miércoles, 31 de agosto de 2016

Con que «violadores y criminales»… No, si para «pentonto» no se estudia

Peña Nieto y Trump son las figuras públicas más impopulares de la población mexicana | El encuentro podría significar una de las últimas paladas al sepulcro político del PRI | Aunque también en Estados Unidos los republicanos cuestionan a Trump por su visita a México | Declaratoria unánime de los mexicanos: Trump es un visitante no grato | La invitación al candidato republicano es producto de la trastocada percepción de la realidad que tiene el apocado Peña

Por si algo faltara al desmoronamiento y desacreditación de la figura del presidente Enrique Peña Nieto en el ánimo de la ciudadanía, debido a la desaprobación prácticamente generali-zada que tiene de su gestión tras de una serie de deslices –por su analfabetismo funcional–, pifias –sus fallidas reformas estructurales–, frivolidades –tanto per-sonales como de su familia– y hasta de presuntos casos de corrupción por conflictos de interés –propiedades en México y en el extranjero–, a través de los cuatro años que lleva en el cargo, la visita del candidato republicano Donald Trump a la residencia oficial de Los Pinos por invitación expresa del pazguato mandatario, podría significarse como una de las últimas paladas al sepulcro político de su partido político, el Revolucionario Institucional, en lo que puede ser la inminente extinción tras de las elecciones de 2018… En algo inconcebible por lo absurdo de la medida, sobre todo cuando el orate del pro nazi candidato republicano sistemáticamente –un día sí y otro también– ha insultado a la población mexicana con amplia lista de calificativos ofensivos como jamás nadie lo había hecho ni dentro ni fuera del país, Trump llega hoy a la Ciudad de México en medio del repudio unánime de un amplio sector –el versado en dignidad y defensa de la condición cultural y nacional, porque otro más anda todo acongojado a causa de la muerte de un cantante popular–, para protagonizar un capítulo más del bodrio politiquero que ha significado la gestión de un apocado e ignaro presidente… Quienes justifican la decisión de Peña de haber invitado a quien ya ha sido calificado abrumadoramente en redes sociales como un visitante no grato al país, estiman que la reunión podría ser «todo un éxito» en el remoto caso de que el imprudente magnate pidiera perdón a la población mexicana, dando por hecho que ésta aceptaría con sumisión la excusa, aun cuando la que ofreció Peña por el asunto de la «casa blanca» fue desestimada de manera contundente… Entonces, ¿por qué debería aceptársele el perdón a uno y no al otro?... Sobre todo, cuando fueron antes que el de aquí, otros mandatarios latinoamericanos y actores del espectáculo en Estados Unidos quienes salieron a responder las virulentas denostaciones a la población mexicana del viperino Trump, debido a que como ha sido costumbre en el actual gabinete, ahí no han tenido la capacidad mínima que requiere el desempeño de un cargo de las dimensiones del caso para que hubiesen salido en defensa de los connacionales, quienes fueron los primeros ofendidos por el sandio ignorante –cuyo término aplica muy bien para ambos–… La inadmisible invitación a quien tiene un odio enfermizo hacia todo aquello que no es anglosajón para que viniera al país de quienes tanto ha injuriado, es producto de la trastocada percepción de la realidad que tiene el apocado Peña; porque el encuentro en lo oscurito con el candidato republicano no se trata de un asunto de diplomacia, es una cuestión de autoestima, de identidad cultural, de dignidad cultural, de sentido común, pues, para haber evitado un acercamiento con aquel, más allá de si también saldrá raspado con sus potenciales electores por haber brincado el mítico muro que tiene proyectado construir y que sería costeado por los mexicanos… A setenta días para las elecciones presidenciales de noviembre, es evidente que Trump busca dar un golpe de efecto para reencausar su candidatura, a fin de reparar el daño que significó confrontarse con la comunidad hispana incluso desde antes de que fuera candidato, tras de que la población hispana en su intención de voto registra una proporción de casi 70 a 30 a favor de Hillary Clinton… El problema es que Peña, en su obnubilado entendimiento por aquello de tener pretensiones de consumado estadista, aun cuando ha sido invariablemente ninguneado por sus homólogos de Norteamérica, debió sentir la fatal corazonada de que un encuentro con Trump le recobraría puntos a su desvalorizada imagen; sin embargo, éste sólo es un trastornado candidato que con seguridad habrá de utilizarlo para sus aviesos propósitos… Por lo pronto, esta tarde la Presidencia anunció que después del encuentro entre las figuras más impopulares para los mexicanos, ambos ofrecerán un mensaje. Habrá que ver lo que dicen, aunque los resultados sean predecibles… Lo único que podría salvar a Peña de la condena unánime sería que su invitación al candidato republicano tuviera como objetivo el ponerle un cuatro para acabarle de anular cualquier posibilidad de triunfo en la elección de noviembre… Al tiempo.

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