| La foto que molestó en las altas esferas de la 4T |
Los entresijos de la política milpaltense por la
que ya comienzan a vislumbrarse alianzas, enroques y movimientos de caballos,
alfiles y peones con miras al 2024, han salido a la luz con todo y las caídas
de bruces que como al caballo blanco del insigne corrido de José Alfredo
Jiménez, les han dejado a algunos el «hocico sangrando».
En el establo morenista comen ansias porque ya comiencen
las carreras parejeras en las que se sabrá quién se hará merecedor o
merecedora de la candidatura por la alcaldía que, como dicen en el pueblo «bueno
y sabio» de Milpa Alta, doña Judith Vanegas nada más no supo
gobernar, al grado de ser la sempiterna ocupante de los últimos lugares de
las encuestas más representativas en cuanto a evaluación del «trabajo» en su gestión, así como de popularidad, desde el comienzo de su administración en octubre
de 2021.
Porque ni en Xochimilco,
con José Carlos Acosta –a quien por
lo visto ni sus cercanos respetan porque le endilgaron el apodo del «Panda»–,
con el que mes tras mes Judith
disputa el deshonroso título del más inepto, incompetente e ineficaz de la
tabla de 16 alcaldes capitalinos, las cosas le salen bien.
Y es que por más que José Carlos se esmera en congraciarse con doña Claudia Sheimbaum,
jefa de gobierno, operándole reuniones en Sinaloa para que vaya a lucirse
allá con sus «políticas exitosas», nada parece impedir que se acerque al
final de su carrera en la grilla politiquera vulgo servicio público. Su final
al menos en Morena, porque ya ve usted que nunca falta un (partido) roto para
un (fracasado) descosido, está próximo.
Pero «ni cómo ayudarlo», dicen sus allegados en
Xochimilco, debido a que amplios sectores de la población están hasta la coronilla
del abúlico personaje que nunca dio pie con bola en su fallida gestión, de
ahí qye aquellos busquen su revocación de mandato con los propios mecanismos
legales que ha promovido el egregio e impoluto «Mesías de Macuspana».
Diputado acomodaticio
Nos dicen que el columnista Adrián Rueda, de Excélsior, le dio hace unos días al
clavo, por aquello de que mientras Octavio
Rivero Villaseñor en privado dice
apoyar a la secretaria de Seguridad
Ciudadana federal, Rosa Icela
Rodríguez, para la candidatura a la jefatura de gobierno, en cuanto se
planta ante los partidarios de Iztapalapa asegura que su corazoncito late a
ritmo de tambor, marimba, caracol, pito y teponaxtle salvadoreño, esto es, por
la causa de doña Clara Brugada Molina,
alcaldesa de aquellos lares.
Nada nuevo bajo el Sol. Al menos para quienes han
seguido nuestros comentarios desde los
tiempos en que don Octavio fungía como alcalde de Milpa Alta. Ha
sobrevivido en el trapecio de la grilla poltiqueril gracias a que hasta el
mismísimo camaleón se la viene guanga.
García Harfuch en Milpa Alta
Fue ayer martes cuando al filo del mediodía llegó a la alcaldía Milpa Alta el jefe de la policía capitalina, Omar García Harfuch, para supuestamente acudir a una «reunión
ciudadana», pero que en realidad se trató de un evento camuflado. Fue un acto de campaña en pos de la candidatura morenista a la
jefatura de gobierno.
El «Batman» capitalino –como también se le conoce–,
se refirió a sus «cifras exitosas» con las que insiste en decir que el índice
de delincuencia ha bajado e, incluso, dio una probadita de lo que podría ser
la capital del futuro, claro está, siempre y cuando él esté como su
gobernante.
Tuvo público. Las «fuerzas vivas» milpaltenses le
armaron el tinglado para que se viera el músculo político de don Omar, y como para
que no quedara ninguna duda del cariño y admiración de la gente, doña Judith
Vanegas fue la primera en presumir una fotografía en una red social en la que
se le ve junto al jefe de la policía en el acto de campaña.
Dicha fotografía inmediatamente fue detectada por
los cercanos al absolutista de palacio y fue el inicio de lo que un par de horas
después nos remitiría al símil del «hocico sangrando» del caballo de José
Alfredo. Bueno, yegua, pues.
El caso es que luego del acto de campaña de don
Omar, la alcaldesa y su séquito de colaboradores se llevaron al jefe de la
policía a comer al mismo restaurante en el que tiempo atrás había comido el
senador Ricardo Monreal Ávila. Viene
a colación lo anterior porque la dueña del establecimiento también es
zacatecana, se trata de doña Gabriela
del Río. Esa ocasión el polémico senador participó en una cabalgata como
para demostrar que también es hombre de campo. Nos dicen que sólo le faltó presumir
que de igual forma sabe sembrar nopales y moverle la cuchara a la cazuela del
mole. En fin.
Nada más que en política, como alguna vez dijo
Roosevelt, «no existen coincidencias», y mucho menos en Milpa Alta. Resulta
que doña Gabriela del Río es pareja
sentimental de don Efrén Enríquez Soriano, quien a la postre ocupa un
cargo de director general en la administración de Vanegas Tapia, por lo que es otro que también hace cuentas
alegres y «ya se vio» en la silla de la alcaldía local en 2024.
Pero de vuelta al ágape de los susodichos, García Harfuch, por cierto, yerno del
magnate Ricardo Salinas Pliego, durante su campaña no ha dudado en ser
generoso en este tipo de encuentros con los titulares de alcaldías que le
firman la adhesión a su causa, así que la comilona en «petit comité» fue amenizada con mariachi, bebidas de alta gama y
brindis a diestra y siniestra por el futuro político no solo del jefe de la
policía, sino de casi todos los ahí presentes.
Sólo que según trascendió, todavía no llegaban al
postre cuando doña Judith recibió una
llamada telefónica del centro de la ciudad, para reprenderla por andar
engordándole el caldo a don Omar. Y es que con eso de que en el gobierno de
Joe Biden se les acabó la paciencia por los desplantes del presidente López en
eso de defender con bravatas a los chapitos del Cártel de Sinaloa, el horno
ya no está para bollos. Menos por la historia negra que se le achaca a quien
visitaba Milpa Alta, sobre todo en pasados sexenios.
Quizá valdría más que el titular de la SSC se
ponga a hacer su chamba, para lo que fue colocado en el cargo, pues, y se olvide de
sueños guajiros como llegar a ser jefe de gobierno de la capital. Con que
cuide que sus agentes dejen de extorsionar a la ciudadanía, ésta se daría por
satisfecha y hasta se lo reconocería.
Nos cuentan que de palacio no saldrá ninguna señal
para don Omar y, por consiguiente, como en el edificio de enfrente, el del
antiguo ayuntamiento, ahí su inquilina acata al pie de la letra todo lo que le
indican, tampoco dará algún apoyo a las aspiraciones de su sobordinado. Como
dijo aquel, «¡lástima
Margarito!»
Pero dejemos las cosas tristes y pasemos a otra
cosa, por ejemplo, ¿qué sucede con los
ex delegados del alicaído partido tricolor como Cuauhtémoc Martínez Laguna y
Jorge Alvarado? Bueno, eso es un tema largo de contar, como dijo la Nana Goya, eso es otra historia.
¡Cosas
veredes, lector lectora, en este convulso
escenario donde los burros tocan flauta y desde Washington voltean a verlos!
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