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martes, 4 de septiembre de 2018

La «verdad» de la SSP acabó por imponerse en el caso de Tláhuac

Mercado Sobre Ruedas

Realismo Trágico
Por Sergio Rojas
La instrucción de Raymundo Collins a policías del sector Mixquic para que sembraran armas a los albañiles baleados por policías ('es muy importante que aparezcan', dijo) quedó grabada en la comunicación que mantuvo la madrugada del pasado miércoles.

La grabación cuya transcripción hizo NosotrosMSR el pasado sábado


Por lo visto, de los cuatro albañiles que fueron etiquetados como «asaltantes» la madrugada del pasado miércoles, de los cuales y tras de una supuesta persecución uno de ellos perdió la vida a manos de un policía de la Secretaría de Seguridad Pública en el pueblo de San Francisco Tlaltenco, en la delegación Tláhuac, ningún medio de difusión se atrevió a hablar más de lo que boletinó la dependencia, aun sin importar que todo hubiese sido un burdo montaje para exculpar a los elementos de la corporación en un caso más de abuso de autoridad.
A pesar de que en una grabación se escucha al supuesto secretario de Seguridad Pública, Raymundo Collins, pedir a los policías que encuentren las «armas largas» a como dé lugar, en el sitio donde yacía sin vida un joven de 22 años, aun cuando un uniformado le había negado tajantemente que los presuntos asaltantes las llevaran consigo en el taxi en que viajaban, luego de que en la oficina del titular de la dependencia –de acuerdo con fuentes fidedignas– se pusieron a llamar a las direcciones de medios de comunicación para pedir que no publicaran nada sobre el asunto, ningún comunicador se atrevió a cuestionar la «verdad histórica» de la corporación.
Qué pena que aún siga habiendo presuntos inocentes en las cárceles mexicanas, acusados por aviesos policías –como fue el caso de quienes por parte del sector Mixquic se vieron involucrados en los lamentables hechos de la madrugada del miércoles–, de hacer lo que no hicieron, jenízaros de talante lacayuno y que, eso sí, resultan muy buenos, pero para lanzar en las redes sociales y desde el cobarde anonimato, bravatas y amenazas a medios de comunicación como NosotrosMSR que evidencian pifias y corruptelas de los dizque mandos.
Lo malo también es que hasta el propio jefe de gobierno, José Ramón Amieva, haya ante puesto el silencio cómplice en el caso de los cuatro albañiles que fueron baleados en Tláhuac hace prácticamente una semana, al no pedir que se diera seguimiento al hecho ni que se realizaran las investigaciones para saber qué fue realmente lo que había sucedido.
Amieva, el gobernante sustituto del ex gobernante (ya senador gracias a la opción plurinominal) Miguel Mancera, hoy dio fehaciente muestra de la clarividencia y lucidez que debe caracterizar a quien ocupe tan alto cargo, al exponer ante los medios de difusión que –ojo concienzudos analistas– el ataque a estudiantes del CCH Azcapotzalco que se manifestaban frente a la Torre de Recftoría de Ciudad Universitaria había sido… «premeditado». ¡Caramba! En verdad que si no sale a declarar tal cosa la sociedad capitalina seguiría en la incertidumbre por desconocer qué había sucedido ahí.
Pero de vuelta con Collins y los policías que sin seguir ningún protocolo se pusieron a disparar contra unos ciudadanos que habían cargado gasolina y se habían ido sin pagar, sólo queda decir que habrá de quedar la mancha en todos aquellos que con su silencio cómplice ayudaron a detenerle la pata a la impunidad. Como la detuvieron después (la pata, pues) en el caso de la periodista Socorro Valdez, a la que –para variar– unos uniformados de la SSP agredieron el pasado viernes cuando en compañía de sus hijas comía tranquilamente en una taquería de Iztapalapa.
Vivimos en la Ciudad del Miedo, donde uno como ciudadano ya no sabe a qué atenerse ni para dónde hacerse por estar en medio de las preponderantes delincuencias organizadas, y en el caso de las uniformadas aclaramos que como sucede en prácticamente todo, hay niveles y clases de policías bien nacidos.
De ahí que los peladitos esos que se ponen a echar bravatas saben perfectamente que a ellos, junto con la podredumbre de mandos que tienen, nos estamos refiriendo. Sí, con todo y lo que contribuyen a que nuestra Ciudad haya terminado siendo la Ciudad del Miedo.

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