| Alejandro López Villanueva, chamarra café, acompaña a Claudia Sheinbaum en una gira por la Alcaldía Iztapalapa |
Claudia Sheinbaum, jefa de
gobierno en la Ciudad de México –y aspirante a la candidatura presidencial de
Morena en 2022–, dejó más que
claro ayer viernes que en su campaña como la «corcholata» favorita
del presidente López para suceder
a éste en el cargo, está dispuesta a concretar alianzas con quien sea, si eso le garantiza sufragios para su causa. Y es que ayer
en Iztapalapa tuvo entre sus invitados de honor al dirigente del Frente Popular Francisco
Villa, Alejandro López Villanueva, mejor conocido como el «Grandote», luego de estar retirado de la vida pública.
Sólo así se entiende también que a doña Claudia le valga un
reverendo sorbete el problema de las
invasiones y despojos en el ejido de San Francisco Tlaltenco, en la Alcaldía
Tláhuac, denunciadas por ejidatarios a través de nuestro espacio
informativo de la Revista Nosotros y de Noticiudadana –y dado que las empresas comunicacionales de la
Ciudad de México terminaron por someterse a la voluntad de la suspirante presidencial a través de la
concertación de onerosos convenios publicitarios para que se oculte toda la
información cuya divulgación sea negativa para la gobernante–, perpetradas
por grupos del crimen organizado y, de igual forma, por grupos de la delincuencia
organizada como los Panchosvilla. | Durante el evento de la jefa de gobierno en Iztapalapa |
Nos dicen que ante la ola de violencia que azota Tláhuac, lo que se
trasluce en ingobernabilidad, la señora Sheinbaum al parecer terminó por
darse cuenta que el grupo de morenistas que retomó la alcaldía en las pasadas
elecciones, y cuya cabeza visible es un ex jefe delegacional y ex diputado
federal y local, quien le vendió la idea de que él «manejaba los hilos
políticos en Tláhuac» y, por consiguiente, tenía el control absoluto de todo
lo que ahí sucedía, le aseguró que en Tláhuac no se movía
una mosca si él no lo autorizaba; sin embargo, quedó en evidencia su incapacidad con el movimiento de los
ejidatarios de Tlaltenco que le han reclamado a Sheinbaum el que no se decida
a resolver el problema de las invasiones y despojos en el ejido.
Tras las acciones de protesta que han llevado a cabo los ejidatarios de Tlaltenco desde el pasado mes de enero, la jefa
de gobierno reconvino, según nos dicen, y fuerte, al presunto cacique
morenista de Tláhuac, sobre todo por haberle mentido con aquello de que con
un chasquido de dedos él podía someter a todos
los grupos políticos de la demarcación.
El llamado de atención coincidió, nos aseguran, con la instrucción que el cacique habría dado a
los sectores Mixquic y Zapotitla de la Secretaría de Seguridad Ciudadana
(SSC) para que todos los hechos relevantes de delitos y ejecuciones no
salieran por la frecuencia, a fin de evitar que pudieran ser interceptados
por el periodismo independiente que en Tláhuac ejercen Nosotros, Noticiudadana y Mercado Sobre Ruedas. Pero sobre todo, para poder maquillar los
altos índices delictivos y no evidenciar el fraudulento papel que han
desempeñado la propia Sheinbaum y su pareja
en la SSC, Omar García Harfuch,
quien también anda detrás de la candidatura a la jefatura de gobierno por
parte de Morena, en materia de seguridad pública.
El colmo fue, nos asegura nuestra fuente fidedigna, cuando el cacique
morenista mandó de emisario a uno de sus hermanos apodado el «Gallo», a que fuera a platicar con los
nuevos grupos de poder en Tláhuac a fin de que estableciera una tregua entre las facciones
que se disputan la plaza –¿que dejen de matarse por un tiempo?, pero éstos por el contrario se mostraron renuentes a escucharlo porque a cuatro meses de que tomó posesión la nueva administración, ésta no les ha cumplido los acuerdos a los que llegaron previo a la elección del año pasado, –cuando tuvieron que apoquinar lo de la compra de votos–, y fue entonces que amenazaron con realizar una serie de acciones para evidenciar la ingobernabilidad en la demarcación. | Como el ave fénix de la grilla politiqueril regresó el dirigente de los Panchosvilla |
Toda esta situación causó preocupación en el gobierno central, por lo
que como estrategia y forma de control político, al menos mientras pasa lo de
la mentada revocación de mandato, en
la oficina de doña Claudia se decidió levantarle
el castigo al dirigente nacional de los Panchosvilla,
con la esperanza de «poder controlar a los grupos de poder y grupos subversivos»,
nos dicen, y que el «Grandote» pueda tener un acercamiento amistoso con ellos
y apacigüe las turbulentas aguas en Tláhuac. Esto es, que como el mentado cacique
resultó ser pura llamarada de petate, porque en lugar de fungir como operador
de doña Claudia prefería andar tomándose fotos con la alcaldesa de Tláhuac para después subirlas
a las cuentas de Facebook, como sucedió el pasado lunes 14 de febrero con motivo del día del amor y la amistad, con la organización de festivales en tres
sitios distintos de la demarcación y el consiguiente despilfarro de recursos. Fue la gota que derramó el vaso y en la oficina de la jefa de gobierno apostaron por López Villanueva y
hacer a un lado al cacique enamoradizo.
El perdón otorgado al «Grandote»
quedó de manifiesto con la visita del secretario
de gobierno, Martí Batres, así como del director del Instituto de Vivienda, Pedro Sosa, al predio
invadido de la Unidad Herradura Tlaxcanes, donde pesan varias carpetas de
investigación, y que a pesar de dichas denuncias se hizo el anuncio de que
ahí va a ser construido un proyecto habitacional de más de 200 acciones de
vivienda; pero, también, con la visita
de ayer viernes a Iztapalapa de Claudia Sheinbaum al predio de Canal de
Chalco. ¿En jaque al actual cacicazgo guinda en Tláhuac?... Al
tiempo.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario