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domingo, 21 de mayo de 2023

¿A dónde corrió a esconderse el llamado «Jefe Máximo» de la SSC?

Mercado Sobre Ruedas                                                                                                                            

 

| Columna de Zaratustra |

§  «Desapareció» de la frecuencia Olimpo de radio

§  Al piso 7 de Liverpool nadie podía entrar con celular

§  «El que calla otorga» y no hubo información oficial

Facebook de Reporteros de operaciones especiales México

Desde el pasado martes 16 de mayo cuando poco después del mediodía NosotrosMSR con información de Noticiudadana dio a conocer que al llamado «Jefe Máximo» le habían dado las gracias en la Secretaría de Seguridad Ciudadana (ssc) de la Ciudad de México, muy pocos, contados con los dedos de una mano quizá, volvieron a saber algo de quien había fungido como influyente subsecretario de Operación Policial.

Aunque eso de que le dieron las gracias fue relativo. En sentido figurado, pues.

Porque al parecer, tras de que la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, se enteró de que había tres órdenes de aprehensión federal en contra del susodicho por varios presuntos delitos perpetrados en la Alcaldía Tláhuac, principalmente, además de una investigación allende el Río Bravo, el manto protector que lo blindaba de inmunidad en el servicio público, terminó por extinguírsele y de manera paulatina fue quedando descobijado.

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Mientras la noticia de su misteriosa salida de la dependencia se expandió rápidamente por las benditas redes sociales, ante los exabruptos de sus vasallos e incondicionales en la corporación policíaca –que con angustia vieron el final de su temporada de vacas gordas– calificaban de «Fake News» la información y plasmaban denuestos contra los dos periodistas de carrera –y registrados por el Mecanismo de Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas de Gobernación desde la muerte del «Ojos», líder del Cártel de Tláhuac, en julio de 2017– que habían dado a conocer la situación de «Máximo», en el piso siete del edificio de Liverpool 136 de la Colonia Juárez alguien tomó la determinación de parar las filtraciones a como diera lugar.

Incluso, nos dicen que apenas asomaba alguien la cabeza con intenciones de pisar el lugar, saliendo del elevador inmediatamente le recogían su teléfono celular para evitar que se fueran a tomar fotografías y, sobre todo, a captar alguna evidencia de que la silla en el escritorio del «Jefe Máximo» se encontraba vacía.

Sólo los más avezados en cuestiones de la información tuvieron capacidad para leer entre líneas que conforme transcurrían las horas y la dependencia guardaba total hermetismo ante la divulgación de la noticia del adiós de «Máximo», eso validó el refrán del que quien calla otorga.

Pero fue desde ese martes cuando el «Jefe» dfinitivamente salió por la puerta trasera, como quizá así estaba previsto en el alto mando de la dependencia. Posiblemente estaba planeada una salida discreta, sin ruido, sigilosa, sin aspavientos mediáticos, relacionada con la despedida del funcionario y el recibimiento a su relevo previo abrazos y la foto del recuerdo. Porque, ciertamente, corren tiempos difíciles en la Secretaría, las cosas no están bien cuando se premia al elemento corrupto y se castiga a los honestos, a quienes no se prestan a las puestas de inocentes y al despojo de particulares; que definitivamente son más, nadie pone en duda eso, sólo que terminan por sucumbir ante la perversidad de quienes tienen el don de asociarse con sus semejantes para delinquir. Fue así como un par de periodistas se enteró de la trama del adiós a «Máximo» y como era su derecho y deber, la dieron a conocer.

Y es que en Tláhuac «Máximo» cobró notoriedad por las acciones de sus muchachos, faenas que puntualmente fueron registradas por Noticiudadana y publicadas en el blog de NosotrosMSR, complemento de información general de la Revista Nosotros, con 26 años de periodismo cultural y científico.

De manera que los analfabetas funcionales, culturales y morales de la dependencia, buscaron contrarrestar en redes sociales la noticia del adiós de «Máximo» con versiones de que se había ido a coordinar la campaña del secretario Omar García Harfuch, o que ambos estarían por irse como jefes a la Guardia Nacional, cuando al primero ya ni siquiera se le escuchaba en la frecuencia Olimpo de la radio en la policía, y el segundo no sabe qué va a pasar con su futuro político, tras de que en Palacio Nacional no fue bien visto que se anduviera promoviendo como corcholata.

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En resumidas cuentas, y de acuerdo con nuestras fuentes, al «Jefe Máximo» ya no se le encuentra en las instalaciones de Liverpool ni en las de Durango (en la Colonia Roma) o en Balderas; simplemente desapareció.

Hay quien dice que huyó, por aquello de la filtración de las tres presuntas investigaciones en su contra.

Lo que sigue sin cuadrar es el hermetismo que persiste en la dependencia con todo aquello que signifique «Jefe Máximo».

¡Cosas veredes, lector, lectora, que non crederes! Máxime, si como dijo De Quevedo, ningún vencido tiene justicia si lo ha de juzgar su vencedor.


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