miércoles, 8 de octubre de 2014

Policías federales en la Quiahuatla, delegación Tláhuac


Llama la atención que la Policía Federal asegura una casa en el DF en la cual se
almacenaba droga y después se guardan la información. ¿Por qué?
Fotografía Agustín Melgarejo Rodríguez
Hace pocos días (el 19 de septiembre) nos referimos a la organización de vecinos de la Colonia Quiahuatla, en la delegación Tláhuac, quienes cansados de sufrir la inseguridad creciente y de que la delegada Angelina Méndez —ni ninguno de sus subordinados— se negaran a atender sus peticiones o de que les dijeran que «no hay presupuesto» para contratarles servicio de seguridad privada, solicitaron la intervención de las autoridades correspondientes, tanto de la Jefatura de Gobierno como de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, para denunciar la serie de hechos delictivos que suceden a cualquier hora del día; sin embargo, al igual que le sucedió al celebérrimo René Bejarano —según refirió el propio «señor de las ligas» en sus entrevistas radiofónicas del pasado martes en las que aseguró haber denunciado a tiempo ante la Secretaría de Gobernación los nexos del «narcoalcalde» de Iguala con una organización criminal— ninguna autoridad perredista de la capital les hizo caso… Lo que resulta por demás extraño, es que ante la indiferencia de las autoridades perredistas de la capital, la noche del pasado dos de octubre elementos de la Policía Federal llevaron a cabo un operativo en la Calle Rosas de la Colonia Quiahuatla, para asegurar un domicilio particular en el que decomisaron supuestamente droga, algo de lo cual no hubo ningún comunicado oficial de la corporación… Según versiones de los vecinos la casa era rentada por dos «abogados o profesores», mismos que habrían sido capturados. Sobra decir que los vecinos ya sabían desde hace tiempo que en ese domicilio de Calle Rosas algo sucedía por el sospechoso movimiento de gente extraña y vehículos de diferente utilidad, aunque en la administración de la delegada Angelina Méndez curiosamente nadie sabía nada y, por el contrario, evitaban atender las peticiones de los vecinos de que investigaran el asunto del narcomenudeo en la Quiahuatla, con el pretexto de que eso era de competencia federal…
Una de las asambleas vecinales que han realizado los vecinos de la Colonia Quiahuatla
para protegerse de la creciente ola delictiva. Fotografía Lorenzo Palacios
Efectivamente, pero tampoco les ha interesado coordinarse con las instancias correspondientes para combatir ese flagelo, por lo que resulta muy sospechosa la omisa actitud de la delegación, y sobre todo de la Procuraduría capitalina. Porque en el supuesto caso de que no tuvieran conocimiento de lo que sucede en las colonias del DF, con acercarse a los vecinos a preguntar podrían tener un panorama más que explícito y contundente de la realidad; de ahí que ahora sea posible entender por qué les molesta tanto que los vecinos de la capital, como algunos de Tláhuac justamente, se organicen en grupos de Autodefensa para protegerse de la acción del crimen organizado, ese al que tanto niegan su presencia tanto el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, como sus colaboradores estrella Jesús Rodríguez Almeida, secretario de Seguridad Pública, y el procurador Rodolfo Ríos Garza… Como denunciamos en nuestro espacio del pasado 19 de septiembre, los vecinos de la Quiahuatla dieron cuenta en una carta al doctor Mancera, que antes que a él todo esto se lo habían comunicado a José Luis Sepúlveda, flamante coordinador general del Gabinete de Gobierno de Seguridad Pública, a quien le solicitaron una reunión urgente con la mesa de seguridad delegacional, misma que éste les prometió para el ocho de agosto. Pero resulta que dicho individuo jamás llegó a la cita y después ni siquiera se dignó a tomar las llamadas que le hicieron los vecinos para saber el motivo de su negligencia. Quizás eso sea ahora fácil comprender…


Esta es la mejor prueba de que los vecinos de Tláhuac deben mejor organizarse ante
la falta de vigilancia por parte de la SSODF. Fotografía Lorenzo Palacios (Nosotros)
Mientras tanto la Quiahuatla es una de las colonias de Tláhuac con mayor incidencia delictiva, aunque para la indolente jefa delegacional y sus colaboradores, lo único importante además de clausurar establecimientos comerciales y cobrar multas, es su próxima solicitud de licencia para retirarse del cargo y buscar la candidatura de su partido, el de la Revolución Democrática, para alcanzar una curul en la Asamblea Legislativa. Lo cual para ella debe ser algo muy fácil tras de que en la delegación la organización que dirige Gilberto Ensástiga («unión de colonias populares») ha poblado de incondicionales predios que invadieron y posteriormente regularizaron con el apoyo de sus aliados perredistas en la Asamblea Legislativa, además del apoyo de los propios lugareños incondicionales a su causa y cuyas voluntades se han ganado concediéndoles trabajos a sus familias… Por lo pronto, la delegada Méndez alista el refrito de informe que deberá presentar próximamente en la Asamblea Legislativa, aun cuando tiene dos recomendaciones pendientes de atender por parte de la Comisión de Derechos Humanos del DF por el asunto de una escuela en el centro de la población, lo que constituye caso único sin que eso parezca preocuparle al jefe de Gobierno; además de que permanecen sin ser aclarados los asuntos de las ejecuciones a un funcionario de la administración local y el del dirigente de una organización priista, además de los problemas de escasez de agua y una nutrida lista de temas, lo que al final de cuentas no podrá borrar el nuevo dirigente nacional del partido del sol azteca, Carlos Navarrete, con una frívola petición de perdón a los tlahuaquenses por no haberse percatado a tiempo de la pandilla de truhanas que pusieron para que medraran con los cargos públicos.

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