martes, 4 de septiembre de 2018

Del «sueño americano» al «sueño regiomontano»

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El aumento de la violencia en el estado de Tamaulipas ha modificado la ruta de los migrantes centroamericanos hacia los Estados Unidos, por lo que ahora la ciudad de Monterrey se ha convertido en una de las últimas paradas de la «ruta del migrante», aunque también se unge como nueva ciudad receptora.

Francisco, en el asilo de migrantes Casa Nicolás
El llamado «sueño americano» que emprenden año con año cientos de miles de centroamericanos, provenientes principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador, de acuerdo con un reporte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, ha cambiado de destino, debido a que poco a poco las condiciones políticas y culturales actuales de Estados Unidos dejan de ser tan atractivas como solían serlo, por lo que Monterrey, una de las últimas paradas de la «ruta del migrante», se unge como nueva ciudad receptora.
Anteriormente, uno de los caminos recurrentes por los migrantes centroamericanos consistía en entrar por Chiapas o Tabasco, subir por Veracruz, atravesar Tamaulipas y, posteriormente, cruzar la frontera para llegar al país del norte. Sin embargo, el aumento de la violencia en Tamaulipas ha hecho que la ruta se desvíe de dicho estado hacia Nuevo León.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración, de 2014 a 2016, el número de «personas rescatadas» (entendidos como los extranjeros censados por la autoridad con situación migratoria irregular) aumentó en 400 por ciento, al pasar de mil 357 migrantes en 2014 a cuatro mil 215 en 2016.
Marlui (Honduras) en el asilo de migrantes Casa Nicolás en colaboración
con un artista regiomontano
Del «sueño americano» al «regiomontano»
La especialista en temas migratorios y doctorada en ciencias sociales por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Alma Lara Ramírez, ha estudiado por varios años el fenómeno en Nuevo León, pero enfocándose en los migrantes que deciden quedarse a radicar en el área metropolitana de Monterrey, principalmente en su calidad de vida y capacidad de adaptación.
«México no se concibe como un país de inmigrantes, sino como uno de emigrantes. Aunque los principales flujos sí son para llegar a Estados Unidos, en tiempos recientes hemos visto cómo el país ha dejado de ser un territorio simplemente de tránsito, para convertirse también en uno de destino», señaló.
Y siendo Monterrey la urbe más grande de los estados fronterizos, aunado a la baja tasa de desempleo de la entidad, las mediciones cuantitativas son sustituidas por las cualitativas, para entender cómo es la adaptación a la cultura, al empleo y a la situación económica de la región.
«Las cifras indican que casi 70 por ciento de los migrantes que llegan a Nuevo León sí lo ven como un lugar de paso, en su camino hacia Estados Unidos, pero el otro 30 por ciento encuentra en el estado condiciones propicias para quedarse a residir. Por eso hablamos del ‘sueño regiomontano’», dijo.
Tejer redes,  vía para la inserción social
Una vez que los migrantes llegan a Nuevo León, principalmente al área metropolitana de Monterrey, las dificultades de traslado desaparecen, pero las complicaciones pasan a ser otras. Desde cómo relacionarse con la gente, hasta cómo conseguir trabajo. Por eso, Lara Ramírez resaltó que las redes entre migrantes y habitantes locales es la clave para una incorporación más sencilla.
«Es importante que desarrollen redes –indicó– para poder incorporarse a la cotidianidad de la ciudad. Por ejemplo, si tienen pareja o si establecen una familia. Ahí depende de la estrategia que cada quien desarrolle. Además, en el ámbito laboral esto también cuenta, porque en la ciudad podemos observar cómo muchos contratistas llegan a las casas de migrantes para buscar mano de obra, y así es como inician algunas redes».
Desmitificando el perfil migrante
Debido a las muestras cuantitativas sobre el perfil de los migrantes promedio, así como de cierta construcción social sobre su imagen, el retrato cognitivo de este grupo poblacional ha sido dejado en segundo término. Sin embargo, su estudio adquiere relevancia cuando no solo son viajeros de paso, sino residentes en potencia.
«Se pueden analizar las condiciones estructurales de los países, que son el marco donde suceden estos hechos. Pero también hay que ver las acciones de los sujetos, ver su capacidad de acción. Siempre se ha retratado su imagen como que no tuvieran capacidad de acción, pero la realidad es que toman decisiones de valor o, como se dice en la sociología, de agencia», puntualizó.
Fuente: Conacyt

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