Mercado Sobre Ruedas
|
|||
Un millón 843 mil 920 mujeres
se emplean en México como «trabajadoras en servicios domésticos», lo que representa
el 10.9 por ciento de las mujeres empleadas, de acuerdo con la Encuesta
Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) realizada en 2010, pero lejos de los
datos estadísticos resulta fundamental conocer los pormenores sociales,
culturales y jurídicos de ese segmento de la población.
Durante 10 años la
doctora en antropología por la Universidad de París 3, Séverine Durin, ha
desarrollado investigaciones y recopilado testimonios de 22 trabajadoras,
cinco trabajadores y siete empleadoras, además de las correspondientes a
especialistas de medios de comunicación, psicólogos y abogados.
En su investigación contenida
en el libro Yo trabajo en casa. Trabajo
del hogar de planta, género y etnicidad en Monterrey, la especialista refirió
que las trabajadoras del hogar que se embarazan se ven privadas de tener de
cerca a sus hijos, por lo que tienen que recurrir al apoyo de familiares,
principalmente en sus lugares de origen, debido a la mayoría indígena del
segmento.
Al hablar del embarazo
en las trabajadoras domésticas manifestó que se registra principalmente en
mujeres jóvenes, debido a que el sector empleador las denomina como «muchachas»,
lo cual hace pensar que son jovencitas. «Entonces la idea es que
no tengan hijos, que estén solteras, para que puedan atender de tiempo
completo a la familia que las contrata», observó. Sin embargo, en su
investigación reporta trabajadoras del hogar embarazadas, lo que significa
que «ahí hay una dificultad».
«Es un riesgo para las empleadoras estar
embarazadas –dijo–, por lo que muchas veces las terminan remitiendo a los
albergues. Esto es supuestamente para ‘hacer un bien’, pero no debería de ser
así, sino que debería de estar en sus derechos, como los de cualquier
trabajadora. De hecho, es importante decir que en la mayoría de las ocasiones
el embarazo acaba con el trabajo de planta».
Una vez que las
trabajadoras abandonan la planta, empiezan a trabajar por horas, debido a que
tienen que ejercer otras labores.
A decir de la
especialista, en la cuestión de la maternidad es donde se entiende la profunda
desigualdad que estructura el trabajo del hogar de planta, porque finalmente
mientras las mujeres con una mejor posición económica pueden contratar a
alguien que asuma labores de limpieza y de cuidado del bebé, las trabajadoras
se encuentran en condiciones inversas, pues esa labor no abre derechos,
porque la Ley Federal del Trabajo exime a los patrones de afiliar a las
trabajadoras al Seguro Social.
Además de la maternidad,
otras dos preocupaciones de
Durin en su investigación son las mujeres indígenas migrantes, venidas
principalmente de La Huasteca y Oaxaca, y que trabajan de planta, lo que
implica quedarse en su hogar de labor; las condiciones laborales, interés
derivado de investigaciones previas, en las cuales encontró en la mayoría de
los testimonios que la jornada laboral consistía en 12 horas.
En cuanto a las condiciones
jurídicas de las trabajadoras domésticas, Séverine Durin aseguró no haber conocido
nunca a ninguna trabajadora del hogar con contrato, «los
acuerdos son orales y mínimos, dependen de la experiencia que tengan, ya que
así se negocian las cargas de trabajo», indicó.
En el trabajo de planta
existe una expectativa de las empleadoras para que estén disponibles en su
totalidad, desde horas tempranas hasta el final del día, refirió, debido a
que las jornadas son excesivamente largas y pueden superar las jornadas de 12
horas.
Aseveró que el marco
jurídico de México es discriminatorio, porque los derechos previstos son
menores a los de los demás trabajadores. «Restringe los derechos
permitiendo hasta jornadas de 12 horas, diciendo que las trabajadoras deben
de descansar hasta nueve horas por la noche, y que entre el turno matutino y
vespertino el descanso debe de ser de tres horas. Haciendo la suma, permite
las 12 horas, cuando la Ley Federal del Trabajo establece que la jornada
máxima para todos los trabajadores debe de ser de ocho horas por día y un
límite de 48 semanales»,
apuntó.
Una de las raíces del
problema se encuentra en el menosprecio que existe hacia el trabajo del
hogar, ya que es visto como una labor menos importante a la que realizan los
varones, subrayó.
«A partir de 2011 existe un nuevo marco jurídico,
que es el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo. Sin
embargo, en México no se ha ratificado. Este permitiría los mismos derechos
en cuanto a jornada laboral, derechos de salud, organización sindical»,
asentó.
Fuente: Conacyt
|
Páginas
▼
No hay comentarios:
Publicar un comentario