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Migración mexicana a Estados Unidos, un fenómeno que no es reciente |
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Portada del libro |
Durante las primeras
décadas del siglo xx, miles de
mexicanos cruzaron la frontera norte en busca de mejores oportunidades de
vida, la mayoría llegó a Texas o California, que en el imaginario colectivo
aún pertenecían a México, pero una gran parte de ellos se aventuró a Chicago,
ciudad donde los inmigrantes –campesinos en su mayoría– se transformaron en
trabajadores industriales… Este periplo y la conformación de la comunidad
mexicana en la llamada Ciudad de los Vientos, son analizados en el volumen Parentesco, comunidad y clase: mexicanos
en Chicago, 1916-1950, del historiador Gerardo Necoechea Gracia, presentado en la Feria Internacional
del Libro de Antropología e Historia… El autor aseguró que su interés por
este tema surgió en la década de los 70, como parte de su tesis doctoral para
la Universidad Municipal de Nueva York, que en un principio se centraría en
revisar la historia sobre los trabajadores mexicanos en Estados Unidos… «Gracias
a que era bilingüe, mi asesor, en aquel momento, me sugirió que revisara lo
que se había publicado sobre los connacionales en Chicago, que eran un par de
estudios hechos en los años veinte por Manuel
Gamio y Paul Taylor»… Tratar
de entender cómo llegaron los compatriotas a esta ciudad norteamericana, tan
alejada de la frontera física y sentimental de los mexicanos, dio pie a la
elaboración de esta investigación, donde el autor retoma la experiencia o
vivencias de estos trabajadores como evidencia histórica…
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Vista aérea de Chicago, con el Auditorium Building a la izquierda |
El libro, editado
por el INAH en su Colección Historia, Serie Logos, aborda la inmigración de
mexicanos a Chicago entre los años que van de la Primera Guerra Mundial a la
Gran Depresión y durante la Segunda Guerra Mundial. En el texto se explica,
desde la perspectiva de la historia social, cómo los inmigrantes utilizaron
su cultura, formada en una sociedad principalmente agraria, para adaptarse a
la vida en una ciudad industrial… Durante la presentación, Gerardo Necoechea afirmó que la
historia de los mexicanos que residieron en Chicago en la primera mitad del
siglo xx (que llegaron a ser
entre 30 a 40 mil), no es contada con mucha frecuencia porque casi siempre se
piensa más en los que arribaron a los estados de la Unión Americana cerca de
la frontera con México… Esta población estuvo inmersa entre una gran cantidad
de residentes inmigrantes de otras nacionalidades, como italianos y polacos;
no fue sino hasta los años 50 que la comunidad mexicana empezó a crecer, pero
fue hasta finales de los años ochenta que alcanzaron una verdadera relevancia…
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Turistas de visita por la ciudad, auto Monroe, Chicago, 1908 |
El libro está integrado por ocho capítulos, divididos en tres partes. La
primera analiza la vida en las comunidades del centro-occidente mexicano, de
donde salió la gran parte de los migrantes. Aborda también la manera cómo
emigran a Estados Unidos, así como las zonas de Chicago donde se asientan… La
segunda parte examina la creación de la comunidad mexicana en esas zonas. Se
muestra cómo, desde su propia cultura y utilizando ciertos elementos como el
idioma, la música, la comida, entre otros, se adapta a la nueva sociedad
industrial para satisfacer sus necesidades, lo que le ayuda a crear nexos más
fuertes entre sus integrantes pese a la lejanía de su país… La última sección
está centrada en el trabajo y en las relaciones de solidaridad y
horizontalidad en la faena diaria en los ferrocarriles, las siderúrgicas, las
empacadoras de carne y en diversas fábricas…
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Una de las muchas viviendas sin ventanas en la atiborrada Chicago de comienzos del siglo veinte |
«En la década de los 30, con la
Gran Depresión, y durante la Segunda Guerra Mundial, muchos mexicanos fueron
expulsados de Estados Unidos; es tiempo de las luchas en favor de los
sindicatos a las que se suman los que se quedaron, en dichos conflictos
converge una politización de esa población, en términos de su involucramiento
en la política de ese país, no sólo para la protección entre connacionales»,
explicó Necoechea Gracia… En el
volumen se describen tres distintos espacios sociales: comunidad, trabajo y
política, en los que emergieron nuevas identificaciones y acciones solidarias
alrededor de criterios de nacionalidad y de clase social… En México es común
el compadrazgo, es decir, emparentarse con aquellos que están por encima en
términos económicos o sociales, algo que no sucede en este nuevo territorio,
por lo que ese tipo de relación adquiere una dimensión más horizontal, como
una manera de afianzar el respaldo entre ellos… Al interior de la comunidad
mexicana se dan ciertas diferencias, había un grupo minoritario que se
describiría como de «clase media», profesionistas desplazados por la Guerra
Cristera. «Esta ‘minoría ilustrada’ fue la más preocupada por la mexicanidad,
por establecer criterios y vínculos entre sus connacionales, buscaban que no
se olvidara el español y que se celebraran las fiestas patrias, entre otras
actividades», abundó… Algunos de estos «ilustrados» llegaron a Chicago con
ciertas ideologías cercanas al liberalismo social, incluso participaron en la
organización de trabajadores «El Gran Círculo de Obreros», una de las
primeras asociaciones de connacionales en el South Chicago, al sur de la
ciudad, donde estaban las fábricas de acero… En esta ciudad norteamericana,
en el Near West, barrio de muchos contrastes, los mexicanos convivieron con
diversos inmigrantes europeos (residentes de esa localidad desde la década de
los 80 del siglo xix), quienes
de alguna manera introdujeron a los mexicanos en la sociedad estadounidense
preindustrial… «Me interesó mostrar cómo los mexicanos que llegaron a
Chicago, provenientes en su mayoría de entornos agrarios o artesanales, se convirtieron
en obreros industriales y se involucraron en sindicatos y en luchas
político-sindicales. Lo importante fue analizar sus relaciones sociales,
porque el conocerlas me permitió entender lo que hicieron, de manera más
cercana a su propia perspectiva, para sobrevivir, gracias a que sus vínculos
solidarios trascendieron los límites del parentesco», finalizó.
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