| Delincuentes motorizados asolan al ejido de Tlaltenco |
Aun cuando desde hace
tiempo los ejidatarios de San Francisco Tlaltenco, Alcaldía Tláhuac,
han levantado alrededor de 150 denuncias en el Ministerio Público tanto en Tláhuac
1 como en Tláhuac 2 por delitos ambientales, amenazas y agresiones, hasta la
fecha no existe ninguna medida cautelar de la Fiscalía General de
Justicia (FGJ) de la Ciudad de México para evitar que los delincuentes que operan
para diversas organizaciones del crimen organizado, continúen actuando
impunemente dentro del núcleo ejidal.
A continuación
presentamos el testimonio de un ejidatario que ha sufrido, en una semana, el
embate de los delincuentes hasta en tres ocasiones.
Yo estaba en mi casa, en Tlaltenco, cuando un
conocido me llamó por el teléfono celular, al parecer alguien en mi parcela
habían construido un cuarto y me recomendaba que yo fuera a verificar lo que
me decía, pero como ya era cerca de la media noche del martes (11 de enero)
preferí ir al día siguiente, y así lo hice.
A las ocho de la mañana del miércoles llegué a mi
parcela, me di cuenta que ahí adentro estaban cinco hombres, estaban alrededor
de una fogata, les pregunté que quién les había dado permiso de estar en esa
parcela que es de mi propiedad, y ellos me contestaron que habían comprado el
predio a una señora de nombre Lidia Valeriano.
Les dije que si ella les había vendido parte de su
parcela, entonces no era esa, la mía, porque dicha persona es propietaria de
la parcela 20, pero luego ellos me respondieron que no se iban a mover de ahí
porque ahí les había dicho la persona que les había vendido que era donde
compraron.
Me dijeron que se iban a quedar a cuidar y que
tratarían de contactarla para que se presentara y aclarara la situación.
Posteriormente me indicaron que la señora Valeriano se iba a presentar en el
lugar el fin de semana, que en ese momento no podía hacerlo porque se
encontraba en el estado de Hidalgo. Así que mejor decidí retirarme del lugar.
—A’i les encargo, no vayan a hacer nada hasta que
la señora se presente –les dije.
—Está bien –aceptaron aquellos.
El sábado otra vez recibí una llamada por mi
celular, eran las ocho de la mañana, se trataba de un desconocido porque su
número no lo tenía registrado ni le pude reconocer la voz.
—Hay un trascabo trabajando en tu parcela –me dijo.
Luego de eso le avisé a un familiar y éste pidió
el apoyo de una patrulla, nos quedamos de ver con los policías en Calle Ejido
y San Rafael Atlixco, a las 8:30 nos entrevistamos con los policías, les
indicamos cuál era el problema, que era en una parcela, pero les dijimos que
si querían entrar al ejido por el arco o por la Calle Ejido, por esta última
había que pasar por debajo del callejón del Metro y caminando.
Los policías dijeron que entrarían con la patrulla
hasta el muro del Metro y después caminarían, una vez que llegamos a mi
parcela ahí había tres hombres, eran, según me enteré, Miguel, de 47 años; Héctor,
de 38 años, y en el trascabo Brayan, de 28 años. Uno de los policías les
ordenó que dejaran de trabajar, que parara la máquina, el otro policías les
preguntó que qué estaban haciendo ahí.
—A nosotros nada mas nos contrataron para cuidar
la parcela –dijeron los dos que estaban debajo de la máquina–, pero vamos a
llamarle al dueño para que venga a aclarar la situación.
Mientras que el del trascabo se justificó:
—A mí nada mas me contrataron para realizar un
trabajo.
Dicho lo anterior, se fue con todo y trascabo,
pero los policías fueron tras él y lo detuvieron más adelante, lo detuvieron
con todo y máquina.
Le pedí a los policías que los pusieran a los tres
a disposición de la autoridad, así lo hicieron, por eso supe sus nombres y su
edad. Los denuncié por delito ambiental, porque emparejaron la tierra de mi
parcela. Había un montón de escombro a un lado que me habían dejado los que
construyeron el Metro, bueno, pues el del trascabo ya lo había emparejado
todo.
También tenía cinco árboles que eran los puros
palos, porque los había quemado el frío, así como un pino, pero ya no están,
se perdieron, así como la cañuela del maíz que es para alimentar a mis
animales, pero ya no hay nada, por eso los denuncié, todo quedó perdido, por
eso le pedí a los policías que los presentaran en el ministerio público.
Ignoro si les leyeron sus derechos, lo que sí vi
fue que los policías primero hablaron con alguien por radio, les dijeron que
se debían presentar en Tláhuac 2, a donde llegamos a las 11:45 horas.
Los tres individuos se encuentran
en libertad. Según testimonios de ejidatarios, los propios ministerios públicos interceden en favor de quienes son detenidos y presentados por delitos ambientales para que los afectados les otorguen el perdón. A veces lo consiguen, como sucedió el fin de semana en el caso de una ejidataria, a la que el abogado de los delincuentes y un MP presionaron para que retirara los cargos.
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