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miércoles, 21 de febrero de 2018

Soberbia mata ilusión

Mercado Sobre Ruedas
Realismo Trágico
A los de la cúpula perredista no les interesa ganar Tláhuac porque se trata de una delegación que por acuerdos en lo oscurito pareciera que debe seguir franquiciada a los de Morena, de lo contrario, habrá que preguntarle a los flamantes diputados de la reconstrucción de la Ciudad, Mauricio Toledo y Leonel Luna, por qué ya no siguieron con el dizque proceso de desafuero del delegado de Tláhuac debido a su presunta relación con el cabecilla del cártel de la localidad.

Tras de que en la delegación Tláhuac el Partido de la Revolución Democrática designó a Marco Polo Carballo como candidato de la alianza Por México al Frente, conformada por ese partido, el PAN y Movimiento Ciudadano, las inconformidades surgieron en los fortines de los otros aspirantes a la misma posición y quienes apenas días antes de conocerse la decisión se habían jurado lealtad y refrendado pactos y compromisos de adhesión para quien fuera el elegido.
Pero eso es algo muy común en prácticamente todos los equipos que de forma espontánea o por amiguismo y compadrazgo –por encima de haber tenido la intención de rodearse de un equipo de profesionales en distintas áreas– se forman en torno a un suspirante a cargo de elección popular.
Así que al invadir en los reductos de campaña la desilusión y frustración tanto a partidarios como porristas y demás capitanes de tropa –a causa de que en ese tipo de improvisadas empresas prácticamente no hay infantería, puro jefe–, debido a que quien ambicionaba una candidatura no fue tomado en cuenta por los dirigentes de su partido –o no fue la que él perseguía–, en lugar de sentarse a analizar cuáles fueron los errores que contribuyeron al fracaso de la empresa, lo primero que acostumbran hacer es echar culpas a quienes tomaron la decisión en el partido.
Esto es, que en lugar de buscar estrategas, sociólogos y comunicadores, el aspirante a un cargo de elección popular debe conformase con operar su campaña a través del limitado recurso humano del que dispone, y que por lo regular se trata de individuos que por andar a la caza de un grupo político de su comunidad dónde incrustarse para ver si les hace justicia la revolución, no tienen el hábito del trabajo en común ni están acostumbrados a desempeñar roles y funciones porque al final de cuentas les resultan demasiado complejos.
Como si fueran a sostener un partido molero de futbol, donde el presunto líder de la camarilla política habilita a sus seguidores en las diversas posiciones según le late o presupone, las luchas se dan en la cancha de los puntapiés por corazonada o por instintos y emociones de quien llega incluso a creer que rozan el nivel de illuminati.
Sin armonía y con incapacitados para desempeñar las funciones que les fueron asignadas, además del entorpecimiento de la comunicación en sentido vertical para que cada quien cumpla con su responsabilidad, este tipo de maniobras por conseguir una candidatura casi siempre terminan en nada.
No hay que pasar por alto el que algunos suspirantes deben cargar con el lastre de su bipolaridad, por lo que un día amanecen con ganas de ser figura pública y a la siguiente semana no se les ve por ninguna parte.
Y es que sin las lisonjas de sus cercanos acerca de que son los bienamados de la región y que por ese motivo todo mundo va a votar por ellos, que les prodigan en su papel de incondicionales, los remedos de illuminati no ven cumplidos sus objetivos a causa de su inconstancia, inmadurez e incapacidad para comprender que la política no funciona con base en ocurrencias.
Ciertamente, en Tláhuac será muy difícil que con un candidato prácticamente foráneo los del PRD, mediante el Frente, vayan a sacar de la jefatura delegacional a los de Morena, pero habrá que reconocer que avecindado o no, Carballo fue el único que mantuvo una estrategia de constante presencia en las redes sociales desde hace más de dos años, con un discurso crítico, constante y punzante, contra la administración delincuencial morenista.
Nunca pareció tener esas depresiones que recluyeron a otros por grandes lapsos y que, por consiguiente, le hicieron perder terreno.
A final de cuentas, la soberbia acabó por volatilizar la ilusión de quien aspiró a ser candidato a la alcaldía.
Ahora que, como hemos anotado en reiteradas ocasiones, a los de la cúpula perredista no les interesa ganar Tláhuac porque se trata de una delegación que por acuerdos en lo oscurito pareciera que debe seguir franquiciada a Morena, de lo contrario, habrá que preguntarle a los flamantes diputados de la reconstrucción de la Ciudad, Mauricio Toledo y Leonel Luna, por qué ya no siguieron con el dizque proceso de desafuero del delegado de Tláhuac debido a su presunta relación con el cabecilla del cártel de la localidad, y que en su momento tanto fustigaron.
También habrá que ver qué tan cierto es aquello de la buena relación política que Carballo sostiene con la priista Mariana Moguel, quien como advenediza va en busca de la alcaldía de Milpa Alta, para acabar de consolidar su carrera política en tierras donde las voluntades pueden ser persuadidas con dádivas sin la constante supervisión de los entes fiscalizadores.

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