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Ejido de Tlaltenco también es utilizado como tiradero de cascajo |
Noticiudadana.- Aun cuando ejidatarios de San Francisco Tlaltenco,
alcaldía Tláhuac, desde el año pasado pidieron a la jefa de gobierno, Claudia
Sheinbaum, que actuara lo más pronto posible contra grupos invasores que se
han apoderado de al menos 30 hectáreas –de las 80 que son– del ejido en la zona
circundante a la estación del Metro Tlaltenco, el gobierno capitalino
priorizó el operativo en el predio de Tempiluli por razones que solamente ella y sus colaboradores conocen.
«Cuando supimos que venía un operativo de
desalojo a Tláhuac creímos que por fin la jefa de gobierno nos había hecho
caso y venían en nuestra ayuda, pero no, con desilusión vimos que el
operativo era para Tempiluli», señalaron ejidatarios del
pueblo de Tlaltenco.
Denunciaron que de la estación Tlaltenco en dirección
a la estación Tláhuac de la Línea 12, hay invasiones de «grupos
delincuenciales como los ‘Panchosvilla’, Antorcha Popular y la UNTA (Unión Nacional
de Trabajadores Agrícolas)».
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Ejido invadido y utilizado como tiradero de cascajo |
Asimismo, evidenciaron que el ejido en cuestión
también es utilizado como tiradero de cascajo, «delito
ambiental» que fue el argumento esgrimido por la jefa de gobierno para ordenar el
desalojo en Tempiluli y la recuperación de tierras pertenecientes a suelo de conservación.
En específico, señalaron al Sindicato Libertad de ser el que maneja y cobra por utilizar las tierras del ejido para tirar cascajo.
Relataron que hace unos días, ejidatarios fueron a «parar el tiro de cascajo al predio los
Pozos, después hicimos la denuncia en la alcaldía Tláhuac, pero no pasó absolutamente
nada, nadie hizo nada para parar esa anomalía», dijeron.
La titular de Corena y la carabina de Ambrosio
Cuando en junio del año pasado la mesa directiva
del Comisariado Ejidal se entrevistó con Sheinbaum, ésta los puso en contacto con la
titular de Corena (Comisión de Recursos Naturales), Columba Jazmín López
Gutiérrez, a quien «le dio instrucciones de que parara las invasiones» por
parte de dichos grupos.
Sin embargo, no sucedió nada porque Columba jamás se
volvió a poner en contacto con los ejidatarios de Tlaltenco.
En la alcaldía nos dijeron que «están rebasados»
En busca de encontrar un apoyo en el gobierno local para detener la ola de invasiones a su ejido, «fuimos otra vez a la alcaldía Tláhuac, pero ahí
de plano nos dijeron que no podían actuar (en contra de los invasores) porque estaban rebasados», indicaron.
Fue el jefe de
ordenamiento jurídico y territorial de Tláhuac, Juan Álvarez, quien les confesó que no
podían parar las invasiones debido a que cada vez que iban a los asentamientos
irregulares salían pistoleros de los grupos invasores y los amenazaban de
muerte.
De acuerdo con los ejidatarios de Tlaltenco,
el actual gobierno de la Ciudad, no el de los «conservadores» ni el de los «neoliberales», está al tanto de qué grupos están en el ejido como
invasores.
También señalaron a otro grupo denominado como el de los
Jarochos, cuyos operadores traen gente de otros rumbos de la
ciudad a vivir ahí.
«Los traen los fines de semana y les marcan con
cal sus parcelas, además de que en el momento les hacen contratos falsos de
compra-venta», subrayaron.
Cuando ejidatarios intentan parar invasiones los encañonan
con pistola
«Nada menos que el último altercado tuvo lugar el domingo
pasado, cuando unos 40 ejidatarios de Tlaltenco fueron a parar una invasión,
pero de inmediato aquellos los amedrentaron con pistola en mano».
Según apuntaron, esa parte del ejido se
encuentra en suelo de conservación, «por eso la doctora (Sheinbaum) nos dijo
que no nos preocupáramos, pero hasta la fecha no volvimos a tener noticias de
lo que va a pasar con esas invasiones que siguen creciendo».
Los integrantes de la nueva mesa
directiva de los ejidatarios de Tlaltenco ya fueron desde hace días a «las
mañaneras de la jefa de gobierno» a solicitar audiencia, pero todavía no les
han dicho nada.
«Por eso cuando nos dijeron que venía un operativo
de desalojo del gobierno de la Ciudad para Tláhuac pensamos que por fin iban
a actuar en el ejido de Tlaltenco, pero no fue así», comentaron con un dejo de
desilusión.
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