De un tiempo a la fecha las personas
encargadas de los sanitarios públicos en la también conocida como «línea
amolada», asumieron una actitud agresiva contra quienes se ven en la
necesidad de acudir a ese servicio, al ausentarse del sitio por varios
minutos y esconder el papel sanitario y las toallas de papel para secar las
manos, o colocarles el letrero de «Fuera de servicio» alrededor de las
nueve de la noche para irse a su casa.
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Esta fotografía fue tomada en el sanitario público de la estación Tláhuac en noviembre del año pasado, en la que se ve el letrero de Fuera de servicio |
El que la línea 12 del
Metro cuente con sanitarios públicos dejó de ser garantía de la prestación de
un mejor servicio para los usuarios desde hace mucho tiempo, debido a que
quienes fueron puestos en los mismos para supervisión del funcionamiento de
estos dan por concluidas sus labores desde antes de las nueve de la noche.
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Esta fotografía fue tomada a fines de agosto pasado y se ve la advertencia de que quien quiera entrar deberá hacerlo sólo para orinar porque no hay agua |
Así que a partir de las
21 horas aquel usuario que tenga la necesidad de entrar al sanitario en
cualquiera de las estaciones de dicha línea, deberá aguantarse las ganas hasta
llegar a su casa, o buscar un lugar en la vía pública, con el riesgo de que
algún policía lo sorprenda y vaya a extorsionarlo.
Lo cierto es que de un
tiempo a la fecha las personas encargadas de los sanitarios públicos en la
también conocida como «línea amolada», asumieron una actitud agresiva contra quienes
se ven en la necesidad de acudir a ese servicio, al ausentarse del sitio por
varios minutos y esconder el papel sanitario y las toallas de papel para
secar las manos, o colocarles el letrero de «Fuera de servicio» alrededor de
las nueve de la noche.
Asimismo, la máquina
donde se deben depositar las monedas de algunos de estos sanitarios simplemente
no dan cambio, por lo que quien desee entrar debe cargar la correspondiente moneda
de cinco pesos, o de lo contrario resignarse a pagar de más si es que sólo
trae de diez pesos.
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Y para que a ningún varón le vayan a ganar las ganas, la persona encargada del sanitario sella la puerta del retrete con lo que tiene a mano |
El colmo es que aunado
al problema de alguien deba aguantarse las ganas de alguna necesidad
fisiológica si por cuestiones del horario de su trabajo ingres a una estación
de la línea 12 del Metro después de las nueve de la noche, al hecho de que,
como sucede en la estación del Metro Tláhuac, simplemente la encargada –una señora
de la tercera edad– cierra la llave del agua y sella el acceso al retrete con
el argumento de que sólo está permitido orinar para los hombres. «Solo migitorios» (sic), reza el letrero.
Los sanitarios de las
estaciones de la línea 12 del Metro fueron diseñados para que operaran sin
necesidad de poner a nadie a cobrar la entrada, pero como debe haber alguien
que se responsabilice del correspondiente aseo de los mismos es entonces
cuando la persona a la que los responsables del Sistema y el Sindicato
decidieron ayudar, le afloran los escrúpulos y las ganas de irse a casa temprano.
Cuando menos, los
sanitarios deberían contar con tres turnos para que tuvieran siempre una
persona responsable de ellos. O de plano cerrarlos, porque pareciera que sólo
fueron diseñados para quienes viajan por la línea 12 a turistear y no, como sucede en la gran mayoría de los
casos, a utilizar el Metro para el traslado a su centro de trabajo y posterior
regreso a casa.
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