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A la sombra por unos días estos individuos de los cuales no se proporcionaron sus nombres. Aunque de nada sirve porque se les tiene que poner Juan P |
Uno de los asaltos cometidos hoy en Tláhuac por
parte de la delincuencia que tiene asolada a la población sucedió con un vecino
al que un par de malandros despojó de 30 mil pesos que momentos antes había
retirado de una sucursal bancaria, en la confluencia de las calles Miguel
Hidalgo y 20 de noviembre del Barrio de San Mateo del pueblo «antorchista» de
San Pedro Tláhuac.
Cuando Daniel Pérez, de 21 años, conducía su
automóvil Aveo fue interceptado por dichos individuos que se transportaban en
una motocicleta Pulsar de colores blanco con negro y placas 1e8vr, sobre la calle Juan Palomo.
Al enfilar cobre la calle Rafael Castillo, entre
Javier Mina y Nicolás Bravo, fue amenazado por los ladrones con un arma de
fuego, realizándole después varios disparos al automóvil con un arma casera, por
lo que presa de los nervios Daniel aceleró la unidad, motivo por el cual perdió
el control impactándose en la banqueta.
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La motocicleta que abandonaron los malandros tras de que ya no la pudieron echar a andar por lo que huyeron a pie |
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Esta vez no se perdió el dinero y se lo regresaron a su dueño pero sobre peso hasta sumar 30 mil |
Tras de despojarlo del dinero, los dos sujetos huyeron
a pie sobre la calle Rafael Castillo, dejando abandonada la motocicleta.
Fue entonces cuando aparecieron policías de la
Secretaría de Seguridad Ciudadana, quienes con la ayuda de videocámaras del C2
persiguieron y detuvieron a los delincuentes, uno en las calles de Miguel
Hidalgo y Callejón Miguel Hidalgo, y el otro en Miguel Hidalgo y Calle 20 de Noviembre,
Al momento de la inspección correspondiente los
uniformados les encontraron una mariconera negra, la cual contenía un arma de
fuego tipo pluma calibre 22, así como una réplica de arma de fuego tipo
escuadra color negra, con la leyenda «Ummrex calibre 4.5 mm (177 con número de
serie 18d01597f-press-s)», así como los 30 mil pesos que le habían robado a la
víctima.
Tras de que los uniformados les leyeron sus
derechos a los malandros, los llevaron a la agencia del Ministerio Público donde
el afectado los identificó, sin temor a equivocarse, como los sujetos que
momentos antes lo habían despojado de su dinero.
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