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martes, 24 de abril de 2018

Reconocimiento de comunidades afromexicanas erradicaría racismo

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Especialistas en el tema se refirieron en un seminario a los 14 estereotipos más frecuentes en la sociedad mexicana sobre personas afrodescendientes, justo cuando en el espectáculo futbolístico mexicano el árbitro Adalid Maganda aseguró haber sido despedido de la Comisión de Arbitraje por el color de su piel.

«El primer problema del racismo y la discriminación es que no se hable del tema, y que las personas afrodescendientes ni siquiera estén reconocidas en la historia y el presente de la nación», señaló María Elisa Velázquez, tras de subrayar que en nuestro país existe un racismo estructural, debido a que a las poblaciones afromexicanas no se les toma en cuenta social ni culturalmente, ni son parte de las políticas públicas.
Justo cuando en el espectáculo futbolístico mexicano el árbitro Adalid Maganda aseguró que los directivos de la Comisión de Arbitraje lo despidieron injustificadamente y que fue por un tema de racismo, ya que en más de una ocasión lo hicieron de menos por su color de piel, la especialista enumeró los 14 estereotipos más frecuentes en la sociedad mexicana sobre las personas africanas y afrodescendientes.
El primero tiene que ver con la idea de que en México «no hay negros» , pero lo cierto es que históricamente arribaron al país alrededor de 250 mil niños, mujeres y hombres de varias regiones por el Atlántico, Pacífico y Mar Caribe, a través de distintas rutas de comercio de personas esclavizadas. Al llegar a la Ciudad de México fueron distribuidas en casi todo el territorio de la entonces Nueva España.
«Esta cifra puede aumentar considerablemente, ya que no se tiene un dato exacto sobre los que llegaron de contrabando. Muchas personas afrodescendientes fueron esclavizadas, pero otras obtuvieron la libertad y su trabajo fue importante en la agricultura, comercio, milicias y hogares», precisó.
Otro estereotipo alude a que «desde África sólo llegaron hombres», sólo que gracias a las investigaciones realizadas se tiene conocimiento del arribo de mujeres y niños; a las primeras les fueron asignadas tareas como el cuidado de los niños, cocineras, nodrizas, comerciantes y curanderas, apuntó.
Asimismo, decir que «los afromexicanos son la tercera raíz» es el tercer estereotipo, por lo que para la especialista de acuerdo con las cifras, en muchos periodos de nuestra historia los afros en México fueron el segundo grupo poblacional más grande.
Luego, decir que «las personas africanas y afrodescendientes siempre fueron esclavizadas», es un falso concepto debido a que los afrodescendientes tuvieron oportunidades de obtener la libertad y acceder a mejores condiciones de vida, incluso, a las artes, tal es el caso del mulato Juan Correa, uno de los pintores barrocos más relevantes del siglo XVII y principios del XVIII.
El quinto prejuicio versa sobre la idea de que «las personas africanas y afrodescendientes siempre estuvieron segregadas», lo que para la coordinadora nacional de Antropología se trata de otra idea errónea, debido a que Juan Correa, por ejemplo, fue designado para pintar el Sagrario de la Catedral Metropolitana. «Si hubiera existido segregación, nunca se hubiera pensado en este artista para dicha tarea», observó.
Casi un millón 499 mil personas se reconocen
afrodescendientes, afromexicanas y negras
El estereotipo seis refiere a que «el racismo llegó con los colonizadores españoles»; sin embargo, la idea de «raza» proliferó hasta el siglo XVIII y no en el XVI como muchas veces se cree.
Acerca del prejuicio relativo a que «no hay personas relevantes de origen africano en la historia de México», la antropóloga puntualizó que los estudios han demostrado que José María Morelos y Vicente Guerrero (caudillos independentistas) fueron afrodescendientes.
A decir de Gabriela Iturralde no incluir a las personas afromexicanas en los libros de texto y no hacerlos parte de los relatos sobre la historia nacional, no significa que estuvieran ausentes, refirió a propósito del prejuicio ocho, el cual alude a que «las pocas personas que vinieron de África se integraron y desaparecieron».
El prejuicio nueve es el que se refiere a que «normalmente los hombres negros son proclives a la vagancia, la violencia y resistencia física», y bajo esta premisa equívoca fue que se concibió al africano para la esclavización, únicamente como mano de obra para aprovechar su supuesta condición física.
La décima idea preconcebida apunta a la hipersexualización de las mujeres negras. La especialista comentó que este pensamiento favorece la idea de que las mujeres afrodescendientes son por «naturaleza» proclives a la sexualidad y por estos prejuicios enfrentan maltrato y estigmatización.
El onceavo estereotipo alude al hecho de que «en la actualidad, los afrodescendientes en México son extranjeros», por lo que es necesario desarticularlo debido a que imposibilita el libre tránsito de estas personas en el país y su color de piel deja muchas veces en duda la veracidad de sus documentos al acceder a derechos públicos.
El prejuicio doce sugiere que «en la actualidad las personas afromexicanas sólo viven en las costas», pero en respuesta a esta conjetura, la Encuesta Intercensal 2015 del INEGI señala que casi un millón 400 mil personas se reconocen afrodescendientes, afromexicanas o negras en nuestro país. La mayoría se ubica en Oaxaca, Guerrero, Veracruz, estado de México y en la Ciudad de México, aunque también en otros lugares tienen presencia, como sucede en Múzquiz, Coahuila.
María Elisa Velázquez y Graciela Iturralde
Con relación al decimotercer estereotipo, el de que «las razas humanas sí existen», comentó que aunque se ha comprobado desde las ciencias sociales y biológicas que las razas no existen y que el ser humano pertenece a una sola especie, esta noción persiste actualmente en la sociedad y se utiliza para reproducir la falsa idea de que existen seres humanos inferiores y superiores. «Las razas no existen, pero el racismo sí», afirmó
La ultima idea errónea, acerca de que «reconocer en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a los pueblos y comunidades afromexicanas es dividir a la nación», debe cuestionarse, ya que el propósito es asegurar los derechos de los colectivos históricamente excluidos. «La realidad es que el Estado y la sociedad tienen una deuda histórica con las personas afrodescendientes, las cuales han sido a lo largo del tiempo invisibilizadas», puntualizó.
Para María Elisa Velázquez la ignorancia es una de las cuestiones que alimentan el racismo. «Cuando sepamos más de estas comunidades, las reconozcamos y nos sintamos orgullosos como mexicanos de tener este pasado afro, vamos a valorar y respetar a toda esa población», aseveró.
Adalid Maganda, que lo corrieron por el
color de su piel
Que despido de árbitro fue por bajo rendimiento
En cuanto al tema del árbitro Adalid Maganda y su despido de la Comisión de Arbitraje por el color de su piel, el presidente de ese organismo, Arturo Brizio, aseguró que en ningún momento hicieron de menos al silbante originario de Guerrero, sino que su bajo rendimiento fue el motivo de despido.
«Llama la atención que diga que se le insultó, que alguien se atrevió a hacerle un comentario racista, cuando es falso. Él no se va por ningún tipo de cuestión racial, se va por un tema de rendimiento», expresó Brizio, quien comentó que no pueden revelar las evaluaciones hechas a Maganda, debido a que se trata de « un tema confidencial de la Comisión de Arbitraje».

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