sábado, 13 de febrero de 2016

Luego del «show de Televisa» vino regaño del Papa al episcopado

Además: «La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar» | «No minusvaloren los peligros del narcotráfico», pidió el papa a los obispos | «México necesita de sus raíces amerindias para no quedarse en un enigma irresuelto» | «¡Ay de ustedes si se duermen en sus laureles», les advirtió en tono exclamatorio | «No dejen expuestos a la soledad a los sacerdotes», les pidió por aquellos que «salen con Judas en la noche» | «Si tienen que pelearse, peléense, pero como hombres de Dios, y después se van a rezar juntos» | Obispo Vera critica al Papa y se burla del Catecismo de la Iglesia Católica | El cura que duda de Dios y goza el sexo, entrevista con el «Padre Gofo» publicada por Proceso en 2013 

Televisa estuvo presente en la bienvenida al Papa en el aeropuerto no nada más
con Angélica Rivera como primera dama
Memes en la web
Como si fuera el invitado especial de un programa del tipo de aquellos que en el siglo pasado producía Raúl Velasco para Televisa –la televisora oficial del régimen–, el Papa Francisco fue recibido ayer en el aeropuerto capitalino por el Presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, la ex actriz de telenovelas Angélica Rivera –en una especie de versión como de conductores de un reality show de bodrio mediático– y un grupo de cantorcillos de medio pelo de la empresa del vodevil ramplón encabezados por Cristian Castro –quien es incapaz de distinguir entre la Revolución Mexicana y la Independencia, como lo evidenció no hace mucho en su espacio informativo nocturno de las actividades del Presidente Joaquín López DórigaBelinda, Pedro Fernández y Diego Verdaguer, entre otros… El Hangar Presidencial convertido en gigantesco set televisivo donde fueron instaladas tribunas a las que solamente tuvieron acceso familiares y amigos de la clase política y de la farándula televisiva de México, sirvió de marco para que Peña Nieto compartiera créditos con el Papa en su desesperado intento por recuperarse un poco de los bajos niveles de desaprobación en que lo tiene colocado la sociedad mexicana debido a su incapacidad para desempeñar el cargo, y acompañado de su esposa a quien se le apoda la «Gaviota» (por un personaje que caracterizó en uno de los culebrones televisivos), ambos flanquearon en todo momento al obispo de Roma, sin importarles haberlo expuesto más tiempo de lo habitual al viento frío que en todo momento sopló en la capital del país, y luego del largo viaje con breve escala en Cuba…
Que pena que el país esté en manos de una televisora
Sin embargo, aguantó a pie firme la veleidad del Presidente y la televisora representada por la primera dama, y al día siguiente, después de la recepción en Palacio Nacional y del patético entrometimiento de Miguel Ángel Mancera en la agenda del Papa y que como gobernante capitalino reclamó un espacio a fin de hacerse notar y capitalizar para sus aspiraciones presidenciales el acto de la entrega de llave de la Ciudad al pontífice (en apenas tres minutos aproximadamente que le dio el Estado Mayor), Jorge Bergoglio ingresó a la Catedral Metropolitana para reunirse con los obispos donde dio fuerte regaño al Episcopado mexicano… En un mensaje inusual, que comenzó con la oración que hizo luego de trasponer la puerta principal, punto de meditación que fue interrumpido por el cardenal Norberto Rivera Carrera, quien al igual que si se desempeñara como director de cámaras de empresa televisora y lo apremiara el tiempo de la transmisión, lo conminó a que continuara con el programa, el Papa Francisco se dirigió al frente de la Catedral y ahí pidió a los obispos tener mirada limpia, alma transparente, rostro luminoso, y que no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los «acuerdos debajo de la mesa», asegurando que México no necesita príncipes, sino «obispos servidores»…
Esta mañana en la Catedral Metropolitana donde el cardenal Norberto Rivera ni
se dio por enterado de las críticas del Papa Francisco
«La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar»
«Conozco la larga y dolorosa historia que han atravesado –dijo–, no sin derramar tanta sangre, no sin impetuosas y desgarradoras convulsiones, no sin violencia e incomprensiones»… Posteriormente, pidió a los obispos que se reclinen «con delicadeza y respeto» sobre el alma profunda de la gente, y que «desciendan con atención y descifren su misterioso rostro», en alusión a la soberbia que caracteriza a la mayoría de los obispos mexicanos…

«No se dejen corromper por el materialismo trivial», dijo el Papa
«Sean obispos de mirada limpia, de alma transparente, de rostro luminoso. No le tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los ‘carros y caballos’ de los faraones actuales, porque nuestra fuerza es la ‘columna de fuego’ que rompe dividiendo en dos las marejadas del mar, sin hacer grande rumor», dijo… Señaló que «en las miradas de ustedes, el pueblo mexicano tiene el derecho de encontrar las huellas de quienes ‘han visto al Señor’», por lo que les pidió que no pierdan entonces «tiempo y energías en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas, en los vanos proyectos de carrera, en los vacíos planes de hegemonía, en los infecundos clubs de intereses o de consorterías», tan comunes en distintos sectores de la Iglesia Católica en México, para que «no se dejen arrastrar por las murmuraciones y las maledicencias»… Conocedor de la situación por la que atraviesan las 18 arquidiócesis y 65 diócesis en México, el pontífice pidió a los obispos que introduzcan a sus sacerdotes en la comprensión del sagrado ministerio, y que sus miradas sean capaces de cruzarse con las miradas de los jóvenes a fin de captar lo que ellos buscan…
Sean humildes, les pidió a los obispos de México
«No minusvaloren los peligros del narcotráfico»
Fue entonces cuando manifestó su preocupación por tantos jóvenes que han sido «seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte a cambio de monedas que, al final, ‘la polilla y el óxido echan a perder’», por lo que les rogó encarecidamente «no minusvalorar el desafío ético y anti cívico que el narcotráfico representa para la juventud y para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia», en evidente alusión a quienes han tenido acercamientos y pactado con cabecillas de organizaciones criminales sin anteponer las obligaciones de su ministerio… «La proporción del fenómeno, la complejidad de sus causas, la inmensidad de su extensión, como metástasis que devora, la gravedad de la violencia que disgrega y sus trastornadas conexiones, no nos consienten a nosotros, Pastores de la Iglesia, refugiarnos en condenas genéricas, sino que exigen un coraje profético y un serio y cualificado proyecto pastoral para contribuir, gradualmente, a entretejer aquella delicada red humana, sin la cual todos seríamos desde el inicio derrotados por tal insidiosa amenaza», precisó… Los conminó a que «imiten la condescendencia y su capacidad de reclinarse» del Hijo de Jesús, porque de otra forma no podrán comprender «jamás bastante el hecho de que con los hilos mestizos de nuestra gente Dios entretejió el rostro con el cual se da a conocer», ni «nunca seremos suficientemente agradecidos a este inclinarse», al cuestionar nuevamente la soberbia que ha caracterizado a los representantes de la Iglesia Católica en México y Latinoamérica…
México parece estar atrapado en el laberinto de la soledad de la geografía como
destino que entrampa, dijo el Papa
«México necesita de sus raíces amerindias»
La larga lista de recriminaciones que el Papa Francisco hizo a los obispos, incluyó la de pedirles «una mirada de singular delicadeza» para los pueblos indígenas, «para ellos y sus fascinantes y no pocas veces masacradas culturas», dijo, porque «México tiene necesidad de sus raíces amerindias para no quedarse en un enigma irresuelto». Aseguró que los indígenas mexicanos «aún esperan que se les reconozca efectivamente la riqueza de su contribución y la fecundidad de su presencia, para heredar aquella identidad que les convierte en una Nación única y no solamente una entre otras»… Luego refirió que «se ha hablado muchas veces del presunto destino incumplido de esta Nación, del ‘laberinto de la soledad’ en el cual estaría aprisionada, de la geografía como destino que la entrampa. Para algunos, todo esto sería obstáculo para el diseño de un rostro unitario, de una identidad adulta, de una posición singular en el concierto de las naciones y de una misión compartida. Para otros, también la Iglesia en México estaría condenada a escoger entre sufrir la inferioridad en la cual fue relegada en algunos períodos de su historia, como cuando su voz fue silenciada y se buscó amputar su presencia»… Que las miradas de ustedes, expresó, sean capaces de contribuir a la unidad de su pueblo; «de favorecer la reconciliación de sus diferencias y la  integración de sus diversidades; de promover la solución de sus problemas endógenos; de recordar la medida alta que México puede alcanzar si aprende a pertenecerse a sí mismo antes que a otros; de ayudar a encontrar soluciones compartidas y sostenibles para sus miserias; de motivar a la entera nación a no contentarse con menos de cuanto se espera del modo mexicano de habitar el mundo»…
«¡Ay de ustedes si se duermen en sus laureles!»
Otro ruego del Papa a los obispos mexicanos fue para que no lleguen a caer «en la paralización de dar viejas respuestas a las nuevas demandas», debido a que el pasado «es un pozo de riquezas donde excavar, que puede inspirar el presente e iluminar el futuro», por lo que en tono exclamatorio les advirtió: «¡Ay de ustedes si se duermen en los laureles!»… Ante la contundente realidad que significa el descenso del número de católicos en México que han encontrado nuevas expectativas de fe en otras iglesias cristinas, el obispo de Roma recordó a los obispos la necesidad de no desperdiciar la herencia recibida, sino «custodiándola con un trabajo constante», porque «están asentados sobre espaldas de gigantes: obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, fieles ‘hasta el final’, que han ofrecido la vida para que la Iglesia pudiese cumplir la propia misión»… Los invitó también «a cansarse sin miedo en la tarea de evangelizar y de profundizar la fe mediante una catequesis mistagógica que sepa atesorar la religiosidad popular de su gente», así como a «superar la tentación de la distancia, y dejo a cada uno de ustedes el catálogo de las distancias que puedan existir en esta Conferencia Episcopal –precisó–, del clericalismo, de la frialdad y de la indiferencia, del comportamiento triunfal y de la autorreferencialidad»… Y una vez más recurrió a la analogía de la «Morenita» que custodia la mirada de aquellos que la contemplan y refleja el rostro de aquellos que la encuentran, para pedir a los obispos humildad en su relación con quienes aún permanecen fieles del catolicismo, al recordarles que «la proximidad y la condescendencia –como lo es agacharse y acercarse con ellos– pueden más que cualquier tipo de fuerza»… «Es necesario aprender que hay algo de irrepetible en cada uno de aquellos que nos miran en la búsqueda de Dios. Toca a nosotros no volvernos impermeables a tales miradas. Custodiar en nosotros a cada uno de ellos, conservarlos en el corazón, resguardarlos», insistió… «Sólo una Iglesia que sepa resguardar el rostro de los hombres que van a tocar a su puerta es capaz de hablarles de Dios. Si no desciframos sus sufrimientos, si no nos damos cuenta de sus necesidades, nada podremos ofrecerles. La riqueza que tenemos fluye solamente cuando encontramos la poquedad de aquellos que mendigan», indicó…
«No dejen expuestos a la soledad a los sacerdotes»
Por lo anterior, el sumo pontífice suplicó a los obispos que el primer rostro que custodien en su corazón sea el de sus sacerdotes. «No los dejen expuestos a la soledad y al abandono –dijo en alusión a aquellos que han caído en la pederastia–, presa de la mundanidad que devora el corazón. Estén atentos y aprendan a leer sus miradas para alegrarse con ellos cuando sientan el gozo de contar cuanto ‘han hecho y enseñado’ (Mc 6,30), y también para no echarse atrás cuando se sientan un poco rebajados y no puedan hacer otra cosa que llorar porque ‘han negado al Señor’, y también, ¿por qué no?, para sostener, en comunión con Cristo, cuando alguno, abatido, saldrá con Judas ‘en la noche’»… En estas situaciones, puntualizó, «que nunca falte la paternidad de ustedes, obispos, para con sus sacerdotes. Animen la comunión entre ellos; hagan perfeccionar sus dones; intégrenlos en las grandes causas, porque el corazón del apóstol no fue hecho para cosas pequeñas»… Tras de rememorar que en el lenguaje de los pueblos latinoamericanos los diminutivos están justificados porque sin ellos se sentirían perdidos, dado que siempre se adaptaron a sentirse disminuidos y se acostumbraron a vivir en la modestia, el Papa se refirió a una «casita sagrada» pedida por Guadalupe, y que es la Iglesia congregada «en una majestuosa Catedral» en la cual sus hijos pueden sentirse a su propio gusto. Porque, dijo, «delante de Dios sólo se permanece si se es pequeño, si se es huérfano, si se es mendicante. El protagonista de la historia de salvación es el mendigo»… Más adelante mencionó que el Episcopado Mexicano ha cumplido notables pasos en estos años conciliares; ha aumentado sus miembros; se ha promovido una permanente formación, continua y cualificada; el ambiente fraterno no faltó; el espíritu de colegialidad ha crecido; las intervenciones pastorales han influido sobre sus Iglesias y sobre la conciencia nacional; los trabajos pastorales compartidos han sido fructuosos en los campos esenciales de la misión eclesial como la familia, las vocaciones y la presencia social… Pero al mismo tiempo que dijo alegrarse por el camino avanzado, les pidió que «no se dejen desanimar por las dificultades y de no ahorrar todo esfuerzo posible por promover, entre ustedes y en sus diócesis, el celo misionero, sobre todo hacia las partes más necesitadas del único cuerpo de la Iglesia mexicana»…
El cardenal Norberto Rivera se hizo el desentendido ante
el regaño del papa
«Si tienen que pelearse, peléense»
Luego de recordarles a los obispos que la Iglesia mexicana es una sola y no se fragmenta en cotos de poder, aunque es «vasta y multiforme», el Papa Bergoglio insistió en que «la misión es vasta y llevarla adelante requiere múltiples caminos», al tiempo que «con más viva insistencia» los exhortó a conservar la comunión y unidad, aunque, recomendó, «si tienen que pelearse, peléense; si tienen que decirse cosas, se las digan, pero como hombres, en la cara y como hombres de Dios; que después van a rezar juntos, a discernir juntos, y si se pasaron de la raya, a pedirse perdón, pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal»… Mencionó que México, y su «vasta y multiforme Iglesia», tienen necesidad de obispos servidores y custodios de la unidad edificada sobre la palabra del Señor… Fue entonces cuando señaló que la Iglesia no necesita de «príncipes», sino de una comunidad de testigos del Señor… En la última parte de su mensaje, se refirió a los millones de hijos de la Iglesia que actualmente «viven en la diáspora o en el tránsito» en su peregrinación hacia el norte en búsqueda de nuevas oportunidades, dejando atrás sus raíces para aventurarse, «aún en la clandestinidad que implica todo tipo de riesgos, en búsqueda de la ‘luz verde’ que juzgan como su esperanza», por lo que pidió a los obispos mexicanos reforzar la comunión con sus hermanos del episcopado estadounidense, «para que la presencia materna de la Iglesia mantenga viva las raíces de su fe»… La Iglesia es custodia de una visión unitaria del hombre y no puede compartir que sea reducido a un mero «recurso» humano, subrayó… Por último, expresó su confianza en que México y su Iglesia «llegarán a tiempo a la cita consigo mismos, con la historia y con Dios. «Tal vez alguna piedra en el camino retrasa la marcha, y la fatiga del trayecto exigirá alguna parada, pero no será jamás bastante para hacer perder la meta».

Saltillo
Obispo Vera critica al Papa y se burla del Catecismo de la Iglesia Católica
La Veradiversidad
En el marco del 33 Congreso de Teología «La Teología de la Liberación Hoy» celebrada en Madrid, España, en septiembre de 2013, en el que participaron diversos representantes de esa corriente, el obispo de Saltillo, monseñor Raúl Vera, criticó que el Papa Francisco hiciera «tanta revoltura» y que no hablara «directo», por lo que se burló de la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad… Durante su ponencia, titulada «La Iglesia de los pobres», Vera demandó al Papa Francisco «hablar más directo» y no hacer «tanta revoltura», porque en sus palabras «encuentras verdades, pero escondiditas por ahí»… Tras de criticar que en la Iglesia no quieran la «verdad científica», Vera, quien ha avalado una pastoral que promovía el estilo de vida gay en su diócesis a través del grupo San Elredo, demandó un análisis «muy profundo, muy serio, desde el Evangelio», para que la iglesia pueda «cambiar los criterios» debido a que están haciendo «una de barbaridades»… Vera recordó que cuando le preguntaron que cómo quería al nuevo Papa tras de la renuncia de Benedicto XVI, respondió que «con libertad evangélica», porque sólo así va a lograr que la Iglesia readquiera «su libertad, su profetismo»… Entonces el obispo de Saltillo dijo que «hasta ahora la Iglesia ha encarado los problemas con un lenguaje diplomático y ha puesto crema chantilly y cerezas” a las verdades para no molestar a los poderosos»… Vera dijo que la gente se aleja «de nuestro sistema religioso» porque es uno «de cumplimientos, de requisitos, de obligaciones»… En abril de 2013, monseñor Vera decidió mantener en su puesto al sacerdote Adolfo Huerta Alemán, conocido como el padre «Gofo», a pesar de que éste reconoció a un medio de difusión impreso que tenía relaciones sexuales con frecuencia y que si Dios existía o no, le valía «madres». Sin embargo, luego de que el caso llegó al Vaticano, el sacerdote fue retirado…
El padre «Gofo» y monseñor Vera
«El Papa es muy hábil, muy cuco», obispo de Saltillo
Apenas el pasado siete de febrero de 2016, monseñor Raúl Vera consideró que el Papa Francisco aún no ha logrado cambios de fondo en la Iglesia porque los clérigos se han aferrado al «orden sagrado»… En entrevista con Francisco Rodríguez de El Universal, éste le preguntó por qué creía que había menos feligreses, a lo que respondió: «Porque nosotros tenemos que cambiar nuestro cliché. Nos quedamos ligados a que lo sagrado es un espacio superior donde nosotros mismos estamos metidos. Por eso a las mujeres no las dejábamos entrar y les pusimos las trabas. Las mujeres no podían entrar a los presbiterios. El sacerdote era una persona que tenía un dominio como que él bajaba a lo sagrado, como que él bajaba a Dios, y esto ya cambió»… ¿Hay sacerdotes que todavía se sienten dioses?, preguntó el corresponsal en Saltillo… «Desgraciadamente el defecto del clericalismo no se nos ha quitado. Es de las cosas con las que lucho aquí, que nos sintamos superiores a los demás sólo porque somos clérigos. El Concilio Vaticano II ya hace eco de la época moderna, donde el hombre ha dejado ese fetichismo de aplicarle al sacerdote unos poderes que le hacen temer a la persona. El mundo secularizado tiene otras explicaciones, paradigmas, nos ve al tú por tú»… ¿Los clérigos son el problema?, preguntó Rodríguez… «Somos el problema. Nosotros somos los aferrados a que el orden sagrado me hace bonito, pues mi trabajo me dio (se carcajea)»… El obispo de Saltillo fue uno de los que estuvo el sábado en la Catedral Metropolitana para escuchar el mensaje del Papa Francisco.

Saltillo
El cura que duda de Dios y goza el sexo
Por Juan Pablo Proal. Publicado en Proceso el 22 de marzo de 2013

Duda de la existencia de Dios y de que la Biblia sea su palabra
Si te topas de frente con Adolfo lo primero que piensas es que es miembro de una banda de heavy metal.  Si platicas con él creerás que es un activista de izquierda. Y si jugáramos a adivinar su profesión las repuestas inmediatas serían: periodista, sexólogo, actor o psicólogo. Jamás sacerdote católico, que es realmente su vocación.
Su pelo rizado le llega a los hombros. Lo ha teñido de azul y rojo. Ahora tiene las puntas decoloradas. En su sotana usa pines del Ché Guevara y de personajes de la irreverente serie animada South Park.
Tal vez estas características estéticas son lo que menos escandalizaría a un creyente ortodoxo. El sacerdote Adolfo Huerta Alemán, conocido popularmente como «Padre Gofo», duda de la existencia de Dios y de que la Biblia sea su palabra:
«Yo mejor me aferro a la fe como una motivación de significado de vida, no tanto a un dios o una religión, si no existe Dios me vale madres, a mí la fe me motiva a buscar un significado para llegar a mejorar nuestras relaciones humanas y que esto me ayude a ser mejor ser humano», se sincera mientras comemos cabrito en un restaurante del centro de Monterrey.
El «Padre Gofo» se ordenó sacerdote hace seis años. Hace unas cuantas semanas lo nombraron titular de la iglesia del Señor de la Misericordia, ubicada al noreste de Saltillo, Coahuila, en la colonia El Toreo. Es una zona riesgosa, pobre y con presencia del crimen organizado.
En la misa se tira al piso, relaciona pasajes de la Biblia con películas de Hollywood o con canciones de rock. Recurre con frecuencia al humor ácido y recursos histriónicos. Tiene una premisa que sustenta estos actos: «Hay que actualizar el Evangelio a la cultura contemporánea».
Está seguro de que la Iglesia cada vez pierde más influencia, por ello a la gran mayoría de la población le resulta indiferente el relevo papal en El Vaticano:
«La renuncia de Benedicto refleja el cansancio de una iglesia que está caducando, igual no se va a acabar, pero ya no tenemos impacto, no hay una renovación, no hay cambio de mentalidad. Hay que entender que la fe no es nada más checar tarjeta e ir a misa, la fe es un compromiso con mi realidad histórica, con cambiar la circunstancia de la Iglesia, de tener compromiso con las víctimas del narcotráfico, con los familiares de desaparecidos, con transexuales. La iglesia católica no debería ser una carga para la sociedad, sino un alivio».
«A mí ni me va ni me viene lo del nuevo Papa, como a mucha gente, eso es mucha burocracia, se les ve como jefes de Estado, es puro protocolo. Los cardenales están arriba, nosotros estamos trabajando con la gente».
Un católico tradicional podría increparte: ¿por qué no te sales de la Iglesia si tu postura es tan contraria a ella?
—Suscribo el proyecto de Jesús, el que cita en las bienaventuranzas, eso a mí me enganchó. Los yerros que tenga la estructura no los puedo negar, pero así como hay muchos Maciel hay muchos Romeros o Méndez Arceos.
Podrías cambiarte a una iglesia cristiana más abierta…
—No he tenido necesidad, a mí nunca me han censurado.
«Gofo» se suscribe a la iglesia para los pobres. Cuando camina por las calles, le pregunta a la gente si quiere que oficie misa afuera de su casa. La respuesta es generalmente un sí efusivo. Le gusta comer con los feligreses y hablar con todo tipo de personas: trabajadoras sexuales, cantineros, pacientes con VIH, roqueros… En sus misas no le niega la entrada a nadie, menos a la población generalmente discriminada: homosexuales, lesbianas o transexuales.
Adolfo se suma a cuanta causa social justa brota. Marchó con los Indignados y con el #Yosoy132. Presenta libros sobre investigaciones académicas, periodísticas y de diversidad sexual. Maneja una motocicleta 125 cc y escucha a la banda de rock pesado Iron Maiden.
Tal vez su postura sobre el sexo es lo que más controversia genera: «Somos seres sexuados y tenemos mucho que aprender de la sexualidad. Foucault tiene una historia de la sexualidad muy interesante y a raíz de eso escribí un cuento que a muchos les disgustó, dijeron que era pornográfico».
¿Tienes pareja?
—Llevar una relación muy establecida no la llevo, no se puede, ando metido en muchos rollos.
¿Hijos?
—No.
¿Practicas relaciones sexuales con frecuencia?
—Sí.
¿Te podrían excomulgar por eso?
—(Se queda pensando) Sí…
«Gofo» se siente discriminado por ser diferente. Por su apariencia lo han llegado a acusar de ser satánico. Incluso tuvo que asistir a un retiro espiritual de tres meses tras publicar ese cuento erótico del que hablaba. Sin embargo, él ve estos episodios como algo menor, su influencia en la sociedad crece como espuma, a pesar de sus cortos 35 años de edad.
Lo invitan a entrevistas, foros, universidades. En el momento en que charlaba con él, dos jóvenes lo seguían para filmar un documental para la televisión estadunidense.
Él está consciente que pertenece a una Iglesia que cada vez ejerce menos influencia sobre la sociedad, pero su apuesta es ser un vínculo con las comunidades más marginadas. Un soporte, un orientador. Contribuir a que dejen de ser excluidos.
¿Quién sabe qué habría pasado si en la iglesia católica hubieran florecido muchos «Gofos» en lugar de la larga cadena de Macieles, sacerdotes burócratas y curas aliados del sistema?
Por lo pronto, terminamos nuestra conversación. Él se bebe el último trago de una cerveza, su bebida favorita. No tiene culpa alguna con ser un sacerdote así de liberal:
«Lo divino no está peleado con lo humano. Puedes vivir esa plenitud humana, plenamente humano y plenamente cristiano».

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