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Llama la atención que la Policía Federal asegura una casa en el DF en la cual se almacenaba droga y después se guardan la información. ¿Por qué? Fotografía Agustín Melgarejo Rodríguez |
Hace
pocos días (el 19 de septiembre) nos referimos a la organización de vecinos de la
Colonia Quiahuatla, en la delegación Tláhuac, quienes cansados de sufrir la
inseguridad creciente y de que la delegada Angelina Méndez —ni ninguno de sus subordinados— se negaran a atender
sus peticiones o de que les dijeran que «no hay presupuesto» para
contratarles servicio de seguridad privada, solicitaron la intervención de
las autoridades correspondientes, tanto de la Jefatura de Gobierno como de la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, para denunciar la
serie de hechos delictivos que suceden a cualquier hora del día; sin embargo,
al igual que le sucedió al celebérrimo René
Bejarano —según refirió el propio «señor de las ligas» en sus entrevistas
radiofónicas del pasado martes en las que aseguró haber denunciado a tiempo
ante la Secretaría de Gobernación los nexos del «narcoalcalde» de Iguala con
una organización criminal— ninguna autoridad perredista de la capital les
hizo caso… Lo que resulta por demás extraño, es que ante la indiferencia de
las autoridades perredistas de la capital, la noche del pasado dos de octubre
elementos de la Policía Federal llevaron a cabo un operativo en la Calle
Rosas de la Colonia Quiahuatla, para asegurar un domicilio particular en el
que decomisaron supuestamente droga, algo de lo cual no hubo ningún comunicado
oficial de la corporación… Según versiones de los vecinos la casa era rentada
por dos «abogados o profesores», mismos que habrían sido capturados. Sobra
decir que los vecinos ya sabían desde hace tiempo que en ese domicilio de
Calle Rosas algo sucedía por el sospechoso movimiento de gente extraña y
vehículos de diferente utilidad, aunque en la administración de la delegada Angelina Méndez curiosamente nadie
sabía nada y, por el contrario, evitaban atender las peticiones de los
vecinos de que investigaran el asunto del narcomenudeo en la Quiahuatla, con
el pretexto de que eso era de competencia federal…
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Una de las asambleas vecinales que han realizado los vecinos de la Colonia Quiahuatla para protegerse de la creciente ola delictiva. Fotografía Lorenzo Palacios |
Efectivamente, pero
tampoco les ha interesado coordinarse con las instancias correspondientes
para combatir ese flagelo, por lo que resulta muy sospechosa la omisa actitud
de la delegación, y sobre todo de la Procuraduría capitalina. Porque en el
supuesto caso de que no tuvieran conocimiento de lo que sucede en las
colonias del DF, con acercarse a los vecinos a preguntar podrían tener un
panorama más que explícito y contundente de la realidad; de ahí que ahora sea
posible entender por qué les molesta tanto que los vecinos de la capital,
como algunos de Tláhuac justamente, se organicen en grupos de Autodefensa
para protegerse de la acción del crimen organizado, ese al que tanto niegan
su presencia tanto el jefe de Gobierno, Miguel
Ángel Mancera, como sus colaboradores estrella Jesús Rodríguez Almeida, secretario de Seguridad Pública, y el
procurador Rodolfo Ríos Garza… Como
denunciamos en nuestro espacio del pasado 19 de septiembre, los vecinos de la
Quiahuatla dieron cuenta en una carta al doctor Mancera, que antes que
a él todo esto se lo habían comunicado a José Luis Sepúlveda,
flamante coordinador general del Gabinete de Gobierno de Seguridad Pública, a
quien le solicitaron una reunión urgente con la mesa de seguridad
delegacional, misma que éste les prometió para el ocho de agosto. Pero
resulta que dicho individuo jamás llegó a la cita y después ni siquiera se
dignó a tomar las llamadas que le hicieron los vecinos para saber el motivo
de su negligencia. Quizás eso sea ahora fácil comprender…
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Esta es la mejor prueba de que los vecinos de Tláhuac deben mejor organizarse ante la falta de vigilancia por parte de la SSODF. Fotografía Lorenzo Palacios (Nosotros) |
Mientras
tanto la Quiahuatla es una de las colonias de Tláhuac con mayor incidencia
delictiva, aunque para la indolente jefa delegacional y sus colaboradores, lo
único importante además de clausurar establecimientos comerciales y cobrar
multas, es su próxima solicitud de licencia para retirarse del cargo y buscar
la candidatura de su partido, el de la Revolución Democrática, para alcanzar
una curul en la Asamblea Legislativa. Lo cual para ella debe ser algo muy
fácil tras de que en la delegación la organización que dirige Gilberto Ensástiga («unión de
colonias populares») ha poblado de incondicionales predios que invadieron y
posteriormente regularizaron con el apoyo de sus aliados perredistas en la
Asamblea Legislativa, además del apoyo de los propios lugareños incondicionales
a su causa y cuyas voluntades se han ganado concediéndoles trabajos a sus
familias… Por lo pronto, la delegada Méndez
alista el refrito de informe que deberá presentar próximamente en la Asamblea
Legislativa, aun cuando tiene dos recomendaciones pendientes de atender por
parte de la Comisión de Derechos Humanos del DF por el asunto de una escuela
en el centro de la población, lo que constituye caso único sin que eso
parezca preocuparle al jefe de Gobierno; además de que permanecen sin ser
aclarados los asuntos de las ejecuciones a un funcionario de la
administración local y el del dirigente de una organización priista, además
de los problemas de escasez de agua y una nutrida lista de temas, lo que al
final de cuentas no podrá borrar el nuevo dirigente nacional del partido del
sol azteca, Carlos Navarrete, con
una frívola petición de perdón a los tlahuaquenses por no haberse percatado a
tiempo de la pandilla de truhanas que pusieron para que medraran con los
cargos públicos.
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