Si personas como ella hubiesen dirigido los
destinos de Tláhuac, en lugar de tanto logrero oportunista que ha caído,
otro sería el panorama | Un día supo que su apostolado debía ser el
trabajo por su gente, por los suyos, y tuvo tragos amargos, pero fueron más
los de satisfacciones | Despreció la
lisonja y la hipocresía tan común en quienes por no saber hacer algo de
provecho terminaron por incursionar en la política
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La doctora Socorro Bernal. Fotografía Sergio Rojas |
Cuando parte de esta
vida un ser de extraordinaria fortaleza y de un gran amor por su terruño y
sus semejantes, como fue el caso de la doctora Socorro Bernal Vázquez,
la gente se pregunta por qué nunca ese tipo de portentos llegó a dirigir los
destinos de la delegación Tláhuac, en lugar de tanto político logrero vividor
y estafador que aquí han aterrizado como paracaidistas apadrinados por
diversos partidos políticos… Porque con seguridad, otra sería la situación de
la delegación, con servidores públicos que nacieron o llevan muchos años de
residencia ahí, y estarían imbuidos por el espíritu de querer el progreso
para sus comunidades… Pero bien dicen que el pueblo tiene el gobierno que se
merece, y en este caso en Tláhuac pareciera que sobre sus pobladores se
cierne una maldición como castigo a la apatía y conformismo de buena parte de
ellos, que prefieren no hacer nada ante el descomunal saqueo de los recursos
y presupuestos asignados para obras y acciones que nunca llegan, porque los
oportunistas aprovechan sus cargos para embolsárselos… Viene a colación el
caso de la doctora María del Socorro Bernal Vázquez, quien solamente llegó
al cargo de subdelegada de Mixquic en 1978, cuando en el organigrama de la delegación
así se establecía, porque después el cargo fue sustituido por el de «coordinador»…
Desde ahí luchó como pocos para conseguir que las sucesivas autoridades
llevaran beneficios a su pueblo, San Andrés Mixquic, y en sus iniciativas o
en las de otros siempre se sumó a las causas que contribuyeran al
mejoramiento de éste y de sus habitantes… En una entrevista publicada en el
número seis de la revista Nosotros
(julio de 1997), se lee lo siguiente:
Quiso servir a su gente de
tiempo completo
«Menuda y amable, su voz
suena a nostalgia a historia y a pasado, pero también a presente. Nunca se
casó porque desde los catorce años, cuando fue elegida por su comunidad para
entregarle un ramo de flores en señal de bienvenida al entonces presidente Miguel
Alemán Valdés, supo que su apostolado debía ser el trabajo por su gente,
por los suyos. Y entre tragos amargos, pero mucho más de satisfacciones, María
del Socorro decidió estudiar Medicina para acabar de servir de tiempo
completo a quienes pudiera ayudar en ese Mixquic magnificente»…
Modestia y honradez como que
no van con la política
¿Por qué los
tlahuaquenses han sido tan reacios para apoyar e impulsar al cargo de
delegados a coterráneos o personas de probado y desinteresado servicio a las diversas
comunidades que integran la delegación? Es algo que quizá tendría que ver con
eso de que nadie es profeta en su tierra, o de que salieron más astutos los
advenedizos que aterrizaron en Tláhuac representando a partidos políticos
para fundar sus feudos y convertir a la gente en sus vasallos… Lo cierto es
que esas personas visionarias, de tan modestas y honradas que han sido, despreciaron
la lisonja y la hipocresía tan común en quienes por no saber hacer algo de
provecho terminaron por incursionar en la política mediante los partidos, por
lo que su potencial y talento hasta la fecha no lo han sabido aprovechar sus
propios paisanos. Descanse en paz la doctora Socorro Bernal.
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