viernes, 1 de octubre de 2021

El «dios Anubis», otra patética historia de un mando de la SSC

http://mercadosobreruedasnosotros.blogspot.com/2021/04/el-robo-candidata-da-esperanza-vecinos.htmlMercado Sobre Ruedas                                                                                                                            

 

Historias de la urbe

Lo pusieron de jefe en el sector Clavería y lo primero que hizo fue dividir las instalaciones para que los jefazos no se mezclen con la tropa, o lo que es lo mismo, con la «carne de cañón».

¿Fifís de la corporación?

Con la llegada a la coordinación general de la Policía de Proximidad de la Zona Poniente del policía segundo habilitado como comisario, Cristian Raymundo, con indicativo Anubis, los elementos policíacos del sector Clavería constataron que en la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México la obnubilación ha afectado a algunos con eso de la dizque cuarta transformación.

A decir de quienes han podido atestiguar el comportamiento de Anubis –nombre griego del guardián de las tumbas asociado con la muerte y la vida después de ésta en la religión del antiguo Egipto–, en «un acto total de prepotencia» dividió las instalaciones del sector como para pintar su raya con la «chusma» y no mezclarse con la tropa.

En tiempos en que pareciera que al secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, las gitanas lo han convencido de que tiene con qué aspirar a ser jefe de gobierno de la Ciudad de México en 2024, Anubis «se instaló como todo un dios», nos dicen, y en «uno de los actos más reprochables para la dignidad de los elementos adscritos a este sector», hizo a un lado los reglamentos que indican que no se pueden hacer modificaciones a las instalaciones de la SSC y mandó poner una división en el patio.

Como para ludibrio y escarnio de un orate de palacio: los fifís de un lado y los chairos del otro.

La división del sector fue para marcar diferencia entre el «mando» y la «tropa», conocida ésta en el argot de la policía capitalina como vil «carne de cañón», esa a la que dichos jefes suelen enviar en las manifestaciones a hacer el ridículo frente a desquiciadas turbas que en sus arrebatos los agreden una y otra vez y la gente de uniforme ni siquiera puede mentarles la madre porque corren el riesgo de ser cesados y en el lavadero de mano de los superiores hasta les pueden echar encima a los de derechos humanos.

Bien, pues esa tropa vulgo carne de cañón que aguanta todo, además de inclemencias del tiempo, horarios excesivos, arrestos injustificados, el cobro de cuotas de dinero y ser obligados a realizar remisiones al Ministerio Público de personas inocentes pero que por consigna de los jefazos les tienen que fabricar delitos, resulta que en el sector Clavería tienen prohibido asomarse por encima de la división para que no vayan a ver al tal Anubis.

Y mire que para que don Cristian Raymundo tenga pretensiones de maestro de las necrópolis y patrón de los embalsamadores, por sentirse todo un perrazo, pareciera que algo debe andar mal en su tatema.

Por lo anterior, estos policías que luchan por contener a la delincuencia, mientras los jefazos mandan a sus incondicionales a atracar automovilistas y camioneros, están molestos porque el tal Anubis los despojó de su área laboral, que como quien dice, prácticamente es su segundo hogar porque también ahí deben de dar el gasto, pero ahí a los mandos con tal de que los dejen trabajar.

Con la puntada del Anubis –como diría Capulina si aún viviera, apa nombrecito, óilo, óilo– el altar de la virgen María, símbolo religioso del personal de policía, así como el cajero automático donde van a retirar su quincena sin necesidad de exponerse a tanto ladrón que anda suelto por las calles –incluidos los que ya andan en campaña para agarrar hueso en 2024–, quedaron del otro lado, es decir, de la parte vip (puro trinche jefe). Entonces, ahora resulta que cuando un policía quiere encomendarse a la virgencita antes de salir a la calle a cumplir con su labor de contener a los delincuentes o, también, quiere retirar su quincena, pues debe pedir permiso ¡por escrito!

¡Qué mam…ucho el sol!, nos salió el tal todo-hecho-un-perro.

Lo peor, dicen los policías del sector Clavería, es que dicho seudo mando, utiliza su área exclusiva de puro jefazo para embriagarse toditos los fines de semana, religiosamente. Esto es, que mientras la tropa anda en la calle tratando de contener a la delincuencia, todo-hecho-un-perro liba con fruición y rinde tributo al dios Baco.

Es así como una instalación con más de 20 años de existencia, el tal Empédocles, perdón –Empédocles era griego además de haber sido gente decente y filósofo–, Anubis la ha convertido en una vulgar cantina de pedernales de rango. Por lo que la tropa concluye con lo siguiente:

«Si así es tratado el personal, qué podemos esperar para la población en general».

Lo único cierto es que la poca dignidad que quedaba en la SSC ya de plano se acabó, y el colmo fue lo que el tal don-hecho-un-perro llegó a hacer en el sector Clavería.

¿Qué dice don Omar García Harfuch al respecto?

¡Nada!, qué iba a decir, él a lo suyo, a dejar que las gitanas le sigan leyendo las cartas con tal de alentarle la esperanza de que cuenta con los méritos suficientes para llegar a ser jefe de gobierno en 2024, y que le puede dar la batalla nada menos que a Martí Batres y Ricardo Monreal (¡imagínese cómo debe estar de trastocado don Omar si cree que le puede ganar a estos dos pesos pesados y de luengo colmillo retorcido en eso de las marrullerías de la grilla morenista!). Pero en fin, si en su momento Miguel Mancera pudo ser jefe de gobierno tras de ser procurador, ¿por qué no va a poder el secretario de Seguridad capitalina?


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