| Brugada tuvo que jalar con lo que no quisieron enfrente |
Las expectativas de que Clara Brugada coordine los
comités de defensa de la 4T en la Ciudad de México se alejan conforme
transcurren los días, por lo que entre sus simpatizantes cunde desánimo y
pesimismo. Entre los cabizbajos están cabecillas de las invasiones en Suelo
de Conservación de Tláhuac, a los que la alcaldesa de Iztapalapa con licencia
sumó a su causa tras ofrecerles protección e impunidad para que siguieran consumando
despojos de parcelas a sus legítimos propietarios en sitios como la Ciénega
de Tlaltenco.
Como es sabido, uno de los yerros de doña Clara
fue haber pactado apoyos para su causa con todo tipo de figuras, tanto de la
delincuencia ambiental como de la grilla politiqueril, incluso, incluir a
impresentables como José Carlos Acosta y Francisco Chiguil, alcaldes de Gustavo A.
Madero y Xochimilco.
Por lo pronto, grupos de choque y de invasores están desatados
en Tláhuac, dedicados a despojar de sus predios a los legítimos dueños, debido a su alianza
con la señora Brugada, quien, nos dice una fuente, prometió impunidad y
regularización de predios de los que se han apropiado de forma ilegítima (y con la inservible policía que, por lo visto, sólo está para reprimir trabajadores, no delincuentes).
El
cascajo que le dejaron a Clara Brugada
En efecto, la alcaldesa de Iztapalapa no tuvo de
otra y cargó con lo que le dejaron, esto es, puro «cascajo» (incluido el
mismísimo jefe de gobierno sustituto, Martí Batres), tras de que la mayoría de
militantes morenistas con cargos y posiciones en la administración pública
capitalina se fueron con el ex jefe de la policía, Omar García Harfuch, alfil
de la ex jefa de gobierno Claudia Sheinbaum. Así pues, Brugada tuvo que jalar
con los que nadie quiso en el bando de enfrente.
Las consecuencias son ahora que cada mitin de
campaña está más desangelado que el AIFA. Unos aseguran que promedia 150
personas por mitin la residente en Iztapalapa.
Tras sus estrepitosos fracasos como suspirante a
la candidatura morenista por la jefatura de Gobierno, donde la nota ha sido el
dispendio en la renta de sillería que ha lucido vacía tanto en
Xochimilco como en Miguel Hidalgo, ahora fue en la Alcaldía Milpa Alta donde la
presentación de doña Clara registró baja asistencia en su mitin.
Sin duda, cargar con el lastre de José Carlos
Acosta y Francisco Chiguil, ya le pasó factura a la iztapalapense en las
encuestas que tienen posicionado al ex policía Omar García Harfuch como
puntero para contender por el gobierno de la Ciudad de México.
Aunado a lo anterior, habrá que sumar al
fracaso de Brugada que otra perla de las que la apoyan y promueven en Milpa Alta es
la mismísima alcaldesa, Judith Vanegas Tapia, quien, nos aseguran, finge
estar con García Harfuch pero en el fondo, muy adentro pues, su corazoncito late
por doña Clara. Con ella tiene fe en poder reelegirse en el cargo, aun cuando es la más burra en la lista de evaluación del trabajo de los alcaldes del Monitor Capitalino de la empresa FactoMétrica.
Y es que si doña Judith, de plano, no rebuzna en el desempeño del cargo, es porque desconoce el abc de la gobernanza, entonces resultaba lógico que tampoco
iba a tener la capacidad de meter a más de 150 personas al mitin de su candidata
a la explanada donde se celebró el acto de campaña. Si la alcaldesa de Álvaro Obregón, Lía Limón, la puso en ridículo en la inauguración de la pasada Feria del Mole al meter más simpatizantes que aquella, ¿qué resultados esperaba ver doña Clara con la señora Vanegas?
En fin, que la contienda por la Jefatura de
Gobierno de la Ciudad de México arranca el próximo cinco de noviembre y, por
lo que se percibe, Clara Brugada, en términos coloquiales, tronará como
chinampina. Por aquello de que su incursión en la contienda para coordinar los
comités pro-4T, simplemente resultó ser puro cuento.
Al tiempo.
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