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La persecución de presuntos
asaltantes sobre Avenida Tláhuac la madrugada del pasado miércoles por
elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSP),
lo que derivó en la muerte de un albañil a la altura de la Colonia Zacatenco
del pueblo de San Francisco Tlaltenco, sigue siendo un dolor de cabeza para
el secretario Raymundo Colllins, debido a que continúan surgiendo más hechos
que confirmarían que lo sucedido ese día fue un caso más de abuso de
autoridad por parte de la policía de la Ciudad de México.
Reporteros que cubren la fuente de
la SSP confirman que si no han atendido a profundidad el caso, se debe a que de la oficina del secretario Collins se han comunicado con sus correspondientes directores y jefes de información para que no publiquen nada
acerca de lo sucedido el pasado miércoles en San Francisco Tlaltenco, y solamente se concreten a
replicar los boletines de la dependencia –donde se dice que cuatro presuntos delincuentes asaltaron una gasolinera, lo que derivó en una persecución y
posterior muerte de uno de ellos– debido a que esa es «la
verdad histórica» de la corporación.
Sin embargo, ayer jueves el diario Excélsior fue el primer medio de comunicación
en abordar el caso al informar que los policías que se enfrentaron a un grupo
de personas por un supuesto asalto cometido en una gasolinera de la Colonia
Nopalera en Tláhuac, fueron puestos a disposición del Ministerio Público, así
como sus armas de cargo, para deslindar algún supuesto abuso policial, debido
a que en redes sociales se dijo que los agentes no utilizaron ningún
protocolo del debido uso de la fuerza.
Asimismo, el diario informó que había sido abierta la
correspondiente carpeta de investigación por delito de homicidio doloso con
arma de fuego y robo.
En efecto, NosotrosMSR
pudo saber que en dicha carpeta de investigación al menos ya quedó asentado
que «asalto» a la gasolinera no fue, porque no es lo mismo «asaltar» que «irse
sin pagar», como fue el caso de quienes se transportaban en un automóvil de
transporte público del cual, ojo, ni los elementos policiacos que lo persiguieron
sobre Avenida Tláhuac ni en el puesto de las cámaras de videovigilancia C4 tuvieron
jamás claro el número de las placas que portaba. En el reporte inicial se dice que
se trataba de un vehículo de la marca Tida, color rosa blanco, y placas
A5968M, pero éste fue el que detuvieron en Tlaltenco, nunca se dice si las placas coinciden con el que salió de la gasolinera.
Según trascendió, hubo un momento en que quienes
seguían la unidad a través de las cámaras de videovigilancia perdieron al
taxi, por lo que cabe la posibilidad de que los policías que lo seguían por
Avenida Tláhuac –y quienes también lo perdieron de vista un instante, sobre
todo a la altura de Zapotitlán donde se encuentran las polémicas curvas de la
Línea 12–, al llegar a Tlaltenco hayan disparado contra otro taxi y quienes
viajaban en él.
Posteriormente, el reporte de la estación
Muyuguarda de ese día señala que al lugar «llegaron dos despachadores –de la
gasolinera– de nombre Mario Cruz Cabrera Piscil y Alfredo Yahir Adaya Gómez (…)
quienes confirmaron que se trataba «de los mismos sujetos que los habían robado»;
sin embargo, tal aseveración es falsa, debido a que aquellos en su declaración simplemente
señalaron que unos individuos que se transportaban en un taxi se habían ido sin pagar, no que habían asaltado o
robado la gasolinera.
Por otra parte, ahora se sabe que no había
elementos de la SSP esperando al taxi en Tlaltenco como en un principio se
dijo –luego de que los perseguidores habían pedido refuerzos– , sino que uno
de los mismos policías que seguía a la unidad tuvo un exabrupto y al emparejarse
con el automóvil de transporte público por el carril derecho, disparó contra sus
ocupantes desde su lugar en el asiento del copiloto de la patrulla, de ahí
que al hacerlo en más de una ocasión originaría que una esquirla de bala lesionara
el rostro de quien conducía, en este caso el policía Héctor Nospango.
Así las cosas, tras del ocultamiento de los hechos
por parte de la SSP capitalina y de la filtración de las grabaciones cuya
transcripción dimos a conocer ayer, en las que presuntamente el secretario
Raymundo Collins ordena a sus subordinados que tienen que encontrar armas
largas en el lugar donde ya había sido muerto el albañil Guadalupe Gutiérrez,
de 22 años, la «verdad histórica» de la corporación policiaca acerca de lo
sucedido la madrugada el miércoles en Tlaltenco parece que acabará por
imponerse.
Nada más falta que, al igual que hizo Andrés López Obrador
cuando vino a Tláhuac en su carácter de candidato presidencial a defender a
su discípulo Rigoberto Salgado de los señalamientos de haber tenido presuntos
vínculos con el abatido líder del cártel de la localidad, Felipe de Jesús Pérez Luna, así también el secretario de
Seguridad Pública capitalina declare a los medios de
difusión que los señalamientos de abuso de autoridad sólo son infundios de la «mafia del poder»
transfigurados en la revista digital NosotrosMSR a través de su blog.
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Pues q mal q no sepas nada de nada y estés publicando pura pendejada al final de todo solo los q estuvieron ahí saben la verdad pero q se puede esperar de lis medios de comunicación si son una mierda q solo se dedica a difundir información falsa
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