Mercado Sobre Ruedas |
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El Pleno del Consejo Universitario de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) aprobó el «Protocolo para
prevenir y erradicar la discriminación, la violencia contra las mujeres, el
acoso y el hostigamiento sexual» en esa casa de estudios, a fin de terminar
con este problema que se padece en el país y del cual no están exentos los
centros educativos de todos los niveles. El Protocolo da respuesta a la demanda histórica
de la comunidad universitaria para la atención de los casos de violencia en la
UACM, a través de construir estrategias para el cambio de conductas violentas
en contra de las mujeres y poder brindar a la comunidad universitaria un
ambiente libre de violencia, producto de una cultura de la paz. A decir de la maestra Karla Montalvo, secretaria técnica
de la Comisión de Mediación y Conciliación del Consejo Universitario, la
Universidad no contaba con normas de convivencia, procedimientos o
protocolos, y eso hacía que las relaciones entre las personas integrantes de
la comunidad se volvieran cada vez más problemáticas. A partir de la aprobación del Protocolo, no habrá
lugar para decir a nadie «vaya al Ministerio Público» o «es tu problema»,
debido a que ya se tiene un procedimiento institucional para responder. «A la
larga, esto se traducirá en mejores relaciones entre las personas de la
comunidad universitaria, para que puedan –de manera libre y eficaz– cumplir
con su trabajo y estudiar», dijo. El Protocolo contempla acciones no sólo de
respuesta ante un acto violento, sino también de prevención. Hay un proceso
de reeducación que lleva a repensar las relaciones entre las personas, a fin
de hacer conciencia acerca de cómo se ejerce violencia. El protocolo brinda a las víctimas todas las
posibilidades de acción, incluso las legales, pero teniendo en cuenta siempre
su opinión y respetando sus decisiones. La persona afectada puede acudir a la
Unidad de Atención y presentar su queja. Ahí recibirá orientación acerca del
tipo de violencia que haya sufrido, debido a que no siempre se es consciente
a cabalidad de las características e implicaciones de los actos violentos. La
persona recibirá orientación e información sobre todas las opciones con las
que cuente, para que pueda tomar decisiones informadas. Además de ofrecer contención inmediata, si la
posible víctima se encuentra severamente afectada, la Unidad de Atención
contará con personal que ayude a procesar mejor lo que está viviendo, y la
canalizará a las instituciones con las cuales la universidad tiene convenios,
a fin de que le brinden el apoyo terapéutico y legal que corresponda. La Unidad de Investigación de la Defensoría de los
Derechos Universitarios se encargará de investigar cada caso de manera
profesional y objetiva, y entregará los resultados al Consejo de Justicia o
la Oficina del Abogado General. Si quienes cometen la falta son trabajadores y la
falta amerita despido, será la Oficina del Abogado General la que proceda; si
son estudiantes o la falta no amerita el despido, se irán al Consejo de
Justicia. Ahí se procederá a deliberar, a plantear las posibles sanciones y
la posible reparación integral del daño, que incluya medidas importantes y
significativas para la víctima, así como la aplicación de medidas
institucionales para que no se repitan las faltas. Una de las innovaciones del Protocolo es que la
atención de estos casos no dependa de si sucedieron o no al interior de la
universidad, porque hay agresiones que ocurren en otros ámbitos de convivencia universitaria como son redes
sociales, reuniones y demás. Estos casos serán atendidos, siempre y cuando se
encuentre involucrada alguna persona de la UACM. La no prescripción está contemplada en el ámbito
de actuación del Protocolo. Si una falta se considera muy grave, no importa
el tiempo que haya transcurrido. La persona afectada puede presentar la queja
de manera no inmediata, pues se entiende que su voluntad de recibir ayuda
puede verse inhibida por el temor a sufrir represalias. El Protocolo acepta que haya quejas de personas
externas que sean violentadas por personas de la comunidad universitaria,
pero también permite que, si una persona de la comunidad está siendo
violentada por alguien externo, puede presentar una queja. En estos casos es
posible aplicar medidas de prevención, para que la persona pueda seguir yendo
a estudiar o a trabajar sin correr peligro dentro de la universidad. En fecha próxima, el Consejo Universitario
aprobará la estructura de la Unidad de Atención de la Defensoría de los
Derechos Universitarios; enseguida viene la etapa de capacitación,
impartición de cursos y talleres, así como otras actividades para que la
comunidad conozca a plenitud el Protocolo, incluyendo la revisión de los
planes y programas de estudio con perspectiva de género. Para la doctora Tania Rodríguez Mora, rectora de
la UACM, la aprobación del Protocolo remonta una deuda histórica con las
mujeres que han sufrido distintos tipos de violencia y con casos que la
universidad no pudo atender como es debido, en los cuales mucho del
seguimiento y del acompañamiento de las personas fue por iniciativas de
distintos grupos de la comunidad, pero acerca de los cuales la institución
muchas veces se fue omisa, incluidos los graves casos de feminicidio. Este Protocolo es de avanzada, en términos de la
cantidad de garantías que otorga para la no repetición y para la reparación
del daño, aseguró. |
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