| Judith Vanegas en foto de familia, o bien de colaboradores. A la izquierda, se ve el llamado «concejal esotérico», de San Lorenzo Tlacoyucan |
Vaya ramalazo el que se
llevó ayer domingo la alcaldesa de
Milpa Alta, Judith Vanegas Tapia, tras de la elección del coordinador de
enlace en San Lorenzo Tlacoyucan, cuando
por la noche se conoció el resultado de la elección y con amargura constató
que su candidato, por el que puso toda la carne al asador figurado en
recursos de la alcaldía, José
Hermelindo Muñoz Garcés, sucumbió ante el aliancista Joan Argüelles Martínez, respaldado por el triunvirato compuesto por el ex
diputado local Sergio Ávila Rojas,
el actual legislador chapulinesco Octavio Rivero y el ex concejal
morenista Edén Garcés. | Los resultados de la elección en San Lorenzo Tlacoyucan |
Tras de este nuevo
porrazo a la zarandeada alcaldesa, nos dicen que ayer mismo los tres últimos sellaron
un acuerdo para repetirle la dosis en las siguientes
elecciones para una coordinación de enlace, porque hicieron alarde a voz en cuello
de ser la «fórmula ganadora». Al menos eso fue lo que dijo Ávila Rojas al calor de unos caballitos de tequila y con el
tintineo del vidrio y aprobación de sus nuevos cuatachos del alma.
¡Qué fuerte se
llevan estos morenos de Milpa Alta! No cabe duda de que son muy distintos al
resto de la región. Se tiran con fuego amigo pero, también, con piquete de
ojo y golpes bajos o descontón a la mandíbula.
Lo anterior, porque
en el proceso electoral pasado doña Judith acusó a Garcés Medina de haber traicionado
su confianza, al vender la estructura electoral que el de Tecómitl construía,
con un supuesto pacto con Jorge Alvarado, sí, el «oso del PRI». Sin embargo, para
el proceso de elección en San Lorenzo Tlacoyucan, la dupla Judith Vanegas-Columba López Gutiérrez –la
directora general de la Corena– pactó una alianza con Alvarado Galicia, tras de que –nos dicen– éste ya amarró contratos con la administración milpaltense y es asesor externo de
la médico familiar que, como grilla ni política, nomás no da una en su gestión.
¿Pues no dice el
presidente López que los morenos son diferentes, y por lo mismo seres inmaculados,
impolutos y que no se mezclan con harinas de otro costal y mucho menos con los
de la –pasada– «mafia del poder»?
Columba López, la mera
mandona en Milpa Alta
Hace poco, los
retumbos de desgobierno sonaron y fuerte durante la «gira» de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum,
quien además de no dar ninguna explicación por el siniestro en la Línea 12 del Metro, atestiguó el
aplauso atronador que el público acarreado –por supuesto, ¿quién más?– dio a quien
es el real poder tras del trono milpaltense, Columba López Gutiérrez, mientras una timorata Judith Vanegas
apenas y mereció una grotesca raspadura de dos o tres matracas y unos
lastimosos pitidos de corneta cuando su nombre fue anunciado por el sonido
local.
En un chat de
WhatsApp, nos dicen, doña Judith reprendió y feo a Gisela Márquez Zamora, directora de inclusión social de su
administración, y a quien la había hecho responsable de la operación en San
Lorenzo Tlacoyucan, junto con Lucas León, jefe de unidad, así como del hijo
de éste, Heber, un curioso concejal según nos cuentan, porque siempre anda con
una serie de colguijes en su cuerpo como elementos esotéricos e imágenes de
la niña blanca o «Santa Muerte», al tiempo que profiere amenazas y envía
mensajes a los detractores de Morena diciéndoles que «se los va a cargar la ve...»
¿Será acaso éste el
modelo de jóvenes construyendo el futuro que tanto presume el presidente
López, tan dado a mandar al carajo a quien le lleve la contraria?
En fin.
Lo único claro es
que en Milpa Alta a los morenos se les está haciendo bolas el engrudo, sobre
todo ahora que no va a pasar mucho tiempo para que les vuelvan a imponer una
candidata en vías de la próxima elección.
En la contraparte,
esto es, del otro lado del fuego amigo, los suspirantes de la lista son los
que se han formado de un tiempo a la fecha para sentarse en la silla de la
alcaldía. Unos son Misael Pérez Cruz,
Gardelia Evillano y Edén Garcés, inmersos en el establo
del diputado Rivero Villaseñor, y del otro lado del fuego amigo, esto es, en
la cuadra de doña Judith, según
nos dicen, están la propia Gisela
Márquez, Efrén Enríquez y Víctor Manuel Vanegas Tapia.
A ver de qué cuero
salen más correas.
El caso es que
ninguno cumple con el perfil que, aseguran unos, contará en el siguiente
proceso electoral, esto es, el de ser morenos «puros» y sumisos, dispuestos a agachar la cabeza ante los caprichos de
Claudia Sheinbaum y el presidente López… ¡Cosas veredes lector, lectora!
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