De un tiempo a la fecha es común escuchar
descargas de armas de fuego de grueso calibre en las festividades de
pueblos como Tlaltenco | Pareciera que los elementos de la Secretaría de Seguridad pública
entraron en componendas nuevamente con propietarios de armas de uso
exclusivo del Ejército | Lo curioso es
que cuando alguien dispara un arma en Tláhuac ningún uniformado se digna
aparecer por el lugar donde se escuchó la detonación | Por lo visto las cosas siguen igual a como
estaban antes en esa delegación donde la simulación de la presunta autoridad
es la constante
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Omisa autoridad |
La tarde del pasado martes
tres de octubre, en el panteón de San Pedro Tláhuac, tuvo lugar el sepelio de
alguien que la noche del viernes había sido literalmente cazado a la altura
del hospital materno infantil de esa localidad por un par de individuos que
se transportaban en una motocicleta, de lo cual, y como ya es común en esa
delegación, la policía de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de
México no informó nada… En dicho cementerio se congregaron un sinfín de dolientes,
muchachos veinteañeros en su inmensa mayoría, ataviados a la usanza norteña,
con botas vaqueras y sombrero, y con la consabida banda de música de corte
grupero que por hora y media, aproximadamente, estuvo interpretando temas del
denominado género de narcocorridos… Cuando el féretro fue finalmente
depositado en la tumba, a manera de despedida los ahí reunidos con pinta de fuereños
sacaron sus pistolas y al unísono comenzaron a dispararlas al aire, sin
importar el riesgo que eso significara para los demás dolientes y las
personas que en los alrededores del camposanto tienen sus domicilios… El sonido
de las armas de fuego fue espeluznante, pero ni eso llamó la atención de los
presuntos vigilantes del orden de la referida Secretaría a cuyo mando se
encuentra Hiram Almeida, que curiosamente no se dignaron transitar por
las inmediaciones del panteón durante el tiempo en que se llevó a cabo el
cotejo fúnebre… No fue el único caso donde se escuchó la multitudinaria
detonación de armas de fuego, porque la noche de ese martes tres de octubre para
amanecer miércoles, en San Francisco Tlaltenco, específicamente en la Colonia
Selene, con el pretexto de brindarle las «Mañanitas» al santo patrono de esa
población, San Francisco de Asís, la escandalera de bandas de música
igualmente de corte grupero, que por cierto no tienen nada que ver con la tradición
cultural de sus pobladores, se prolongó varias horas en cuyo lapso fue
posible escuchar varias detonaciones de armas de fuego de grueso calibre… Y
cuando anotamos grueso calibre nos
referimos a armas de uso exclusivo del Ejército. La Selene, sí, donde hubo
predios en los que apenas si se alzaba una modesta vivienda y tras de la
llegada de los narcopolíticos a Tláhuac con el partido de un mesías tropical,
ahora se erigen fastuosas residencias… Lo cierto es que de muy poco sirvió el
operativo de aquel 20 de julio de los autonombrados ahora con motivo de su
participación en los rescates de sobrevivientes y víctimas del sismo, «héroes
nacionales» de la Marina, porque el escenario de narco terror muy poco ha
cambiado… Hasta pareciera que las autoridades hubiesen entrado en componendas
con quienes poseen armas de fuego en la delegación, porque de un tiempo a la
fecha es posible escuchar descargas por diversos rumbos de al menos la
cabecera delegacional, Tlaltenco y Zapotitlán, donde también se dio el caso
de un par de ejecutados quien sabe por quién, de lo cual tampoco la
Secretaría de Seguridad Pública capitalina se dignó a rendir la información
concerniente a la población… Y con eso de que los de la Asamblea Legislativa
anunciaron que el tema de la destitución del delegado de Tláhuac no es ya
prioridad para ellos, debido a que por su dislexia política están
incapacitados para ocuparse de dos o más asuntos a la vez en su quehacer parlamentario,
por lo que deben atender primero que nada lo concerniente a la reconstrucción
de la Ciudad tras del sismo, lo obvio es que en esa demarcación continúen las
cosas como estaban… Al tiempo.
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