Mercado Sobre Ruedas
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La grabación cuya transcripción hizo NosotrosMSR el pasado sábado
Por lo visto, de los cuatro
albañiles que fueron etiquetados como «asaltantes» la madrugada del pasado
miércoles, de los cuales y tras de una supuesta persecución uno de ellos perdió
la vida a manos de un policía de la Secretaría de Seguridad Pública en el
pueblo de San Francisco Tlaltenco, en la delegación Tláhuac, ningún medio de
difusión se atrevió a hablar más de lo que boletinó la dependencia, aun sin
importar que todo hubiese sido un burdo montaje para exculpar a los elementos
de la corporación en un caso más de abuso de autoridad.
Se recomienda
leer: SSP promueve su
verdad histórica con lo sucedido en Tláhuac
A pesar de que en una
grabación se escucha al supuesto secretario de Seguridad Pública, Raymundo
Collins, pedir a los policías que encuentren las «armas largas» a como dé
lugar, en el sitio donde yacía sin vida un joven de 22 años, aun cuando un
uniformado le había negado tajantemente que los presuntos asaltantes las llevaran
consigo en el taxi en que viajaban, luego de que en la oficina del titular de
la dependencia –de acuerdo con fuentes fidedignas– se pusieron a llamar a las
direcciones de medios de comunicación para pedir que no publicaran nada sobre
el asunto, ningún comunicador se atrevió a cuestionar la «verdad histórica»
de la corporación.
Qué pena que aún siga
habiendo presuntos inocentes en las cárceles mexicanas, acusados por aviesos policías –como
fue el caso de quienes por parte del sector Mixquic se vieron involucrados en
los lamentables hechos de la madrugada del miércoles–, de hacer lo que no hicieron, jenízaros de
talante lacayuno y que, eso sí, resultan muy buenos, pero para lanzar en las redes sociales y desde
el cobarde anonimato, bravatas y amenazas a medios de comunicación como NosotrosMSR que evidencian pifias y
corruptelas de los dizque mandos.
Lo malo también es que
hasta el propio jefe de gobierno, José Ramón Amieva, haya ante puesto el silencio cómplice en el caso de los cuatro albañiles que fueron baleados
en Tláhuac hace prácticamente una semana, al no pedir que se diera
seguimiento al hecho ni que se realizaran las investigaciones para saber qué
fue realmente lo que había sucedido.
Amieva, el gobernante
sustituto del ex gobernante (ya senador gracias a la opción
plurinominal) Miguel Mancera, hoy dio fehaciente muestra de la clarividencia y lucidez que debe
caracterizar a quien ocupe tan alto cargo, al exponer ante los medios de difusión que –ojo concienzudos analistas– el ataque a estudiantes del CCH Azcapotzalco que se manifestaban frente a la Torre de Recftoría de Ciudad Universitaria había sido…
«premeditado». ¡Caramba! En verdad que si no sale a declarar tal cosa la sociedad capitalina seguiría en la incertidumbre por desconocer qué había sucedido ahí.
Pero de
vuelta con Collins y los policías que sin seguir ningún protocolo se pusieron
a disparar contra unos ciudadanos que habían cargado gasolina y se habían ido
sin pagar, sólo queda decir que habrá de quedar la mancha en todos aquellos
que con su silencio cómplice ayudaron a detenerle la pata a la impunidad.
Como la detuvieron después (la pata, pues) en el caso de la periodista
Socorro Valdez, a la que –para variar– unos uniformados de la SSP agredieron
el pasado viernes cuando en compañía de sus hijas comía tranquilamente en una
taquería de Iztapalapa.
Vivimos en la Ciudad del Miedo, donde uno como ciudadano ya no sabe a qué
atenerse ni para dónde hacerse por estar en medio de las preponderantes delincuencias
organizadas, y en el caso de las uniformadas aclaramos que como sucede en
prácticamente todo, hay niveles y clases de policías bien nacidos.
De ahí que los peladitos
esos que se ponen a echar bravatas saben perfectamente que a ellos, junto con
la podredumbre de mandos que tienen, nos estamos refiriendo. Sí, con todo y
lo que contribuyen a que nuestra Ciudad haya terminado siendo la Ciudad del Miedo.
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