| Con el paso de reclusorios a la SSC empeoró la situación |
Los 13 centros de reclusión
de la Ciudad de México son controlados por al menos cuatro células de presos
del crimen organizado y narcotráfico, las cuales operan con la
complicidad de personal de seguridad, custodia y de los directores de los centros
penitenciarios, como ha quedado asentado en quejas presentadas por
familiares de reclusos ante la Comisión de Derechos Humanos y la Fiscalía
capitalina.
Algunos de los delitos de alto impacto documentados dan
cuenta de extorsión a internos,
extorsión a familiares de internos, violencia física y psicológica, cobro de
cuotas, distribución y venta de drogas, así como homicidios y corrupción.
Sin embargo, a pesar de que las primeras quejas y denuncias
tienen fecha de 5 de enero de 2023, ninguna ha procedido. Fueron ignoradas por la entonces jefa de
gobierno, Claudia Sheinbaum, y posteriormente no le han merecido su
atención a quien la sustituyó en el cargo, Martí Batres, de acuerdo con copias en poder de NosotrosMSR.
En denuncia anónima por escrito de este año (29 de febrero)
y con sello de acuse de recibido de la Fiscalía Especializada en Combate a la
Delincuencia, dirigida a Richard
Urbina Vega, agente del Ministerio Público adscrito a la Fiscalía para la
Investigación de los Delitos Cometidos por Servidores Públicos, son
señalados el subsecretario del sistema
penitenciario, Omar Reyes Colmenares, y los «orcus» (demonios del inframundo de acuerdo con la mitología
romana encargados de castigar los juramentos
rotos) Aldo Aragón Sánchez y
Andrés Bravo, así como de los comandantes, uno de apellido Esparza, del Reclusorio Oriente, apodado el «Muerto», y otro del Reclusorio
Sur de apellido Margain, de «haber entregado el control total» de
dichos centros de reclusión a una serie de internos relacionados con diversas
células delictivas.
Tras de que el Congreso de la Ciudad de México aprobó en agosto de 2021 que el control
de las cárceles capitalinas pasara de la Secretaría de Gobierno a la Secretaría de Seguridad Ciudadana
(ssc), cuyo titular era Omar
García Harfuch, a fin de que, según el argumento de la iniciativa, se redujeran
los delitos que se cometían desde las cárceles, como la extorsión telefónica
y los secuestros, la situación empeoró; a decir de los denunciantes «la venta de los reclusorios empezó
el 25 de diciembre de 2022».
La presunta venta se habría
hecho a Alejandro Nery Ortiz, el «Carnal», sicario del Cártel de Sinaloa; socio
del «Cuini», el «Gárgola», el «Vaquero», el «Yuri», de Guillermo Muñoz alias «Memo
el Fugas»; Daniel Cruz el «Kiko», Luis Díaz el «Suave», Daniel Álvarez la «Mole»,
Alberto Morales el «Pitufo», Ignacio Jiménez el «Bull», Rafael Arellano el «Cata»
y Edgar Suárez el «Sanaplas».
«Ese día –detalla la denuncia–
al reclusorio preventivo varonil de Santa Martha llegaron los orcus Aldo Bruno y Andrés Bravo con 50
policías preventivos para una revisión en el área del Diamante; todas las
personas que sabían que podían ser un peligro para ellos las segregaron en
una zona especial y ahí les empezaron a pegar para que los demás internos
vieran el poder que tenían ya con el gobierno».
Según la denuncia, los mismos custodios «les dieron
navajas y armas de fuego para que sometieran a los internos que tenían la
venta de todo, es decir, de las drogas y de la tienda».
Igual sucede en el Reclusorio Oriente donde es señalado el
comandante al que apodan el «Muerto» de otorgar «demasiados privilegios» a
internos como Enrique Acosta el «Kike» y Héctor Avendaño el «Meño», ambos
presuntos integrantes del Cártel de Sinaloa.
Los denunciantes piden que se llame a declarar a los
servidores públicos señalados en la denuncia, como el subsecretario Omar
Colmenares, así como a sus «orcus» Aldo Sánchez, director ejecutivo de
Seguridad Penitenciaria, y Andrés Bravo, subdirector de Seguridad del sistema
penitenciario; al igual que a los comandantes del Reclusorio Oriente, uno de
apellido Esparza, y Margain, del Reclusorio Sur.
De acuerdo con lo que se apunta en otra denuncia anónima,
la situación ha rebasado a la autoridad penitenciaria, «por lo que la
violencia ya no sólo es sobre internos, ahora ha llegado a los familiares,
quienes han sido víctimas de amenazas, extorsión y cobro de cuotas».
Sin embargo, a pesar de manifestaciones y bloqueos que familiares
de reclusos del sistema penitenciario de la Ciudad de México han realizado,
el jefe de gobierno, Martí Batres, ha permanecido indiferente a la situación
y, por el contrario, su discurso es el de que los índices de criminalidad y
delincuencia han tenido considerable descenso en la capital de la República.
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