El
público se ha alejado de los periódicos porque «leen el boletín revolcado,
leen al funcionario, leen simplemente la transcripción. Los periodistas son
los estenógrafos del poder: simplemente transcriben las declaraciones de
los poderosos. En México no hay conciencia de que si se mata a un periodista
se están matando todas las voces que hablan a través de las notas periodísticas
y que están hablando por nosotros. Cuando muere un periodista estamos
perdiendo una versión de la realidad. Pero a la sociedad esto no le importa», dijo Celia del Palacio.
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Hay que buscar otras alternativas periodísticas, para que la sociedad se vaya educando de otro modo que haya ora cultura periodística, dijo la especialista en historia de la prensa |
El estado actual de
violencia que se vive en el país y, sobre todo, el relacionado con el gremio
periodístico, es producto de un proceso histórico paulatino que tiene sus
orígenes a partir del año 2000 con la llegada del Partido Acción Nacional
(PAN) al gobierno.
Violencia directa, estructural
y simbólica son las constantes que se encuentran en la práctica periodística,
según la clasificación realizada en la investigación de la doctora Celia del
Palacio Montiel, académica en el Centro de Estudios de la Cultura y la
Comunicación de la Universidad Veracruzana (UV).
En el caso del estado de
Veracruz, a partir del sexenio de Fidel Herrera Beltrán y posteriormente en
el de Javier Duarte de Ochoa, las agresiones contra periodistas se recrudecieron
como consecuencia de la descomposición del tejido social.
Dijo que algunos de los
factores que han sido fundamentales para que la violencia contra los
comunicadores exista en gran medida y permanezca hasta el día de hoy, son los
empresarios periodísticos, el fortalecimiento del crimen organizado y los
diferentes actores políticos del estado.
A decir de la especialista
en historia de la prensa y ganadora del Premio Nacional de Periodismo 2010, el
proceso de descomposición social que generó el estado de violencia actual
para la práctica periodística se ha venido dando muy lentamente desde el año
2000.
La guerra de Calderón fue el
detonante de la violencia
«Fue tan lento que no
nos dimos cuenta –comentó–. Luego, en 2006, en el sexenio de Calderón y su
guerra contra las drogas, fue el detonante de un proceso que ya se venía
dando muy lentamente. Y digo de 2000, porque después de la transición a la democracia
sí tuvimos un cambio a nivel nacional, pero en los niveles subnacionales o
regionales los gobernadores se manejaron de una manera autónoma muy diferente
de como se venía manejando antes con el PRI».
En opinión de Del
Palacio Montiel, antes había un presidente priista, los gobernadores eran
generalmente priistas, obedecían. «Les decían hagas o no hagas, toma o no
tomes ese dinero. Pero después no. Hubo una especie de independencia de estos
gobernadores que empezaron a fungir como virreyes de sus propios territorios,
a manejar una cantidad de dinero de una manera muy opaca y, por supuesto,
tratando de conservar el poder para sí o para sus protegidos. Entonces había
que comprar elecciones, hacer de manera clientelar que se obedeciera lo que
él decía».
Fidel Herrera abrió las puertas
de Veracruz al crimen organizado
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Celia del Palacio Montiel |
La especialista aseguró
que la compra de los periodistas fue masiva desde hace un par de sexenios. «Con
Fidel Herrera inició la violencia al dejar entrar, como se dice, la delincuencia
organizada a Veracruz. Ahí también, por una parte, fue esta compra de los
periodistas de una manera totalmente indiscriminada, con unas cantidades que
todavía no terminamos de saber, está todavía oculto, no sabemos bien».
Por ello, indicó, no se
puede decir que de pronto se disparó la violencia y la corrupción, la
degeneración total de la relación entre periodistas y gobierno. «Los periodistas
siempre habían tenido una relación muy cercana con los gobiernos. Esto es muy
triste, pero muy cierto. Muy pocos periodistas y muy pocos periódicos han
sido críticos tanto a nivel nacional como a nivel local».
«Al recibir esta enorme
cantidad de dinero –subrayó–, sobre todo los empresarios periodísticos,
también de alguna manera contribuyeron a este silencio y a esta descomposición.
Entraron los actores violentos a Veracruz –y también a otros estados– y
terminaron de descomponer este panorama que de por sí ya estaba medio descompuesto.
Entonces, ¿quién ataca a los periodistas? Los gobiernos por una parte, los
actores políticos de diversos partidos, pero también estos actores violentos
que están tratando de controlar los territorios».
Empresarios de la prensa son
parte de la descomposición
La descomposición que
ahora se vive, dijo, se debió por una parte a la gran cantidad de dinero que
corrompe a los empresarios periodísticos, los cuales obligan a sus periodistas
a escribir o no escribir a favor o en contra de ciertas figuras gubernamentales
y, por la otra, fueron los actores violentos que llegaron con plata o plomo («en
algunos lugares ni siquiera plata, sólo plomo).
Manifestó que detrás de
la violencia directa contra los periodistas que ha incluido asesinatos y otro
tipo de agresiones, está la violencia estructural, concerniente a la precariedad
laboral, los bajos salarios, la explotación terrible que sufren los periodistas
por parte de los empresarios periodísticos que están coludidos con los políticos,
lo cual «muy pocas veces se menciona».
«Muchas veces se habla
que hay precariedad y demás –indicó–, pero que los empresarios son los que
reciban esta cantidad de dinero y que obliguen a los periodistas, que los
manipulen, que los corran es menos visible. Yo creo que también hay que visibilizarlo
mucho. La otra es la violencia simbólica que también se ejerce contra los
periodistas en el sentido de manejar esta imagen de los periodistas como coludidos
con el crimen organizado; dar una imagen de los periodistas como ‘chayoteros’.
Esa es violencia simbólica también y que ha contribuido, en buena parte, a
que los lectores y el público en general no se sientan identificados con los
periodistas».
«Si algo le pasa a un
periodista, el público no se mete, no se involucra y dice que seguramente se
lo merecía, como en muchas otras víctimas que se ha manejado de esta manera
con violencia simbólica en contra de las víctimas: revictimizar a las
víctimas diciendo que de algún modo se merecían lo que les pasó», precisó, para recordar que esas tres son las
violencias que se ejercen contra los periodistas.
Cambiar la cultura
Del Palacio Montiel
consideró que se debe cambiar la cultura, por lo que periodistas e intelectuales
tienen responsabilidad en esto, porque en efecto, el público se ha alejado de
los periódicos porque «leen el boletín revolcado, leen al funcionario, leen
simplemente la transcripción. Hay una investigadora que ha dicho con estas
palabras muy exactas lo que pasa con los periodistas, que son los estenógrafos
del poder: simplemente transcriben las declaraciones de los poderosos».
«El público se acerca a
estos periódicos y encuentran periodistas al servicio del poder. Son muy
pocos aquellos que no hacen esto, sino que procuran esta función social del
periodismo. Yo creo que también empieza por ahí. Entiendo perfectamente que
esto es muy difícil de hacer porque con esos salarios, con 20 pesos la nota,
con entrégame cinco notas para mañana, es muy difícil que un periodista haga
periodismo de investigación y contraste las fuentes y vaya y busque con otros
actores», apuntó.
Cuando muere un periodista se
pierde una versión de la realidad
«Es todo un sistema muy
viciado y muy corrupto que habría que cambiar. Yo no tengo la solución, pero
creo que sí es muy importante ir buscando otras maneras de hacer periodismo y
por otro lado que la sociedad se concientice de la importancia que tienen los
periodistas en un sistema democrático, porque esto no se piensa. Simplemente
se dice ‘se lo buscó por andar ahí de chayotero
y de chismoso, seguramente se lo merecía’. No está esta conciencia de que si
matas a un periodista, estás matando todas las voces que hablan a través de
las notas periodísticas y que están hablando por nosotros. Cuando muere un
periodista estamos perdiendo una versión de la realidad. Pero a la sociedad
esto no le importa», asentó.
«Hay que buscar otras
alternativas periodísticas, más allá de este tipo de empresarios
periodísticos que son los que aceptan cierto tipo de información, son los que
conducen a la censura. Hay que buscar otros medios alternativos para que la
sociedad se vaya educando de otro modo, que haya otra cultura periodística y
que puedan decir que es importantísima la voz del periodista, no lo podemos
callar. Que sea la propia sociedad la que los defienda», puntualizó.
Fuente: Conacyt
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