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Para los de la Sederec esto vendría siendo como una especie de acto proselitista |
Luego de trece años de
que «nadie, más que la
revista Nosotros» –como se dijo ahí– se
había fijado en los cronistas de Milpa Alta, ni mucho menos ningún político
de la localidad se había parado frente a ellos para conocer su trabajo y la forma en que lo desempeñan, quizás porque en el Consejo de la Crónica no acostumbran
hacer política en favor de ningún candidato ni partido, la entonces diputada
local por el distrito 34, Karla
Valeria Gómez Blancas, del PRI, se acercó a ellos para preguntarles qué
necesitaban, por lo que Manuel Garcés
Jiménez, presidente de dicho organismo ciudadano, le pidió un recurso para publicar
libros, y aun cuando aquella ya iba de salida porque se acercaba el término
de la legislatura en la Asamblea Legislativa, les cumplió lo prometido… «Nos llevó a las oficinas de
Sederec (Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades del
gobierno capitalino) y entonces nos apoyaron. Nos enseñó el caminito», dijo… Sin
embargo, tras de varios meses de trámites y vueltas y preparación de los
manuscritos, y de que finalmente los libros fueron impresos; de que los
cronistas organizaran una solemne presentación en el Foro Calmecac de Villa
Milpa Alta, que vio hasta la última fila de sus butacas ocupadas por gente
ávida de conocer algo de las costumbres, tradiciones y aspectos de la
historia de sus pueblos, los estultos improvisados de Sederec le
restringieron a los cronistas la entrega de libros al público por el estúpido
argumento de que había «veda electoral»… Al decir de Garcés Jiménez, «en Sederec dijeron que no podíamos repartir
libros por la veda electoral, con motivo de las elecciones del cinco de junio,
donde se va a elegir un constituyente. Les comentamos que nosotros no hacemos
política a favor de ningún partido político ni de candidato alguno; que no
tenemos personas que tengan un cargo público y que por lo tanto no hacemos
proselitismo», dijo, pero la decisión de los burócratas de la administración
perredista que encabeza Miguel Ángel Mancera, quien por cierto ya anda en plena campaña como suspirante presidencial, supuso que los libros pueden servir para comprar conciencias y comprometer su voto… Seguramente
para dichos burócratas, un libro tiene el mismo efecto de persuasión que una torta y
una bebida de sabor, o una despensa. Así ven estos mentecatos de una oficina donde se supone
que para ver asuntos relacionados con la publicación de libros debe trabajar gente con cierto nivel de conocimiento general de cuestiones relacionadas con la cultura… Por
eso estamos como estamos en la Ciudad de México –y en general en el país–… Lo
cierto es que en lo que sería el anuncio de que habían sido publicados cinco
libros, ni el jefe de departamento de lo que tuviera que ver con la cultura
de la administración delegacional que encabeza el priista Jorge Alvarado, se dignó presentarse
en el lugar. Ni aun porque Karla
Valeria es militante del mismo partido… Después de todo, así se las
gastan estos incultos politicastros que a últimas fechas han invadido el
servicio público para desgracia de la ciudadanía… «Tenemos gente de diversos
partidos políticos –comentó Manuel
Garcés con respecto a quienes integran el Consejo de la Crónica– y en tres
años nos llevamos perfectamente bien, la cultura no tiene color partidario», expresó,
aunque reconoció que los del Sederec les habían «adelantado algunos libros»,
120 según dijo, y esos eran los que iban a entregar. Sin embargo, los
invitados especiales de la primera fila desde un principio tuvieron entre sus
manos los cinco ejemplares anunciados… «Tenemos una cajita, toman un boletito
y los que no alcancen nos van a dejar sus datos», explicó, porque pidió al
público que recordara que «tenemos que entregar los libros a escuelas
secundarias, preparatorias y de nivel superior; casas de cultura, un Faro y a
bibliotecas, y pues no alcanzaría», justificó. «Nosotros quisiéramos, pero yo
creo que con un libro que ustedes pongan ahí en los datos que les van a tomar
de los cinco tomos, qué título les gustaría recibir», reiteró… Tras de la
denuncia del presidente del Consejo de la Crónica, que provocó el malestar de
la gente porque muchos se retirarían del Foro sin llevarse ni siquiera un
libro, luego de una larga y por momentos tediosa ceremonia en la que jamás se
habló del contenido de cada obra, aunque sí fue como un acto de veleidades y
reconocimientos, el primero de la lista de oradores de la jornada fue el
nahuahablante Javier Galicia, quien
recordó que el de Milpa Alta es un pueblo originario que se asentó desde
antes de la llegada de los españoles; aunque para la ciudad en la Colonia
tardía, «Milpa Alta sólo fue una región de pueblos perdidos en el mapa de por
el año 1600»…
Milpa Alta, regazo de la lengua madre
Dijo que los
milpaltenses se pueden vanagloriar de que esa es la única región con pueblos
indígenas donde aún conservan la lengua materna de los mexicanos, el nahuatl.
«Podemos ser partícipes de una herencia tangible e intangible que aportamos a
la humanidad», indicó, además de las danzas, vestuarios, alimentación y ecología
como elementos distintivos de sus formas de vida… «Si ciertamente nacimos
desde la época Colonial, la vista de lo español y lo indígena lo vemos en
nuestras iglesias, en los diferentes lugares donde nos estamos moviendo, y
seguimos manteniéndonos y presentándonos al mundo como una región de pueblos»,
expresó… «Todavía estamos sumamente orgullosos del sistema de cargos que
tenemos, lo que conocemos como mayordomías, y vamos a regiones distantes porque
también partimos en peregrinajes, debido a que somos la región de la cuenca
central de donde partimos 10 mil personas la primera semana de enero cada año
a Chalma», señaló… Asimismo, Javier Galicia subrayó el hecho de ser la región
«donde se siguen preservando muchas danzas en lenguas indígenas, como las ascame, o las Aztequitas, o los Vaqueros,
que ya tiene una tradición más cristiana, pero en todos los pueblos nos
podemos encontrar que en el día de sus festividades ahí están presentes»,
comentó… Milpa Alta, dijo, también es un granero y milpa, porque en la
serranía «seguimos cultivando el alimento que ha sido milenario –maíz,
calabaza, nopal y chilacayotes, entre otros productos que se pueden encontrar
en los mercados de la zona–, con rituales, aunque ciertamente ya no llevamos
con tanta frecuencia a bendecir la semilla, y seguimos pensando y pedimos al
Todopoderoso que nos ayude»… Posteriormente, recordó el surgimiento del
Consejo de la Crónica en 2003, cuya primera publicación fue la revista Teuctzin, en donde el maestro Raymundo Flores Melo apunta que «vamos
a contar nuestras historias, porque tenemos que dar a conocer nuestro pasado,
y la mejor manera de hacerlo es estar juntos y organizados»…
Tradición, cultura y lengua
nahuatl
A continuación, el
conductor de la ceremonia Edén Garcés,
recordó a Miguel Ángel Farfán Caudillo,
integrante del Consejo de la Crónica, quien falleció hace aproximadamente año
y medio, tras de haber dedicado su vida a la investigación en el departamento
de servicios de información de la Biblioteca de la Universidad Nacional
Autónoma de México, por lo que su esposa, la doctora Noemí Álvarado Morales, habló acerca de la trayectoria de su esposo. Y es que sin ser oriundo de Milpa Alta, Farfán Caudillo se adentró en el
estudio de la historia local, en la que compiló y analizó todo el material
escrito que llegó a sus manos, por lo que en 2008 fue publicada su
investigación Milpa Alta, Aproximación
bibliográfica, en el boletín del Instituto de Investigaciones
Bibliográficas de la UNAM; asimismo, a mediados de 2014 aportó un legajo de
más de 500 hojas como resultado de sus más recientes investigaciones sobre
Milpa Alta, y que integran uno de los libros que ese día fueron presentados a medias, porque por cierto nadie de
los que participaron en el acto mencionó por sus nombres a ninguno de los
cinco libros, sólo pudieron ser vistos por el público mediante una pantalla
en la que sus portadas fueron proyectadas… Sin embargo, el libro póstumo de Farfán Caudillo es el de Milpa Alta, tradición, cultura y lengua
náhuatl…
La importancia de tener memoria
histórica
Posteriormente, fue
presentado «uno de los cronistas más entrañables» del Consejo, Raymundo Flores Melo, con lo que
también fue el primer autor de uno de los cinco libros anunciados la tarde
del sábado que pudo participar en el programa. El autor de En la Milpa Alta. Historias y crónicas,
resaltó la importancia de que cada milpaltense se convierta en cronista y se
remita a las fuentes más cercanas a él como son los abuelos, porque es muy
importante rescatar la tradición oral… Paleógrafo del proyecto La flota de la Nueva España de 1631 y
creador de blogs como Iztaccíhuatl,
Perro americano y Teutli, un lugar en la Milpa Alta,
subrayó la importancia de que «cada uno de nosotros se convierta en cronista
y le pregunte a sus abuelos cómo fue Milpa Alta», porque se tienen que contar
otras historias, los mitos, relatos y cuentos… Originario del Barrio de la
Concepción en Milpa Alta y licenciado en Etnohistoria por la ENAH, Flores Melo se refirió a la bonita
historia de la Virgen de la Asunción y su aparición en el Tulmiac, las
implicaciones que tuvo, y cómo poco a poco a partir de ese suceso se fueron
juntando los pueblos, hasta crecer y desarrollarse y llegar a la época
actual, en la que se ve «cómo defienden su tierra, cómo defendemos nuestra
propiedad comunal, la cual desde el siglo xvi
ha querido ser usurpada, primero por españoles y luego por otros invasores,
de ahí que sea importante tener memoria histórica», destacó… Porque «es muy
importante que nosotros sepamos qué aconteció en nuestro territorio, que
conozcamos la historia de cada uno de nuestros pueblos», subrayó, de ahí que
en el Consejo de la Crónica estén «para darles a conocer un poquito de ese
gran universo que tenemos en nuestra cultura», manifestó el también
colaborador de la revista Nosotros
desde diciembre de 2004…
«Ser cronista no es muy cómodo»
En su turno, el
cronista Adán Caldiño Paz, oriundo
de San Salvador Cuauhtenco, egresado de la Escuela Nacional de Maestros y
licenciado en Economía por la UNAM, ilustró a quienes no son de la región
milpaltense al señalar que «deben saber que están en un rincón histórico, que
afortunadamente y para orgullo de todos los indios de esta región, llegaron
nuestros antepasados antes de que llegaran los aztecas a la gran Tenochtitlan»…
Acucioso investigador de la historia de los bienes comunales de la región,
puntualizó que los milpaltenses son miembros del tercer barrio del calpuli con que nació Xochimilco. «Están
ustedes en Tepetenchi, una región donde los pochtecas (gremio de comerciantes
viajeros que operaron durante el predominio de los aztecas), esos grandes
personajes que surgieron en el imperio tenochca, tuvieron que sacar los
excedentes de granos que Xochimilco lograba como consecuencia de la fructífera
chinampa», refirió… «Por aquí caminaron los pochtecas para llegar a Oaxtepec,
y toda la zona de la tierra caliente para regresar con productos traídos por
trueque, para que aquí nuestros antepasados tuvieran ese intercambio
emocional y alimenticio en su vida histórica de aquellos tiempos»… Colaborador
de las revistas Nosotros y Teuctzin, y por cuya labor educativa ha
recibido varios reconocimientos, aseveró que la presencia del público los
anima, «porque ser cronista no es muy cómodo, pero vale la pena recordar
cosas que se perdieron en el tiempo y que gracias al idioma que tuvieron
nuestros antepasados, podemos disfrutar de esas cosas tan hermosas que el
tiempo trata de perderlas»…
«Región que ha sido olvidada
por la historia»
Recordó cómo después de
un tiempo por el Tepetenchi milpaltense vinieron los ejércitos de Emiliano Zapata, porque «si estaba en
Cuernavaca bajaba por Ajusco o por Topilejo; si estaba en Tepoztlán, bajaba
por San Salvador Cuauhtenco y llegaba a la Ciudad de México; si estaba en
Oaxtepec, pasaba por Santa Ana Tlacotenco, cruzaba San Pedro Atocpan y
llegaba también a la Ciudad de México, y si estaba en Cuautla, tenía que
pasar por Santa Ana Tlacotenco y los pueblos que tenemos al oriente», región
que, «desgraciadamente –lamentó–ha sido olvidada por la historia, no se ha
escrito gran cosa para recordar lo que fuimos, lo que hemos sido y somos los
indios de la Milpa Alta»… Por eso fue que de nueva cuenta el profesor Caldiño Paz recordó al público
visitante que de otras partes del altiplano había acudido al que sólo quedó
en anuncio de la publicación de cinco libros, que «están ustedes en
Tepetenchi, donde todavía nos queda la emoción y el compromiso de enseñar a
nuestros hijos y nietos, para que no olviden el idioma de nuestra lengua
madre»… Enseguida, calificó de igual forma de «lamentable» que «nos digan, y
perdónenme que diga estas exclamaciones y hiero alguna sensibilidad
–puntualizó–, porque hay quienes siguen pensando en (el concepto de) la madre
España»… Fue entonces cuando se olvidó de seguir instruyendo a los supuestos
visitantes a la ceremonia del Calmecac para referirse al hecho de que «debemos
entender claramente que cuando los españoles vinieron a invadirnos, porque no
vinieron a conquistarnos, vinieron a invadirnos y debemos estar claros y
serenos y sensatos, vinieron a robarnos, y eso es triste», y entonces perdió
el hilo discursivo quizá debido a reconcomios ancestrales…
«Somos indios de chiripa»
Caldiño Paz
exculpó a don Cristóbal Colón de los males que aquejaron a los mexicanos,
porque «cuando quiso hacer (sic) ese
imponente viaje, no sabía que se iba a encontrar con las sierras de América,
por eso nosotros somos indios por chiripa», dijo… Tras de recordar que en ese
tiempo «la España y la Europa vivían en una situación de ignorancia, donde la
ignorancia valía más que la ciencia, no había hombres que acompañaran a don Cristóbal; para ello, la reina Isabel y don Fernando de Aragón tuvieron que sacar 90 de los presos más
peligrosos de sus cárceles para que repartirlos en sus tres carabelas y así
llegaron aquí»… «Fue una situación razonada y pensada por los reyes
católicos: si llegan qué bueno, y si se mueren en el mar nos ahorraremos los
alimentos y los gastos que ocasionan 90 criminales», apuntó… «Desgraciadamente
–precisó–, el crimen, la moral baja y perversa que traían esos hombres, que
ni siquiera sabían leer, fueron los que originaron el mestizaje, que hasta la
fecha estamos viviendo»… «Pero esos españoles no nos encontraron mudos ni
ciegos –expresó–, nuestros antepasados hablaban perfectamente el náhuatl, se divertían y se enamoraban, y era un
pueblo que no tenía necesidad de comer carne humana, eso lo han inventado los
infames que no nos quieren», concluyó…
«Lo único que nos llevamos
son satisfacciones»
Finalmente, quien se ha
dedicado en cuerpo y alma a prolongar la vida del Consejo de la Crónica de
Milpa Alta, Manuel Garcés Jiménez,
nativo por cierto de San Antonio Tecómitl, visiblemente emocionado encomió el
hecho de que de 16 consejos de la crónica de las 16 delegaciones –al menos
que sepamos Tláhuac no tiene debido a que ahí los pocos cronistas que ha
habido prefieren sumarse al de Milpa Alta– «ésta es la única que tiene gente
joven», lo que explicó debido a que «estamos dejando la semilla para que los
cronistas sigan trabajando e invitamos a los jóvenes y no jóvenes que se
integren con nosotros»… Aclaró que el trabajo de cronista es «honorífico, no
nos pagan», aun cuando «llenamos el Calmecac», foro al que le caben 570
personas, explicó. Sin embargo, «eso es lo que nos llevamos, una satisfacción
enorme», subrayó, al grado de que «me entusiasmó tanto que no voy a leer lo
que había preparado»… A 13 años de creado el Consejo de la Crónica, el
profesor Garcés Jiménez, colaborador
de la revista Nosotros por más de
15 años, agradeció al director de esa publicación el poder pertenecer a esa
fraternidad de colaboradores de la región… Mencionó a cronistas que muchos
conocieron aunque otros no, como serían los jóvenes integrantes del Consejo,
pero que de igual forma hicieron brecha en el rescate de la historia de Milpa
Alta, como los profesores Fidencio
Villanueva Rojas, autor del libro
Cantos aztecas; Juan Crisóstomo
Medina Villanueva, Concepción
Flores Arce «Xochime» y Librado
Silva Galeana, coautor del Diccionario
náhuatl, editado por la UNAM, con edición de cien mil ejemplares, nativo
de Santa Ana Tlacotenco… Asimismo, recordó a Carlos López Ávila, cuyas vivencias fueron plasmadas en varios
libros, traducidos incluso al francés, con el apoyo de Joaquín Galarza… Consideró que el primer cronista milpaltense fue
Quintil Villanueva Ramos, oriundo de
Tecómitl, porque dejó las memorias de su hermano el coronel Timoteo Villanueva; así como Miguel Ángel Farfán, el cronista
emérito Francisco Chavira Olivos, los
nahuahablantes Gilberto Lozada Ortiz
y Artemio Solís Guzmán; Pascual Gallegos Palma; el etnohistoriador
Raymundo Flores Melo; la profesora
Marta Retana Zamora; Ernesto Sevilla Bolaños, Alejandra Sánchez Galicia; los
profesores Abelardo Jurado Jiménez,
Eugenio Raúl Ramírez Retana, Esther Mérida González y Adán Caldiño Paz… El historiador Sergio Sevilla Peña; como de igual
forma los nativos de San Andrés Mixquic Ricardo
Flores Cuevas, Moisés Isaí y Santiago Leyte; Víctor González Chimal, Brisa
Marín Blancas; Ignacio Mendoza
Órea, de San Juan Ixtayopan; Saúl
Ríos Flores, Rubén Gara Galicia;
Irma Álvarez Cordero y Héctor Castañón Bazaldúa.
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