Cuando el 24 de julio de 2019
fue asesinado un extranjero de origen israelí en un restaurante de la Ciudad
de México, la noticia causó impacto en la opinión pública tras de ser
conocido que el ejecutor del crimen no era ningún integrante de organización
terrorista patrocinada por Hezbolá,
sino una mujer de 34 años que vivía en Tláhuac.
La víctima, identificada como
Benjamín Yeshurun Sutchi, era un criminal internacional entrenado en el
Mossad y a quien buscaba la Interpol acusado de lavado de dinero.
Según declaraciones que dio a la
Procuraduría, Esperanza vivía en la Colonia Selene, de la Alcaldía Tláhuac, cerca
del bar KM Snack Burger & Beer, administrado por Samantha Pérez, hija de
Felipe de Jesús Pérez Luna, quien había sido líder del Cártel de Tláhuac. | Esperanza «N» |
El diario Excélsior aseguró que Esperanza
no era ninguna improvisada en el manejo de las armas, pero las autoridades la
descartaron como líder de algún grupo de sicarios. Durante los
interrogatorios, ella aseguró haber sido contratada, junto con un segundo
tirador –que también vivía en Tláhuac–, para matar a los dos israelíes en el
restaurante Hunan.
Tras indicarle su objetivo para
entrar en operación, a Esperanza la condujeron hasta la plaza comercial de la
Ciudad de México, la Plaza Artz, donde debía asesinar a un hombre extranjero.
A Esperanza se le señaló la hora
y el lugar donde Yeshurun Sutchi estaría aquel miércoles 24 de julio,
Esperanza, de entonces 34 años de edad, llegó a la Plaza Artz y vio a la
víctima, se levantó de la mesa en donde esperaba y disparó a Benjamín
Yeshurun Sutchi quien iba acompañado de Azulay Alon, otro ciudadano israelí.
Alrededor de las 17:15 se
levantó de su mesa, se dirigió a su objetivo y disparó en contra de Azulay
Alon y Benjamín Yeshurun Sutchi. Uno murió en el lugar del ataque, el otro en
el hospital.
La mujer tuvo ayuda de otros
pistoleros que distrajeron a la seguridad de la Plaza para que Esperanza
pudiera salir, pero sólo logró huir su compañero, ella fue capturada por la
policía.
Los cómplices de Esperanza
tenían a la mano el auto para escapar; mientras que la mujer sólo pudo huir
hacia la cocina, por ahí salió del centro comercial a pie, entonces fue
cuando la ubicaron.
Al momento de ser detenida, la
joven dijo que el crimen lo hizo en venganza por una infidelidad, aunque no
tardó en decir la verdad: era sicaria. Esperanza fue condenada a 26 años de
cárcel y permanece recluida.
En una primera versión dijo que
había matado a la víctima por un pago de 5 mil pesos, aunque después se
manejó que recibió 25 mil.
Esperanza ahora está internada
en el Penal de Alta Seguridad de Morelos, acusada de homicidio calificado,
porque no pudo alcanzar a su cómplice, el hombre del chaleco negro, el
segundo tirador.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario