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En Tláhuac a los de automóvil destartalado los atracan los policías en los retenes, en tanto que a los de transporte público los otros delincuentes |
Aun
cuando José Ramón Amieva, jefe
de gobierno sustituto, no sabe cómo paliar los daños que a su partido, el
de la Revolución Democrática, le causó el omiso y mediocre Miguel Ángel Mancera con su
displicente actitud de preocuparse más por engordar su cochinito que por
dar buenos resultados a la ciudadanía, pero de manera principal con eso de
negar sistemáticamente la existencia del crimen organizado en la Ciudad de
México, sobre todo en la delegación Tláhuac con el cártel de la localidad,
o también con el de Tepito, ahora aquel recicló un plan de tiempos del
regente Oscar Espinoza Villarreal
–cuñado secreto por cierto de Alejandro
Ordorica, quien un día llegó como delegado a Tláhuac gracias al poder del compadrazgo, haciéndose pasar por simpatizante,
que no militante, aclaró siempre,
del entonces floreciente partido del sol azteca– consistente en poner
francotiradores en los estribos de los helicópteros que sobrevuelan dizque
las zonas más conflictivas de la capital del país para impactar a la ciudadanía…
Al parecer eso de traer francotiradores en los estribos de los helicópteros
funcionó al menos el pasado martes, cuando en Tláhuac fueron aprehendidas
tres personas, dos mujeres y un hombre, en calles de la Colonia Miguel
Hidalgo –de acuerdo al reporte oportuno de Noticiudadana–, luego de una intensa
movilización policiaca, como parte de un operativo que originó un enfrentamiento
en Calle Pedro Locateli y Calle Flauta, enfrente de una bodega Aurrerá, lo
que obligó a los vecinos a esconderse para no ser blanco del fuego cruzado…
Así de grave está la situación en Tláhuac… Lo malo es que en tanto algún
osado jefe de gobierno no se atreva a combatir la corrupción en la corporación
policiaca descabezando a las manzanas podridas que cobran moches y entres a
sus subordinados, la delincuencia seguirá haciendo de las suyas en la
Ciudad de México… Porque una golondrina –bueno, en este caso fueron tres–,
no hará verano en Tláhuac, donde los mentados retenes que elementos de la
Secretaría de Seguridad Pública realizan sobre el Eje 10 Sur, apenas saliendo
del pueblo de Tlaltenco con rumbo a Santa Catarina, así como en esta última
población, muy cerca de la autopista México-Puebla, no pasan de ser simples
emboscadas a plena luz de día para detener y extorsionar a los conductores
que llevan los vehículos más fregados con el pretexto de revisar la
documentación correspondiente… De ahí que las declaraciones del nuevo secretario
de Seguridad Pública capitalina, Raymundo
Collins, no pasen de ser las de un funcionario chambón de esos que
llegan al final de un ciclo nada más para alardear con eso de que va a cambiar
todo para que al final todo siga igual o peor a como estaba… Y como para no
pasar inadvertido en sus diez minutos de fama antes de que llegue la
morenista Claudia Sheinbaum a la
jefatura de gobierno a ver si como ronca duerme… Por lo pronto, en redes
sociales elementos de la SSP capitalina se quejan de que ni Collins ha volteado a ver lo que
sucede en dicha Secretaría con eso de las denuncias, quejas, corrupción,
abuso de autoridad y nepotismo, que se viene dando desde los días de Hiram Almeida como titular pasando
por el mentado Jefe Apolo, y los
otros jefazos apodados -¡hágame el refavrón
cabor!, como diría Catón– Neptuno, Marte y Depredador, entre
la runfla de vividores, señalados de ser protegidos por la corrupción gubernamental,
empezando por el entonces jefe Miguel
Mancera, porque practican el cobro de renta en los distintos agrupamientos
y sectores donde los elementos policiacos tienen que pagar la correspondiente
cuota que les exigen a fin de poder trabajar, porque de no hacerlo son
removidos o enviados, según las denuncias referidas, a golpear reporteros…
En ese estercolero de corrupción destaca el caso del subdirector del sector
Zapotitla que estando en servicio se puso hasta las manitas de borracho y amenazó
a sus subalternos con fastidiarlos si lo denunciaban… Tampoco ha sucedido nada
en el sector Mixquic, donde fue impuesto un tal Hades gracias a que pagó una cuota de 50 mil pesos, y quien
junto con el apodado Pretor saquearon
en compañía de un tal director Arnaiz
la bodega supuestamente custodiada en Santa Catarina, de la que aquí dimos
cuenta, y que contenía objetos robados… En fin, que cada vez la gente en Tláhuac,
independientemente de la de otras delegaciones, está peor en materia de
inseguridad y corrupción policiaca. No se ve quién pueda venir a parar esta
ola delincuencial, sobre todo cuando al cierre del «año de Hidalgo», los policías
–vaya usted a saber si efectivamente lo hacen por presión de sus corruptos
jefes o porque se llevan algo a la bolsa– están verdaderamente desatados con
la instalación de sus mentados retenes, verdaderas emboscadas contra
quienes como automovilistas tienen la desgracia de toparse con ellos,
mientras en Avenida Tláhuac los ladrones del transporte público siguen
atracando gente sin que la policía se dé por enterada… Al tiempo.
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