Por lo visto, la administración de Raymundo
Martínez Vite al frente de la alcaldía Tláhuac no se ha diferenciado de
la anterior, la que encabezó su correligionario Rigoberto Salgado,
hoy flamante diputado local (por la vía plurinominal, por cierto), ni mucho
menos de la del «dipuporno» Rubén Escamilla, en eso de que los
funcionarios aprovechen el cargo para pedir favores sexuales a
trabajadoras.
Porque luego de que una joven que
realiza su servicio social declaró sufrir acoso sexual mediante tocamientos
y hostigamiento por parte del encargado de la oficina de amparos en la
Dirección Jurídica, Carlos Iliam S, según denuncia ftlh/tlh-2/ui-3s/d/01509/08-2019,
interpuesta el pasado 22 de agosto en la Procuraduría capitalina,
trascendió que por esa misma razón tuvo que salir de la administración un
individuo de nombre Santos, quien para mayores señas y en pleno
apogeo de la mentada unión de
colonias populares, los celebérrimos uceperos, banda a la que pertenecía, se desempeñó como
coordinador territorial de la Colonia del Mar.
Para colmo, a un líder coordinador del
área de Participación Ciudadana, de nombre Benito Araiza Sandoval, lo
pusieron de patitas en la calle hace una semana. ¿Por qué? Según se dice ya
había acusaciones en su contra por «prepotencia y acoso laboral». De poco
le valió ser parte del equipo de Jesús Quintero, grupo que en la
administración del alcalde Martínez Vite tiene la etiqueta de «intocable».
Sin embargo, algo gordo habrá hecho como para que a quien se significa por
ser otro de los suspirantes a contender por la dizque cuarta transformación le hayan dado de baja a uno de los suyos.
Suspirantes a bailarse a Tláhuac
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Un Salgado, Ricardo, busca hacer campaña y aquí aparece con Cristina Cruz, jefa del dizque programa de servidores de la nación |
Otro de los que suspiran por volver a bailarse a Tláhuac desde la ahora
alcaldía es el actual flamante diputado local Rigoberto Salgado, quien
no quita el dedo del renglón en el tema de imponer su cacicazgo en la
demarcación, para lo cual tiene dos cartas: uno es su hermano Ricardo,
a quien por lo pronto mantiene en la lista de presuntos servidores de la
nación –la de los mentados superdelegados que según se dijo iban a manejar
recursos para inducir el voto a favor de Morena mediante dádivas a la
población–, y el otro es Héctor Jiménez Garcés, a quien Martínez
Vite la ganó la carrera por la candidatura el año pasado, tras del
escándalo de la dizque narco gestión, por aquello de que el otro que
gobernaba en Tláhuac era Felipe de Jesús Pérez, alias el «Ojos». Habrá
que ver si los chicharrones del «Rigoñas» todavía siguen tronando con el purificador de López… Al
tiempo.
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