Mercado Sobre Ruedas |
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Tras de que dimos a conocer las deplorables condiciones en que tanto trabajadores
del Hospital Psiquiátrico Samuel
Ramírez Moreno –adscrito a la Secretaría de Salud federal–denunciaron
amenazas de la dirigencia sindical por evidenciar la mala
administración en recursos materiales para la atención de los pacientes del
nosocomio. A través de un comunicado que calificaron de «amenazante e intimidatorio»,
los trabajadores del hospital que se ubica en Eje 10 y autopista México-Puebla, en Valle de Chalco, estado de México, fueron advertidos de que ya en una ocasión la Policía Cibernética
de la Comisión Nacional de Seguridad investigó de qué números de teléfono
celular salió información que los «vulneran como base trabajadora».
Según apunta el comunicado firmado por María Inés Arévalo Salinas,
secretaria general, y José Manuel Rosas Enríquez, secretario de
asuntos laborales, ambos de la sección 91 del CEN del Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Salud (Sntsa), «desde la semana pasada circulo (sic) un documento donde expone
fotografías de algunas de las unidades que estaban en reparación, y otros
comentarios más, que nos vulneran como base trabajadora de esta institución». Lectura recomendada: Hospital Psiquiátrico en Eje 10 expira ante ‘austeridad
republicana’ A través del comunicado, los dirigentes sindicales «invitan» a quien
esté haciendo «este tipo de comentarios a través de las redes sociales»,
que «se acerquen a la dirección o a la oficina sindical número 91 de esta
institución», pero no se especifica para qué quieren que «se acerquen».
Es entonces cuando se advierte que la Policía Cibernética podría de
nueva cuenta intervenir porque, dice el documento, «los resultados de
aquella investigación arrojaron los números (telefónicos) de donde salía
la desinformación, situación que termino (sic) con las amenazas que se venían haciendo a este
hospital así como a la base trabajadora». Riesgo de que sea cerrado el hospital Los dirigentes sindicales también advierten que «si seguimos con esta
actitud tan denigrante para nuestro centro de trabajo», se corre el riesgo
de que sea cerrado el hospital, «como desde hace tiempo lo han querido
hacer», se apunta.
Sanciones para quienes «desinformen» A la par de la invitación que hacen para que «se acerquen» con ellos
quienes «desinformen», Arévalo Salinas y Rosas Enríquez indican que pueden
recibir sanciones –como el levantamiento de una acta administrativa– quienes
viertan desinformación en contra del hospital, tal y como lo establece
las condiciones generales de trabajo en dos de sus artículos, porque se pone «en
un riesgo total a nuestro (sic)
nosocomio». Suavizan admoniciones Ambos dirigentes sindicales –en modo atrapados sin salida tras
las contundentes evidencias de en que condiciones deben desempeñar sus
funciones– intentan en su comunicado suavizar
sus admoniciones y parecen implorar la comprensión de los destinatarios de su
mensaje, esta vez en primera persona. «En repetidas ocasiones –‘no sé (sic)
si nos hemos dado cuenta– les hemos comentado que cuidemos nuestra fuente de
trabajo, ya que como esta (sic) no
encontraremos otra mejor», y a continuación se señala que «»la deslealtad, la
irresponsabilidad, la agresividad, la apatía, la conciencia, la insensatez, la
venganza (…) nos llevan a cometer este tipo de actos».
Pero de la falta que cometieron las enfermeras al ingerir bebidas
alcohólicas al interior de su fuente de trabajo, así como de las condiciones
insalubres e infrahumanas en que los trabajadores y usuarios deben enfrentar
desde el momento en que ingresan al nosocomio donde exponen su salud, la pareja de dirigentes sindicales
no mencionó nada.
El sermón de la montaña Arévalo Salinas y Rosas Enríquez conminan a los trabajadores a «pensar
antes de agredir» al hospital «ya que somos 500 trabajadores –junto
con sus familias– que dependemos de ella». Como si estuvieran en el monte de las bienaventuranzas, se pide a los
trabajadores que cual ovejas descarriadas no lavaron el estercolero de
corrupción en casa, que sean «leales y agradecidos» con quien «nos ha dado
más de lo que nosotros hemos dado». Los líderes sindicales reconocen que «todas y todos hemos cometido errores
en diferentes magnitudes», pero que es «una virtud no volverlos a cometer»,
porque, y nuevamente se cierne la amenaza contra quienes «desinforman», «posteriormente
siempre habrá consecuencias mayores o menores», por lo que ya en modo
cantinflesco concluyen que lo mejor es «no exponerse». Aprovechan las amenazas para desear feliz año nuevo Al final del comunicado y tras de citar a Craig Groeschel por aquello de
que «la verdadera lealtad se prueba, no se proclama», Arévalo Salinas y Rosas
Enríquez aprovechan que a 19 días de comenzado el año no habían expresado sus
parabienes a los 500 trabajadores del Hospital Psiquiátrico y para desear que
sea uno en el que «afiancen» su fuente de trabajo. |
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