| ¿Fifís de la corporación? |
Con la llegada a la coordinación general de la Policía de Proximidad
de la Zona Poniente del policía segundo habilitado como comisario, Cristian
Raymundo, con indicativo Anubis,
los elementos policíacos del sector Clavería constataron que en la Secretaría
de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México la obnubilación ha
afectado a algunos con eso de la dizque cuarta
transformación.
A decir de quienes han podido atestiguar el comportamiento de Anubis –nombre griego del guardián
de las tumbas asociado con la muerte y la vida después de ésta en la religión
del antiguo Egipto–, en «un acto total de prepotencia» dividió las
instalaciones del sector como para pintar su raya con la «chusma» y no
mezclarse con la tropa.
En tiempos en que pareciera que al secretario de Seguridad Ciudadana,
Omar García Harfuch, las gitanas lo han convencido de que tiene con
qué aspirar a ser jefe de gobierno de la Ciudad de México en 2024, Anubis «se instaló como todo un dios»,
nos dicen, y en «uno de los actos más reprochables para la dignidad de los
elementos adscritos a este sector», hizo a un lado los reglamentos que
indican que no se pueden hacer modificaciones a las instalaciones de la SSC y
mandó poner una división en el patio.
Como para ludibrio y escarnio de un orate de palacio: los fifís de un
lado y los chairos del otro.
La división del sector fue para marcar diferencia entre el «mando» y la
«tropa», conocida ésta en el argot de la policía capitalina como vil «carne
de cañón», esa a la que dichos jefes suelen enviar en las manifestaciones a
hacer el ridículo frente a desquiciadas turbas que en sus arrebatos los agreden
una y otra vez y la gente de uniforme ni siquiera puede mentarles la madre porque
corren el riesgo de ser cesados y en el lavadero de mano de los superiores hasta les pueden echar encima a los de derechos humanos.
Bien, pues esa tropa vulgo carne de cañón que aguanta todo, además de inclemencias
del tiempo, horarios excesivos, arrestos injustificados, el cobro de cuotas
de dinero y ser obligados a realizar remisiones al Ministerio Público de
personas inocentes pero que por consigna de los jefazos les tienen que
fabricar delitos, resulta que en el sector Clavería tienen prohibido asomarse
por encima de la división para que no vayan a ver al tal Anubis.
Y mire que para que don Cristian Raymundo tenga pretensiones de maestro
de las necrópolis y patrón de los embalsamadores, por sentirse todo un
perrazo, pareciera que algo debe andar mal en su tatema.
Por lo anterior, estos policías que luchan por contener a la
delincuencia, mientras los jefazos mandan a sus incondicionales a atracar
automovilistas y camioneros, están molestos porque el tal Anubis los despojó de su área
laboral, que como quien dice, prácticamente es su segundo hogar porque
también ahí deben de dar el gasto, pero ahí a los mandos con tal de que los dejen trabajar.
Con la puntada del Anubis –como diría Capulina si aún viviera, apa nombrecito, óilo, óilo– el altar
de la virgen María, símbolo religioso del personal de policía, así como el
cajero automático donde van a retirar su quincena sin necesidad de exponerse
a tanto ladrón que anda suelto por las calles –incluidos los que ya andan en
campaña para agarrar hueso en 2024–, quedaron del otro lado, es decir, de la
parte vip (puro trinche jefe).
Entonces, ahora resulta que cuando un policía quiere encomendarse a la
virgencita antes de salir a la calle a cumplir con su labor de contener a los
delincuentes o, también, quiere retirar su quincena, pues debe pedir permiso ¡por
escrito!
¡Qué mam…ucho el sol!, nos salió el tal todo-hecho-un-perro.
Lo peor, dicen los policías del sector Clavería, es que dicho seudo
mando, utiliza su área exclusiva de puro jefazo para embriagarse toditos
los fines de semana, religiosamente. Esto es, que mientras la tropa anda en la calle
tratando de contener a la delincuencia, todo-hecho-un-perro liba con
fruición y rinde tributo al dios Baco.
Es así como una instalación con más de 20 años de existencia, el tal Empédocles,
perdón –Empédocles era griego además de haber sido gente decente y filósofo–,
Anubis la ha convertido en
una vulgar cantina de pedernales de
rango. Por lo que la tropa concluye con lo siguiente:
«Si así es tratado el personal, qué podemos esperar para la población
en general».
Lo único cierto es que la poca dignidad que quedaba en la SSC ya de
plano se acabó, y el colmo fue lo que el tal don-hecho-un-perro llegó a hacer
en el sector Clavería.
¿Qué dice don Omar García Harfuch al respecto?
¡Nada!, qué iba a decir, él a lo suyo, a dejar que las gitanas le sigan
leyendo las cartas con tal de alentarle la esperanza de que cuenta con los méritos suficientes para llegar a ser jefe
de gobierno en 2024, y que le puede dar la batalla nada menos que a Martí Batres y Ricardo Monreal (¡imagínese cómo debe estar de trastocado don Omar si cree que le puede ganar a estos dos pesos pesados y de luengo colmillo retorcido en eso de las marrullerías de la grilla morenista!). Pero en fin, si en su momento Miguel Mancera pudo ser jefe de gobierno tras de ser procurador, ¿por qué
no va a poder el secretario de Seguridad capitalina?
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