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Fotografía Alamy Las aguas en la chinampería política de Tláhuac están
siendo agitadas por quienes consideran tener los merecimientos del caso para ir en busca de un lugar en la lista de suspirantes de su correspondiente partido, a fin de ser
palomeados por sus dirigentes y obtener una candidatura con miras a la contienda electoral que se avecina. Con eso de que Tláhuac es vista como «tierra
prometida», sobre todo para quien busca hacer sus pininos en la grilla politiqueril y que lo lleve a una curul cual promisorio inicio de carrera (o cuando menos una concejalía de redituables estipendios), dada la benevolencia de un electorado dúctil en
una región donde justamente nació el apotegma del que «si una vaca es candidata,
gana» –dixit «pueblo bueno y sabio»–,
sin importar si es de estirpe tlahuica o no, podrá uno entender por qué sobran suspirantes. Ahí están los casos de la priista Mariana Moguel o del perredista Marcopolo Carballo –aunque este
último nunca ganó una elección, sobre todo la última, debido a que un vivales
correligionario suyo literalmente «se peló» con la lana que le habían
entregado en el sindicato Libertad para la compra de votos en favor de los candidatos
amarillos del proceso electoral de 2015–. Sin billetes no hubo votos y el fuereño de marras
debió regresar cabizbajo a la Venustiano Carranza para apechugar el fracaso de su aventura en Tláhuac con su padrino, el cacique Julio
César Moreno –inscrito y confirmado en su oportuno momento como defensor de la 4T de Morena–. Es, pues, Tláhuac, una demarcación donde a quien llegue de fuera con pretensiones de hacer fortuna con un cargo de elección popular, cual gitano aventurero con el tarot bajo el brazo dispuesto a tirarle las cartas al incauto electorado, se le pueden facilitar las cosas, siempre y cuando la persona interesada cuente con poderoso padrino o madrina en un cargo público, como la Sedatu (por poner un ejemplo), y los amarres del caso con una de esas organizaciones «machuchonas» de cuestionable reputación, a fin de contar con recursos suficientes que posibiliten la repartición de obsequios y conformación de capital político. Después de que una concejal del partido tricolor armó
un pequeño evento político hace unos días –Claudia Elena Ramos–, teniendo como invitados –¿padrinos?– a Israel Betanzos –dirigente del
PRI en la Ciudad y mano derecha de Cuauhtémoc
Gutiérrez de la Torre, actualmente preso en el Altiplano acusado de
liderar una red de prostitución a su servicio y de otros correligionarios– y Adrián Ruvalcaba, alcalde de la
lejana Cuajimalpa, para posicionarse como suspirante, o bien a la alcaldía o de
menos a alguna curul, se supo que ya hay otro forastero más en la lista de suspirantes dispuesto a
gobernar Tláhuac. Se trata, nos dicen, del presunto vocero del grupo parlamentario del PAN
en el Congreso de la Ciudad de México, César
Valle Martínez. ¿Y qué jabón lo patrocina? Según los enterados nada menos que Federico Döring, líder de la bancada del
blanquiazul en el Palacio de Donceles. Es posible anticipar, pues, que de ser cierta la
versión, en las elecciones del próximo año en Tláhuac –como ya sucedió en
2021– el Frente opositor volverá a ir sin el PAN. Tláhuac es un bastión de Morena en la capital del país
y así como han habido quienes desde el PRI operaron en 2006 para el triunfo
del entonces candidato perredista a la jefatura de gobierno, Marcelo Ebrard –verbigracia el también
conocido como «rey de la basura»–, así también y de unos años a la fecha, en el partido blanquiazul han habido incondicionales al servicio de actores
del morenismo preponderante en la demarcación. «Por sus frutos los
conoceréis»… Ahí queda como muestra el botón Frente Va por México de 2021 sin el PAN en Tláhuac, porque en las
otras 15 demarcaciones resulta que el blanquiazul sí fue en alianza con el PRI y
el PRD. Una demarcación donde la alcaldesa morenista, Berenice Hernández, se encamina a la
reelección, más por méritos propios que por tener un Rasputín en el clóset. Sin embargo, las aspiraciones del suspirante blanquiazul en el Congreso capitalino –pero sobre todo del patrocinador de marras–
dan la sensación de que no se quiere la candidatura para realmente competir contra Morena,
sino para restarle votos al susodicho Frente opositor. Según el portal La Política Online, César
Valle Ramírez les contó que recorre la alcaldía Tláhuac y que despliega su
activismo a través de las redes sociales –o mediante bots, seguramente, para arremeter contra los críticos del jabón
que lo patrocina– y así «lograr
un primer posicionamiento de cara a los comicios de 2024». ¿Su discurso? «Una nueva generación de panistas que
pueda darle la oportunidad a los vecinos de sentir un gobierno de alternancia». ¡Ajá! Lo curioso es que ahora cuando los resultados de una
encuesta señalan a la joven profesionista –ella sí oriunda de Tláhuac– Nidia Martínez, como la mejor
posicionada del Frente por México para contender por la alcaldía en 2024,
luego de que por circunstancias por demás extrañas en 2021 fue candidata a la alcaldía –cuando le dijeron a la gente que el PAN iba solo y faltando dos días para la elección los dirigentes salieron con que siempre no y que se sumaban a la alianza y montaron la farsa de la declinación, sin importar que las
boletas ya estuvieran impresas–, resulta que ahora quien opera desde el balnquiazul para Morena
quiere lanzar como señuelo a un perfecto desconocido en Tláhuac. Peor aún. Ni siquiera lo conocen en la Alcaldía Benito
Juárez donde al parecer radica. Por eso, además de que ya hubo quien empezó a
remover las aguas de la grilla politiqueril
en Tláhuac, hay también quien quiere volver a enturbiarlas a ritmo de Nel blu dipinto di blu tocando su lira desde una
trajinera que navega por apantles de Tlahuita la bella. Y todo eso con la complacencia del dirigente
panista Marko Cortés, omiso e indiferente ante las
marranadas que hacen correligionarios suyos en la Ciudad de México y, de
manera específica, en Tláhuac. ¡Cosas
veredes que non crederes, lector, lectora!
Sobre todo en estos tiempos en que pululan por la chinampa camaleones
tornasolados que quieren verle la P
en la frente al pueblo que no es bueno ni sabio. |
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