| Fragmento de uno de los documentos filtrado por hackers. Captura de pantalla LatinUs |
Aun cuando las pugnas
entre bandas del crimen organizado y el cártel con franquicia del gobierno
federal siguen desangrando al país –sobre todo en entidades del Norte–, bandas
como el Cártel de Tláhuac, el Güero Fresa, Los Rodolfos y el Sindicato Libertad
pueden seguir operando impunemente en la Ciudad de México debido a que al
parecer los militares están más ocupados en hacer negocios que en pacificar a
la nación.
Un informe catalogado
como «secreto» por el área de inteligencia de la Secretaría de la Defensa
Nacional, nombrado como «Boletín de Información Iztapalapa», y que
forma parte de los correos liberados por los hacktivistas «Guacamaya»,
indica que los militares tienen conocimiento de las nueve organizaciones
criminales que se disputan el «control del área» en la capital del país y
«por lo que han incrementado la violencia en los últimos años».
Sin embargo, a más de
un año de elaborado el informe (21 de abril de 2021), en la Sedena no hay
visos de que se tenga la intención de hacer algo por pacificar ni al país
ni a la Ciudad de México.
En dicho documento, la
Sedena ubicó en Iztapalapa al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG),
Cártel Tláhuac, Los Rodolfos, Los Tanzanios, El Richis, Los Molina, Güero
Fresa, Los Oaxacos y el Sindicato Libertad.
Las principales
actividades de estas organizaciones son el robo en diversas modalidades,
secuestros, violaciones, extorsiones, así como la distribución y la venta de
droga.
Según el documento, por
el incremento de homicidios que ha traído la actividad de estas organizaciones
criminales, el gobierno federal «dispuso un despliegue de tropas de la
Guardia Nacional (GN) para reforzar la seguridad, a fin de generar mejores
condiciones de bienestar a la población civil y de las actividades
comerciales».
Sólo que la Guardia
Nacional se ha limitado a ver de lejos la situación, como ha sucedido en la
zona de suelo de conservación en Tláhuac, donde organizaciones criminales
despojan a sus dueños de parcelas y predios impunemente.
Situación de las
organizaciones criminales
En el informe de la
Sedena se determinó que el CJNG hizo una alianza con el grupo Anti Unión «con
el propósito de consolidar su operación en las alcaldías Iztapalapa, Gustavo
A. Madero y Venustiano Carranza».
Señala que el Cártel
de Tláhuac tiene una red de mototaxis que se dedican a la distribución
de marihuana y cocaína en esa alcaldía. Se señala como cabecilla a Carlos
Mendoza Sandoval, alias el «Cindy», detenido en mayo de 2020.
Mientras que al grupo «Los
Rodolfos» lo cataloga como la principal organización generadora de
violencia en Iztapalapa porque, además de la venta de droga, se dedica al
secuestro. Su líder, Rodolfo Rodríguez Morales, fue acribillado en diciembre
de 2021.
«Los Tanzanios» es una
organización liderada por Nicolás Enrique, detenido en abril de 2019, que,
además de narcomenudeo, secuestro y extorsión, se dedica al robo.
A la banda «Los Richis»,
de José Antonio Becerril, detenido en octubre de 2019, se le cataloga como de
«alta generación de violencia», dedicada al robo y al cobro de derecho de
piso en tianguis.
En tanto que el «Sindicato
Libertad», se señala en el informe, fue formado por Hugo Bello Valenzo,
detenido en 2020, quien dirigía la Confederación Libertad de Trabajadores de
México. Se le acusa de implementar medidas represivas contra su competencia
en el sector de transporte, construcción y el ramo alimentario.
Detrás de la banda de «Los
Molina» está Christopher Rosales Reyes. Realizan extorsiones, venta de
droga y homicidios. Se les responsabiliza de un multihomicidio en 2019, tras
asesinar a siete personas en Culhuacán.
Por su parte, la banda
de «El Güero Fresa» de Pedro Contreras se dedica a extorsionar
comerciantes y trabajadores del transporte público, al narcomenudeo y al
despojo de inmuebles. Han realizado quemas de camiones y unidades de
transporte cuyos dueños se niegan a pagar extorsiones.
La banda de «Los
Oaxacos» opera en la Central de Abastos de la Ciudad de México. «Empezaron
extorsionando y robando a clientes y locatarios desde 2014», se precisa en el
documento. El líder de la banda es Tiburcio Flores y, según la ficha, recluta
a habitantes de Nochixtlán, en la sierra de Oaxaca, les da alojamiento,
comida y les consigue trabajo como estibadores, franeleros, en el
departamento de limpieza e incluso en los locales de la Central de Abasto, a
quienes utiliza como informantes.
Para la Sedena, aunque
la mayoría de los líderes de estas organizaciones han sido detenidos o
asesinados, «no se descarta que las operaciones de los cárteles se mantengan»,
lo que evidencia que su área de «inteligencia» está desactualizada. A lo
más que llegan en el informe es a la sesuda consideración de que «los grupos
delictivos mantendrán el control en sus respectivas áreas de influencia lo
que pudiera generar un incremento en los diversos delitos».
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