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sábado, 22 de septiembre de 2018

Sanitarios de la línea 12, al capricho de los encargados de cuidarlos

Mercado Sobre Ruedas

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De un tiempo a la fecha las personas encargadas de los sanitarios públicos en la también conocida como «línea amolada», asumieron una actitud agresiva contra quienes se ven en la necesidad de acudir a ese servicio, al ausentarse del sitio por varios minutos y esconder el papel sanitario y las toallas de papel para secar las manos, o colocarles el letrero de «Fuera de servicio» alrededor de las nueve de la noche para irse a su casa.

Esta fotografía fue tomada en el sanitario público de la estación Tláhuac en
noviembre del año pasado, en la que se ve el letrero de Fuera de servicio
El que la línea 12 del Metro cuente con sanitarios públicos dejó de ser garantía de la prestación de un mejor servicio para los usuarios desde hace mucho tiempo, debido a que quienes fueron puestos en los mismos para supervisión del funcionamiento de estos dan por concluidas sus labores desde antes de las nueve de la noche.
Esta fotografía fue tomada a fines de agosto pasado y se ve la advertencia de que
quien quiera entrar deberá hacerlo sólo para orinar porque no hay agua
Así que a partir de las 21 horas aquel usuario que tenga la necesidad de entrar al sanitario en cualquiera de las estaciones de dicha línea, deberá aguantarse las ganas hasta llegar a su casa, o buscar un lugar en la vía pública, con el riesgo de que algún policía lo sorprenda y vaya a extorsionarlo.
Lo cierto es que de un tiempo a la fecha las personas encargadas de los sanitarios públicos en la también conocida como «línea amolada», asumieron una actitud agresiva contra quienes se ven en la necesidad de acudir a ese servicio, al ausentarse del sitio por varios minutos y esconder el papel sanitario y las toallas de papel para secar las manos, o colocarles el letrero de «Fuera de servicio» alrededor de las nueve de la noche.
Asimismo, la máquina donde se deben depositar las monedas de algunos de estos sanitarios simplemente no dan cambio, por lo que quien desee entrar debe cargar la correspondiente moneda de cinco pesos, o de lo contrario resignarse a pagar de más si es que sólo trae de diez pesos.
Y para que a ningún varón le vayan a ganar las ganas, la persona encargada del
sanitario sella la puerta del retrete con lo que tiene a mano
El colmo es que aunado al problema de alguien deba aguantarse las ganas de alguna necesidad fisiológica si por cuestiones del horario de su trabajo ingres a una estación de la línea 12 del Metro después de las nueve de la noche, al hecho de que, como sucede en la estación del Metro Tláhuac, simplemente la encargada –una señora de la tercera edad– cierra la llave del agua y sella el acceso al retrete con el argumento de que sólo está permitido orinar para los hombres. «Solo migitorios» (sic), reza el letrero.
Los sanitarios de las estaciones de la línea 12 del Metro fueron diseñados para que operaran sin necesidad de poner a nadie a cobrar la entrada, pero como debe haber alguien que se responsabilice del correspondiente aseo de los mismos es entonces cuando la persona a la que los responsables del Sistema y el Sindicato decidieron ayudar, le afloran los escrúpulos y las ganas de irse a casa temprano.
Cuando menos, los sanitarios deberían contar con tres turnos para que tuvieran siempre una persona responsable de ellos. O de plano cerrarlos, porque pareciera que sólo fueron diseñados para quienes viajan por la línea 12 a turistear  y no, como sucede en la gran mayoría de los casos, a utilizar el Metro para el traslado a su centro de trabajo y posterior regreso a casa.

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