sábado, 24 de septiembre de 2022

Ni a Sheinbaum, la fiscala y el super policía importa lo del ejido Tlaltenco

 

 

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Enésimo ejidatario fue despojado de su parcela, pero a diferencia de muchos de sus compañeros, dio su testimonio y la Guardia Nacional, al menos, ya lo escuchó.

Maquinaria como esta es la que don Pedro encontró
adentro de su parcela esta semana

Mientras la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, se cura en salud al ordenar acciones de desalojo y derribo de construcciones en suelo de conservación en Tláhuac, en el ejido de Tlaltenco las invasiones y despojos a sus legítimos dueños de parcelas continúan llevándose a cabo impunemente por parte de bandas del crimen organizado con la presunta protección de elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).

En el polígono 1, ubicado entre la empresa Lear, lo que para la gente sigue siendo la Cisa, toda la parte trasera del Zorro Abarrotero y hasta el arco de piedra de Tlaltenco, es una zona plagada de invasiones e infestada de halcones, de acuerdo con testimonios de ejidatarios que han sido despojados de sus parcelas.

«Tienen tantos halcones que más bien parecen gallineros», dijo un ejidatario.

Halcones en el ejido de Tlaltenco tienen entre 16 y 19 años

Al lugar, los ejidatarios que han sido despojados de sus parcelas «generalmente ya no regresan a reclamar lo que es suyo», tras ser intimidados y amenazados por mozalbetes que realizan rondines las 24 horas del día a bordo de motonetas, motocicletas y cuatrimotos sin placas, porque al presuntamente tener la protección de elementos de la SSC pueden entrar y salir del ejido sin que nadie los moleste.

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Al tiempo que las invasiones y despojos continúan en el ejido de Tlaltenco, a quien funge como encargado de los asuntos relacionados con la comisaria ejidal de Tlaltenco, Juan Manuel Romero Santillán, el problema simplemente lo ha ignorado porque según testimonios de ejidatarios, «no se quiere meter en problemas con los malos» y, por consiguiente, no hay ningún protocolo establecido que pueda ser activado al momento de una invasión.

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La mañana del viernes 15 de julio de 2022

Como se informó en su momento, Juan Manuel acompañaba a Hipólito Flores Pacheco, ex comisario ejidal, el pasado 15 de julio cuando éste fue baleado en el centro de Tlaltenco, y posteriormente llevado a un hospital donde por fortuna logró restablecerse de las heridas, pero del asunto ya no se supo más debido, según trascendió, a que fue en la propia Fiscalía General de Justicia capitalina donde le recomendaron ya no hablar del atentado para no contradecir el discurso de la jefa de gobierno por aquello de que la capital del país es una de las ciudades más seguras del mundo.

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Enésimo despojo en el ejido de Tlaltenco esta semana

«Me avisaron que habían metido máquina a mi terreno, fui para allá y sí, estaba un trascabo trabajando, eran puros chavillos, al de la máquina le pregunté que por qué se había venido a meter y me dijo que a él lo habían contratado, fue al único al que le presenté mi documento de propiedad de la parcela, luego de eso agarró su trascabo, dio la vuelta y se fue».

Es el testimonio de un ejidatario al que llamaremos simplemente como don Pedro que, como muchos ejidatarios más, han tenido que pasar el trago amargo de enfrentarse con una de las bandas que por años han operado impunemente en el ejido para despojar a sus legítimos dueños de las parcelas.

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El licenciado Rioja

«Cuando el trascabo se fue había unos seis chavos ahí viendo que empezaron a echar puro despapaye, puras indirectas contra mí, porque como había un hoyo ahí en el terreno se empezaron a decir, ‘mira ahí cabe uno’, luego otro dijo, ‘qué te crees, caben hasta tres’, fue entonces cuando llegó el licenciado Rioja, de tacuche y con un folder con papeles y dice, ‘¿qué pasó?’, ‘pues aquí el señor, sacó la máquina’, le dijo uno de los chavos, ‘¿cómo que sacó la máquina?’, ‘sí, que porque dice que ese terreno es de él’».

«El chavo ese, el licenciado pues, me dice ‘¿qué pasó?’, ¿qué pasó?, le dije, ‘pues cómo que sacaste la máquina’, sí, la saqué porque este terreno es mío y de mi hermano, ahora sí que somos los dueños. ‘No, que te crees, si a mí me vendieron’. ¿Ah, sí? ‘Sí, mira, aquí ya traigo los papeles y todo, el contrato’».

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«Pues que te crees que mi hermano y yo no hemos vendido nada, así que dile a la persona que te vendió que venga y aquí lo arreglamos. Entonces se empezó a poner medio pesadito, y los chavos aquellos riendo, y sí, me di cuenta que uno de ellos traía pistola, por eso también me calmé y ya no le dije nada. Ya sólo dije que espero a la persona que te vendió y aquí lo arreglamos».

«Vi que comenzaron a llegar más chavos (de entre 16 y 19 años), y a la orilla de este lado está de vecino un primo, él y otro amigo mío y se acercaron, y platicaron con el licenciado Rioja».

Tanta lacra

«Oye, pero ¿para que traes tanta lacra?, le dijo mi primo al licenciado. Ahora ya eran como unos siete u ocho los chavos que había en el lugar».

«Siguió la discusión, luego llegó un moreno gordito con una muchacha, el licenciado le dio los papeles al cuate ese, luego ya me dice éste, ‘¿qué pasó?, ¿cómo que sacaste la máquina?’, sí le digo, porque este terreno es de mi hermano y mío, así que ¿quién te autorizó a que metieras la máquina?»

«No, ¿qué te pasa?, a mí me vendieron ese terreno».

Llámenle a una patrulla

El recién llegado volteó con los muchachos que se encontraban ahí y les pidió que llamaran a una patrulla, «rápido, vamos a Tláhuac y ahí lo vemos», comentó. «Pues llámala, pero yo no me voy a subir a una patrulla», les advirtió don Pedro. Pero el otro, posiblemente con la certeza de que con policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana se sentiría protegido le respondió: «¡Ah, no!, tenemos que ir».

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Uno de los muchachos intervino amenazador: «Si no te estamos pidiendo permiso».

Don Pedro comprendió que de seguir ahí su vida corría peligro, por lo que prefirió retirarse y caminó hacia Avenida Tláhuac, pero fue entonces cuando lo alcanzaron otros dos jóvenes que acababan de llegar en una motocicleta.

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Ya la tienes perdida

El que iba manejando le dijo:

«¿Sabes qué?, ya la tienes perdida, mejor ni le muevas».

Le dio su nombre a don Pedro, pero como reconoció el ejidatario, «en ese momento estaba yo nervioso». Luego el que iba atrás de la moto intervino: «En buena onda, ya ni le mueva, mejor váyase». Don Pedro respondió resignado con un «sí, ya me voy». A lo que el malandro respondió: «Sí, pero ya no le mueva, este terreno ya lo perdió».

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Mientras caminaba para salir del ejido, don Pedro vio cómo llegaban más mozalbetes al lugar. «Llegaron dos carritos de esos tipos golf llenos de chavos y en uno venía el que había visto yo que traía la pistola, ese se me pegó a mí y me dijo, ‘¿qué pasó?, ¿todavía estás acá?’ ¿Por qué?, pregunte yo. ‘Pues cómo por qué, ya llégale, o que, ¿quieres que me baje o qué?’. Pues aguanta, le dije ya en Avenida Tláhuac, estoy esperando mi micro, ni modo que me vaya caminando. ‘Pues de volada’, me apuró».

Al final en el lugar había como unos 30 mozalbetes.

Una luz de esperanza

Don Pedro subió al primer micro que pasó, resignado a perder su parcela, y se alejó del lugar.

Sin embargo, más tarde, cuando ya estaba en su casa rumiando su coraje y sin decirle nada a su esposa que no dejaba de preguntarle que qué le sucedía y por qué estaba así de apesadumbrado, un amigo le llamó por teléfono y le pidió que se regresara a la Avenida, porque lo esperaban los de la Guardia Nacional.

Una luz de esperanza le regresó el ánimo que ya había perdido.

A la Guardia Nacional es a la que los malandros sí respetan

«Aquí estoy en Calle Ejido, abajo de donde están los condominios, me dijo, ya cuando llegué estaba una vagoneta, ya fue cuando me atendieron, me subí y me estuvieron preguntando cómo había estado la situación. Fuimos, pero no vimos nada, me dijeron, no, es donde están los tráileres hacia atrás, ahí es donde estuvo el percance, porque mi parcela la tengo hasta allá adentro», les explicó.

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Y sí, la única esperanza para los ejidatarios que han sido despojados de sus parcelas en Tlaltenco parece constituirla la Guardia Nacional. Porque ni a Claudia Sheinbaum, ni a la alcahueta fiscala, mucho menos a la dependencia donde quien aspira a una candidatura de Morena en 2024 está más ocupado en montar operativos mediáticos para posicionarse con la imagen de un super policía como para percatarse que sus subordinados brindan protección a los malandros en Tláhuac, les importa un bledo lo que los ejidatarios de Tlaltenco les suceda.


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