Mercado Sobre Ruedas |
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Desde el pasado martes 16 de mayo cuando poco
después del mediodía NosotrosMSR con información de Noticiudadana dio a conocer que al llamado
«Jefe Máximo» le habían dado las
gracias en la Secretaría de Seguridad Ciudadana (ssc) de la Ciudad de
México, muy pocos, contados con los dedos de una mano quizá, volvieron a
saber algo de quien había fungido como influyente subsecretario de Operación Policial. Aunque eso de que le dieron las gracias fue
relativo. En sentido figurado, pues. Porque al parecer, tras de que la jefa de
gobierno, Claudia Sheinbaum, se
enteró de que había tres órdenes de aprehensión federal en contra del
susodicho por varios presuntos delitos perpetrados en la Alcaldía Tláhuac, principalmente, además de una investigación allende
el Río Bravo, el manto protector que lo blindaba de inmunidad en el servicio
público, terminó por extinguírsele y de manera paulatina fue quedando
descobijado. Leer también:
Dan las gracias
al jefe «Máximo» en la policía, llega Mario Montaño Mientras la noticia de su misteriosa salida de la
dependencia se expandió rápidamente por las benditas redes sociales, ante los
exabruptos de sus vasallos e incondicionales en la corporación policíaca –que
con angustia vieron el final de su temporada de vacas gordas– calificaban de «Fake
News» la información y plasmaban denuestos contra los dos periodistas de
carrera –y registrados por el Mecanismo de Protección a Defensores de
Derechos Humanos y Periodistas de Gobernación desde la muerte del «Ojos»,
líder del Cártel de Tláhuac, en julio de 2017– que habían dado a conocer la
situación de «Máximo», en el piso siete del edificio de Liverpool 136 de la
Colonia Juárez alguien tomó la determinación de parar las filtraciones a como
diera lugar. Incluso, nos dicen que apenas asomaba alguien la cabeza con intenciones de pisar el lugar, saliendo del elevador inmediatamente le recogían su teléfono
celular para evitar que se fueran a tomar fotografías y, sobre todo, a captar alguna evidencia de que la silla en el escritorio del «Jefe Máximo» se encontraba
vacía. Sólo los más avezados en cuestiones de la
información tuvieron capacidad para leer entre líneas que conforme transcurrían las
horas y la dependencia guardaba total hermetismo ante la divulgación de la noticia
del adiós de «Máximo», eso validó el refrán del que quien calla otorga. Pero fue desde ese martes cuando el «Jefe» dfinitivamente salió por la puerta trasera,
como quizá así estaba previsto en el alto mando de la dependencia. Posiblemente estaba planeada una
salida discreta, sin ruido, sigilosa, sin aspavientos mediáticos, relacionada con la despedida del
funcionario y el recibimiento a su relevo previo abrazos y la foto del recuerdo.
Porque, ciertamente, corren tiempos difíciles en la Secretaría, las cosas no
están bien cuando se premia al elemento corrupto y se castiga a los honestos, a quienes no se prestan a las puestas de inocentes y al despojo de particulares; que definitivamente son más, nadie pone en duda eso, sólo que terminan por sucumbir ante la perversidad de quienes
tienen el don de asociarse con sus semejantes para delinquir. Fue así como un par de
periodistas se enteró de la trama del adiós a «Máximo» y como era su derecho y deber, la dieron a conocer. Y es que en Tláhuac «Máximo» cobró notoriedad por
las acciones de sus muchachos, faenas que puntualmente fueron registradas por
Noticiudadana y publicadas en el
blog de NosotrosMSR, complemento de información general de la Revista Nosotros,
con 26 años de periodismo cultural y científico. De manera que los analfabetas funcionales,
culturales y morales de la dependencia, buscaron contrarrestar en redes
sociales la noticia del adiós de «Máximo» con versiones de que se había ido a
coordinar la campaña del secretario Omar García Harfuch, o que ambos estarían
por irse como jefes a la Guardia Nacional, cuando al primero ya ni siquiera
se le escuchaba en la frecuencia Olimpo de la radio en la policía, y el
segundo no sabe qué va a pasar con su futuro político, tras de que en Palacio Nacional no fue bien visto que se anduviera promoviendo como corcholata. Leer también:
Jorge Alfredo
Alcocer es quien sustituye al jefe «Máximo» en la SSC
En resumidas cuentas, y de acuerdo con nuestras
fuentes, al «Jefe Máximo» ya no se le encuentra en las instalaciones de Liverpool ni en
las de Durango (en la Colonia Roma) o en Balderas; simplemente desapareció. Hay quien dice que huyó, por aquello de la
filtración de las tres presuntas investigaciones en su contra. Lo que sigue sin cuadrar es el hermetismo que persiste en la dependencia con todo aquello que signifique «Jefe Máximo». ¡Cosas veredes,
lector, lectora, que non crederes!
Máxime, si como dijo De Quevedo, ningún
vencido tiene justicia si lo ha de juzgar su vencedor. |
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