen con un arma de su casa escondida para defenderse de los ladrones ante la cínica indiferencia de la autoridad |
Los asaltos contra
unidades de transporte público concesionado de las rutas que circulan hacia
Tláhuac continúan sin freno, sin que las autoridades delegacionales y las de
la Ciudad de México tomen medidas contra la delincuencia, según denunciaron
vecinos de la demarcación por las redes sociales.
El sábado, fueron
reportados por lo menos tres incidentes, entre ellos un asalto a la altura de
Avenida Las Torres, donde los ladrones golpearon a un chico que intentó
bajarse de la unidad.
Algunos vecinos
sospechan que existe contubernio entre los operadores y los ladrones, debido
a que los primeros se niegan a denunciar ante el Ministerio Público los
hechos, al aducir que «pierden mucho tiempo en la tramitología» y se quejan
de la ausencia de parte de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de
la Ciudad de México.
Otro de los incidentes reportado
fue el asalto a usuarios y chofer a mano armada en otra unidad de transporte
público en Zapotitlán, a la altura del semáforo donde dan vuelta los
microbuses que van a Miramontes.
De acuerdo con el
reporte, dos sujetos que viajaban en una motocicleta, de modelo similar a las
que usan los repartidores, frenaron abruptamente junto a la unidad y fue
entonces cuando uno de ellos abordó el autobús con un arma de fuego en la
mano.
El tercer asalto del
día fue reportado a la altura de Periférico, por donde están construyendo una
plaza comercial. Ahí fueron los pasajeros fueron asaltados por tres individuos
de complexión delgada, dos morenos y uno de piel blanca, con mariconeras de
color negro y todos con armas blancas.
Transportistas rechazan
cualquier complicidad o contubernio con los asaltantes, y señalan que «hace
unos días a un compañero pasó por una situación» similar, pero que «en la
coordinación no le quisieron levantar su carpeta de investigación». En
realidad se trata de un trámite «de verdad muy engorroso que hasta el mismo
usuario afectado no quiere hacer denuncia».
Al decir de un
transportista, «no tenemos garantías y ahora resultamos hasta cómplices».
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