Mientras el día de ayer una nueva visita a la denominada
Ciénega de Tláhuac por parte de los dueños de predios que quieren venderlos a
una empresa constructora fue nuevamente interpretada por vecinos de la zona
como una invasión, en Santiago Zapotitlán los integrantes de la mesa
directiva del comisariado ejidal continúan emperrados en querer apropiarse de
un jardín público que pertenece a la comunidad.
En ambos casos, la mano de la administración
morenista en Tláhuac estaría metida, tanto para que se consume la venta de
predios en la ciénega por quienes sí quieren deshacerse de estos sin
importarles contribuir a la devastación del suelo de conservación, como en el
caso de los ejidatarios que buscan adjudicarse un jardín que no les
pertenece.
Acerca del suelo de conservación de la Ciénega de
San Pedro Tláhuac, esta forma parte del área considerada por la Unesco como Patrimonio
de la Humanidad, por lo que tiene uso de suelo agroindustrial. Sin embargo, un
reducido grupo conocido como el de los «renegados», busca deshacerse de la
posesión que en muchos de los casos les llegó por herencia, de ahí su total
desapego a la tierra y su ignorancia y flojedad para trabajarla.
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Ejidatarios de Zapotitlán sin más tierra que la de las uñas quieren apropiarse de este jardín público |
De acuerdo con varias versiones, la empresa
constructora ofrece mil quinientos pesos por metro cuadrado, cantidad que
algunos de quienes están dispuestos a vender ya recibieron el pasado primero
de julio, aunque esa ocasión fue por sufragar a favor del partido preponderante
en Tláhuac, por lo que ahora están dispuestos a botar su propiedad y el
bienestar de sus todavía vecinos.
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Presunto cabecilla de la movilización para cercar un jardín público |
En tanto que en el caso de Zapotitlán, esta mañana
el abogado Rosalío Morales informó que de manera violenta un grupo de
ejidatarios quiso dar madruguete a los vecinos al colocar malla ciclónica en
el jardín que se localiza en Avenida Tláhuac y Magdalena Ita; sin embargo,
estos gandules sin tierra (debido a que la que tenían la vendieron hace
tiempo para la construcción de unidades habitacionales), se encontraron con
la resistencia de los vecinos.
Dicha área verde fue donada hace años por un
ejidatario bien nacido a su comunidad, sólo que ahora, al no tener más tierra
qué aprovechar, los ejidatarios de membrete buscan apoderarse del jardín,
debido a que cuentan con el apoyo de la administración delegacional
morenista.
Quizás los aviesos dueños de predios en la Ciénega
de Tláhuac que quieren deshacerse de sus propiedades para contribuir a la
consumación del ecocidio del suelo de conservación, debieran verse en el
espejo de los dizque ejidatarios de Zapotitlán, quienes al no tener ya mucha
tierra que ofrecer a empresas constructoras para que siembren unidades habitacionales, andan como canes de carnicería en
la disputa de un mísero hueso.
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