Mercado Sobre Ruedas
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Tras
de que en la delegación Tláhuac el Partido de la Revolución Democrática
designó a Marco Polo Carballo como candidato de la alianza Por México al
Frente, conformada por ese partido, el PAN y Movimiento Ciudadano, las
inconformidades surgieron en los fortines de los otros aspirantes a la misma
posición y quienes apenas días antes de conocerse la decisión se habían
jurado lealtad y refrendado pactos y compromisos de adhesión para quien fuera
el elegido.
Pero
eso es algo muy común en prácticamente todos los equipos que de forma
espontánea o por amiguismo y compadrazgo –por encima de haber tenido la
intención de rodearse de un equipo de profesionales en distintas áreas– se
forman en torno a un suspirante a
cargo de elección popular.
Así
que al invadir en los reductos de campaña la desilusión y frustración tanto a
partidarios como porristas y demás capitanes de tropa –a causa de que en ese
tipo de improvisadas empresas prácticamente no hay infantería, puro jefe–, debido a que quien ambicionaba
una candidatura no fue tomado en cuenta por los dirigentes de su partido –o no
fue la que él perseguía–, en lugar de sentarse a analizar cuáles fueron los
errores que contribuyeron al fracaso de la empresa, lo primero que acostumbran
hacer es echar culpas a quienes tomaron la decisión en el partido.
Esto
es, que en lugar de buscar estrategas, sociólogos y comunicadores, el
aspirante a un cargo de elección popular debe conformase con operar su
campaña a través del limitado recurso humano del que dispone, y que por lo
regular se trata de individuos que por andar a la caza de un grupo político
de su comunidad dónde incrustarse para ver si les hace justicia la revolución,
no tienen el hábito del trabajo en común ni están acostumbrados a desempeñar
roles y funciones porque al final de cuentas les resultan demasiado complejos.
Como
si fueran a sostener un partido molero de
futbol, donde el presunto líder de la camarilla política habilita a sus
seguidores en las diversas posiciones según le late o presupone, las luchas
se dan en la cancha de los puntapiés por corazonada o por instintos y emociones de
quien llega incluso a creer que rozan el nivel de illuminati.
Sin
armonía y con incapacitados para desempeñar las funciones que les fueron
asignadas, además del entorpecimiento de la comunicación en sentido vertical
para que cada quien cumpla con su responsabilidad, este tipo de maniobras por
conseguir una candidatura casi siempre terminan en nada.
No
hay que pasar por alto el que algunos suspirantes
deben cargar con el lastre de su bipolaridad, por lo que un día amanecen con
ganas de ser figura pública y a la siguiente semana no se les ve por ninguna
parte.
Y
es que sin las lisonjas de sus cercanos acerca de que son los bienamados de la
región y que por ese motivo todo mundo va a votar por ellos, que les prodigan
en su papel de incondicionales, los remedos de illuminati
no ven cumplidos sus objetivos a causa de su inconstancia, inmadurez e
incapacidad para comprender que la política no funciona con base en ocurrencias.
Ciertamente,
en Tláhuac será muy difícil que con un candidato prácticamente foráneo los
del PRD, mediante el Frente, vayan a sacar de la jefatura delegacional a los
de Morena, pero habrá que reconocer que avecindado o no, Carballo fue el
único que mantuvo una estrategia de constante presencia en las redes sociales
desde hace más de dos años, con un discurso crítico, constante y punzante,
contra la administración delincuencial morenista.
Nunca
pareció tener esas depresiones que recluyeron a otros por grandes lapsos y
que, por consiguiente, le hicieron perder terreno.
A
final de cuentas, la soberbia acabó por volatilizar la ilusión de quien aspiró
a ser candidato a la alcaldía.
Ahora
que, como hemos anotado en reiteradas ocasiones, a los de la cúpula perredista
no les interesa ganar Tláhuac porque se trata de una delegación que por
acuerdos en lo oscurito pareciera
que debe seguir franquiciada a Morena, de lo contrario, habrá que preguntarle
a los flamantes diputados de la reconstrucción de la Ciudad, Mauricio Toledo y
Leonel Luna, por qué ya no siguieron con el dizque proceso de desafuero del
delegado de Tláhuac debido a su presunta relación con el cabecilla del cártel
de la localidad, y que en su momento tanto fustigaron.
También
habrá que ver qué tan cierto es aquello de la buena relación política que Carballo sostiene con la
priista Mariana Moguel, quien como advenediza va en busca de la alcaldía de
Milpa Alta, para acabar de consolidar su carrera política en tierras donde
las voluntades pueden ser persuadidas con dádivas sin la constante supervisión
de los entes fiscalizadores.
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miércoles, 21 de febrero de 2018
Soberbia mata ilusión
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