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La encuesta que levantó la empresa Buendía &
Márquez y publicada por El Universal ayer, en la cual da 30 puntos de ventaja
a Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez en las elecciones presidenciales de
2024, fue el primer registro de cómo está la situación actual y sirve de
advertencia a los de la coalición opositora de que la cuesta que deberán
remontar estará para todos ellos muy empinada. Igual parece tener la metafórica pendiente Clara
Brugada en la Ciudad de México, quien al verse superada en los sondeos de
intención del voto para la candidatura morenista a la jefatura de gobierno en
la Ciudad de México por Omar García Harfuch, ha comenzado a hablar de dados
cargados y de línea sucesoria en el proceso de selección de precandidatos. Según los resultados de algunos sondeos internos
de Morena, García Harfuch también supera por casi el doble a Brugada. Sin embargo, el sector de la izquierda morenista
sigue empujando a la alcaldesa con licencia y, tal y como lo hizo Marcelo
Ebrard con su berrinche tras el triunfo anunciado desde en denantes, buscarán impugnar los resultados al final de
dicha contienda interna. En los grupos políticos de Morena continúa la
guerra interna, los de la izquierda social, quienes son vistos como los «puros»,
entre los que se encuentra en primera fila el jefe de Gobierno, Martí Batres,
contra los «populares», que no necesariamente son fundadores del Movimiento. Por eso a García Harfuch no le perdonan que se
haya afiliado al partido hace unos días. Un precandidato alentado y apoyado por Claudia
Sheinbaum, y que tal y como ella fue la «favorita» del presidente López para
ganar la candidatura a la Presidencia por Morena, el ex jefe de la Policía saldrá
ganador con la misma estrategia. En cuanto a Ebrard Casaubón pareciera que la
cuerda se le ha acabado. No era fácil que el presidente López le aguantara
sus rabietas aun cuando el ex canciller debía saber quién iba a ganar el
proceso interno morenista de las «corcholatas». Quizás terminó viéndose en el espejo de Rafael
Acosta Álvarez, aquel folclórico personaje apodado «Juanito», a quien en 2009
y tras de ganar la elección para jefe delegacional en Iztapalapa como candidato
perredista, se negaba a entregarle el mando a Clara Brugada, como se lo había
prometido a López Obrador. Por lo que debió intervenir el entonces jefe de Gobierno,
Marcelo Ebrard, para sentarlo en su oficina y ponerle sobre el escritorio una
serie de documentos comprometedores para «Juanito» y que podrían salir a la
luz pública en caso de seguir negándose a entregar las riendas de la
delegación en favor de Brugada. Tal vez ahora Ebrard haya pensado mejor las cosas
y prefirió bajar de nivel el perfil. No es por nada, pero el asunto de la construcción
de la Línea 12 está fresco y va a ser muy difícil que a la gente se le
olviden muchas cosas. |
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